Walterio Gutiérrez camina entre la multitud que desde bien temprano se concentró en las inmediaciones de Paseo, una de las avenidas más céntricas de La Habana. A unos metros, la esquina de 23 y 12, donde hace 50 años el líder Fidel Castro proclamara el carácter socialista de la Revolución cubana ante la invasión mercenaria por Playa Girón. Casi a la misma distancia está la Plaza José Martí, que nuevamente celebra la victoria, llena de banderas y de pueblo.
Walterio fue nuestro primer entrevistado. Queríamos saber sus razones para madrugar este sábado 16 de abril. En su pecho varias medallas nos adelantaban su respuesta: “fui combatiente de Girón con 18 años. Yo conocí a la dictadura batistiana, por eso quiero a mi Revolución, por eso Girón no fue ni una aventura ni una locura, sino una decisión.”
Y sigue su paso entre la gente, porque él es un héroe de los que ama y defiende la paz y la soberanía, uno entre muchos que andan por las calles de la isla.
Ania vive al este de la capital. Vino al desfile con su hijo Andy. Ya le ha contado que a su misma edad, ella también acompañó a su madre en varias de estas manifestaciones revolucionarias. Es una tradición familiar, que empieza cuando apenas los pequeños pueden andar aprisa y los papás les suben a los hombros para que vean el mar de personas en el que nadan.
“Mira a esa señora, la del cartel…” Nos acercamos pero no quiso hablar, ya lo hacía a través de aquel simpático mensaje sobre la cartulina: “Obama, la gatica de María Ramos, tira la bomba y esconde la mano”.
Carlita a sus 69 años parece una colegiala, emocionada y feliz por la “fiesta de este día.” Trabaja en el Instituto de Neurología y Neurociencia del Polo Científico. Nos dice que aquí está, “para entregarle el plan de trabajo de medio siglo a la juventud, para que sigan el trayecto porque esto es lo más bello.”
-¿Y usted dónde estaba el 16 de abril de 1961?-le preguntamos.
“Imagínense me estrenaba de mamá. Tengo un hijo de 51 años, que hoy es neurólogo en el Hospital de Emergencia”-nos aclara orgullosa. “Aquel Girón fue de sangre, pero este es de alegría. La alegría de haber triunfado,” sonríe y vuelve a conversar con su compañero de labores Jesús Vialar, para quien “Cuba sigue en pie y luchando contra el Imperialismo. Con los cubanos no se puede, no podrán”, nos asegura.
La cultura por la paz
“Aquí estoy como un cubano más. Sentía nostalgia de asistir a un desfile, con la gente que yo quiero, con el público al que me debo.” Es el trovador Raúl Torres, el autor de Se fue y Candil de nieve. Le vimos mientras hacía unas fotos e indagamos sus motivaciones para llegar a la Plaza. “Soy de Matanzas y me toca muy de cerca esta fecha y los sucesos que acontecieron en Playa Girón.”
“Los cubanos estamos en deuda con nuestro país” –se suma a la conversación el cantante Luis Frank Arias. “Y los artistas, desde la cultura, estamos luchando por la paz del mundo.”
A unos pasos, desde un pullover, nos mira John Lenon que también está aquí “porque le da la gana.”
Otros músicos pasan muy cerca de nosotras: Pepe Ordaz, Gerardo Alfonso, Pupi, la compañía de teatro infantil La Colmenita, el Ballet Nacional de Cuba, la gente de Casa de las Américas…
La lista sería infinita si queremos seguir entrevistando, pero es tiempo de echar a andar. Nos dejamos guiar por una conga gigantesca. Esa es una de las mejores muestras de la alegría que nos hablaba Carlita. Nunca faltan en una marcha las manos deslizándose sobre el cuero de una tumbadora, los pulmones haciendo sonar a las trompetas, los cuerpos sudados, arrollando…
Y nos perdemos en la multitud con las banderas cubanas en el rostro, en los brazos, entre las manos, en el centro del pecho, surcando el aire. Vamos junto a los artistas, a los constructores, a las niñas y a los niños, a las maestras y médicos, a los jubilados y los estudiantes; a mujeres y hombres de todas las edades de Cuba y también de otras nacionalidades, que nos visitan y con sus cámaras no dejan escapar el momento, porque este es un día especial, en el que la Revolución cubana muestra las armas de la paz.
por: Miriela Fernández Lozano y Tamara Roselló Reina