Con 92 por ciento de las mesas escrutadas, Lugo aventajó a la candidata del Partido Colorado por más de diez puntos.
El vicepresidente del organismo electoral, Juan Manuel Morales, aseguró que “hoy le entregamos al pueblo de Paraguay unas elecciones con error cero”. Además, dijo que con la alta participación, que se situó en 65 por ciento, se demostró que la ciudadanía confía en la institucionalidad de la Corte Electoral.
“Esta institución es multipartidista. Hemos recibido la confianza de todos los votantes. Tenemos una gran participación”, manifestó Morales.
Antes de ser proclamado por el tribunal electoral, el recien elegido presidente paraguayo, Fernando Lugo, agradeció a los que lo acompañaron desde el inicio, y destacó que “los pequeños también están capacitados para vencer”.
Señaló que a partir de ahora la clase política del país suramericano no deberá hacer “nunca más política en base al clientelismo”.
“Hemos culminado una etapa y hoy comenzamos la otra, la del compromiso de transformar el Paraguay”, agregó.
Tanto el Presidente saliente Nicanor Duarte, como los candidatos a la Presidencia Blanca Ovelar de la Alianza para el Cambio y el Ex general Lino Oviedo reconocieron la victoria de Fernando Lugo en presidenciales paraguayas
Con Lugo en la presidencia, su compañero de fórmula, Federico Franco, fue proclamado como vicepresidente electo.
Celebración a lo grande
Tras conocerse los primeros resultados, miles de personas con banderas paraguayas y enseñas de los diferentes partidos políticos que participan en la coalición de la APC salieron a festejar por las calles de Asunción, para celebrar el triunfo del ex obispo Fernando Lugo en las elecciones generales de este domingo.
Con los gritos de “Paraguay, Paraguay”, “Lugo presidente”, “el cambio llegó”, numerosos jóvenes se manifestaron en el microcentro de la capital paraguaya, según reportes de medios radiales y televisivos.
El grueso de los manifestantes se concentró frente al histórico Panteón Nacional de los Héroes, donde miles de los protagonistas saltaron y bailaron.
Con ideas progresistas, Fernando Armindo Lugo Méndez puso fin a la hegemonía del Partido Colorado, que ha gobernado, entre dictadura y democracia, por más de 60 años en Paraguay.
En diciembre de 2006 fue cuando el ex obispo, siendo sacerdote de una de las regiones más pobres de Paraguay, decidió colgar los hábitos para retar en la lucha por el sillón presidencial al gobernante Partido Colorado.
Fernando Lugo, conocido ya entonces en el Paraguay profundo de Roa Bastos, por su apego a los más excluidos, resultó ser desde el principio un bombazo para el oficialismo. Su discurso a favor del cambio lo encumbró en la preferencia del electorado en una nación asfixiada por la pobreza y la corrupción
En la propuesta de un gobierno diferente, anclado en un mayor protagonismo popular, y ante el hastío generalizado por tanta desidia gubernamental, muchos analistas explican el porqué de la notoriedad alcanzada por el ex prelado.
La corresponsabilidad del pueblo en el gobierno ha subrayado Lugo no sólo se logra a través de los partidos políticos, sino también por medio de movimientos, asociaciones políticas, comisiones barriales y otras formas de organización social.
Para el candidato presidencial de la Alianza Patriótica para el Cambio, la democracia representativa, históricamente presentada como fórmula ideal, es sólo expresión de una democracia formal e incompleta que reduce al voto periódico el rol de la ciudadanía.
Observadores internacionales garantizaron las elecciones paraguayas.
El pastor argentino Juan Gattinoni, secretario regional Río de la Plata del Consejo Latinoamericano de Iglesias (CLAI) estuvo en Asunción, capital del Paraguay, el pasado fin de semana con motivo de las elecciones en ese país. Los resultados electorales colocarán en la presidencia al ex obispo católico Fernando Lugo.
