“Vayan, pues, a las gentes de todas las naciones, y háganlas mis discípulos; bautícenlos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.”
Mateo 28:19
La evangelización está en crisis, predicadores ligeros con lecturas descontextualizadas y al pie de la letra junto a campañas masivas, casi maratónicas, tienen lugar en Santiago de Cuba como algo cotidiano del mundo eclesial. El fenómeno ha estado mucho tiempo frente a nosotros, pero ya es hora de abandonar la inercia y enfrentarlo.
Bautistas y episcopales así lo plantearon en el Espacio Teológico por la Semana de la Biblia, realizado los días 26 y 27 de septiembre en la Iglesia Episcopal Santa María. Convocados por la Red Ecuménica Fe por Cuba, los participantes –en su mayoría de la tercera edad- concluyeron que el evangelismo no es propiedad, sino mayordomía, un proceso permanente de conversión a la comunidad de fe.
“A veces tenemos los conocimientos y nos da miedo transmitirlos, también aparecen otros obstáculos como la ignorancia, el temor, la indiferencia y una mala experiencia. Somos cristianos y estamos llamados a evangelizar, con la sapiencia de que las acciones valen más que las palabras. Hemos de comunicar, compartir y encarnar el evangelio.
“Debemos aterrizar la evangelización en nuestro contexto, cada generación que la recibe y ejerce tiene sus propios términos. Las expectativas vienen con dos retos: aplicar lo aprendido y no estar ajenos a las injusticias”, expuso Esmeralda, facilitadora del espacio.
Aceptar al Señor no significa ser inmunes a los problemas y vicisitudes de la vida, sino enfrentarlos en el amor de Cristo, conscientes de que somos agentes de cambio en una sociedad que necesita transformarse en muchos sentidos.
Sensibilidad, flexibilidad, tacto, destreza, simpatía y determinación, enmarcados todos en la evangelización, pueden ser claves para la transformación.