“Hacia las 19 horas, el centro de Asunción era una fiesta. Jóvenes, familias enteras, gente de edad, con banderas paraguayas, y con la palabra ESPERANZA a flor de labios. Es que fueron 61 años de “coloradismo”. El Partido Colorado gobernó seis décadas por lo que hay generaciones que no han conocido otra realidad. Medio pueblo buscando mejor futuro en países vecinos, Estados unidos o España” dice el pastor Gattinoni.
Fiesta y llantos de emoción por que se puede cambiar, porque puede haber una esperanza, porque se puede acabar con aquello de “siempre nos mienten y después hacen lo que ellos quieren”.
En medio de la fiesta, subimos en el taxi para retornar al hotel donde estábamos residiendo. La cara y el acento al hablar nos delataba. “Uds. son extranjeros, de dónde vienen?” preguntó el taxista. “Somos observadores internacionales para las elecciones” afirmamos. “Gracias”, nos dijo, “porque por la presencia de Uds. hemos podido lograr esto, que no haya fraude y que reconozcan la voluntad del pueblo” relata el representante del CLAI.
“Saka” significa “transparencia” en lenguaje guaraní, y es el nombre elegido por un grupo de ONG´s paraguayas, que desde 1991 están bregando por asegurar la transparencia en los procesos electorales en su país. A través de un cómputo paralelo realizado a través de una red de aproximadamente 4500 voluntarios en todo el país logran tener en corto tiempo la certeza de las votaciones realizadas en la jornada electoral.
Participaron varios Observadores internacionales de distintas entidades. De las organizaciones ecuménicas latinoamericanas estuvieron presentes: CREAS (Humberto Shikiya, Catherina Bain), Church World Service (Rosa Lavecchia), Oikosnet (Germán Ziljstra) Consejo Mundial de Iglesias (Eunice Santana) SEDHU (Gerardo Iglesias) y CLAI (Juan Gattinoni).
Ligado a la Iglesia Católica durante la mayor parte de su vida, el ganador de las elecciones presidenciales de Paraguay, Fernando Lugo, apenas entró de lleno en el mundo de la política a finales del 2006.
Identificado con la centro izquierda, y con 57 años de edad, Lugo llega al poder con promesas de redistribuir los ingresos y emprender una reforma agraria.
El candidato opositor del partido Alianza Patriótica para el Cambio se hizo sacerdote en 1977 y de ahí partió a Ecuador donde trabajó como misionero y comenzó a interesarse en la corriente de la Teología de la Liberación, un movimiento dentro de la Iglesia Católica que hace énfasis en la necesidad de redimir las dificultades materiales de los pobres.
Luego, tras ser ordenado como obispo en 1994, estuvo trabajando durante una década en la diócesis de San Pedro, una de las más pobres en Paraguay.
Allí, su labor con labor con los campesinos sin tierra le valió ser conocido como “el obispo de los pobres”.
Lugo adquirió notoriedad a nivel nacional cuando el 29 de marzo de 2006 encabezó una masiva manifestación de protesta contra el gobierno de Nicanor Duarte Frutos. Ese mismo año decidió colgar los hábitos y dedicarse a la política.
Sin embargo, el Vaticano se rehusó a aceptar esa determinación con el argumento de que el sacerdocio es irrenunciable, suspendiéndolo de sus deberes religiosos.
La victoria del ex obispo representa otra prueba más del giro hacia la izquierda que se vive en la región. No obstante, Lugo ha dado muestras de querer distanciarse de posiciones más radicales como la de los presidentes Hugo Chávez, de Venezuela, y Evo Morales, de Bolivia. En todo caso su triunfo representa una ruptura con la tradición política de Paraguay donde el Partido Colorado ha gobernado durante 61 años.
Además de la reforma agraria, otra de sus propuestas es la renegociación de un tratado con el país vecino, Brasil, respecto a la suma de dinero que este último le paga a Paraguay por la energía procedente de la mayor planta hidroeléctrica del mundo, Itaipú.
Lugo gana las elecciones como candidato de la Alianza Patriótica para el Cambio (APC), que agrupa a diez partidos políticos y más de una docena de organizaciones sociales de izquierda, centro y derecha, encabezados por el Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), la principal fuerza opositora del país.