En 2006, parte del FSM se celebró en África, pero en el marco de un “foro policéntrico” que también se desarrolló en otras dos sedes de otros continentes: Caracas y Karachi, centro comercial de Pakistán.
A veces llamado “el carnaval de los oprimidos”, el foro reúne a quienes se oponen a las actuales modalidades de la globalización y a la preeminencia del capital en el ámbito internacional, entre otros asuntos.
Hassen Lorgat, director del departamento de campañas y comunicación de la Coalición Sudafricana de Organizaciones No Gubernamentales, aplaudió la decisión de celebrar este nuevo foro en África.
Lorgat dijo a IPS que la edición 2007 del FSM —del 20 al 25 de este mes— brindará una oportunidad para llamar la atención sobre los desafíos clave que afronta África.
IPS: ¿Qué significado tiene que África sea el único anfitrión del FSM este año?
HASSEN LORGAT: Hay muchas razones. Dada la marginación de África de la política y la economía mundiales, el continente sigue siendo un mero exportador de materias primas. Las vendemos a un precio irrisorio y las volvemos a comprar a Occidente luego que ya fueron procesadas, a un precio exorbitante.
Estamos luchando para obtener representación en importantes foros internacionales, como la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Muchos de los miembros de la Organización Mundial del Comercio (OMC) son pobres y susceptibles al soborno. África padece corrupción tanto interna como externamente. Nuestros sindicatos son débiles.
El FSM 2007 nos brinda tiempo para reflexionar y volver a dedicarnos a combatir la inmensa pobreza que tiene presa a África. En Nairobi evaluaremos todos estos desafíos.
Además, las reuniones previas en América Latina tuvieron un sabor latinoamericano. Es tiempo de que indigenicemos el encuentro de Kenia con nuestras peculiaridades africanas.
—¿Los participantes africanos van a viajar a Nairobi unificados en torno a temas comunes por los que esperan se avance en el FSM, o existe una percepción de que las personas de diferentes regiones del continente tienen diferentes esperanzas para el foro?
— El foro es un espacio en el que diferentes movimientos en África tendrán enfoques y estilos diferentes. A veces incluso tienen diferentes perspectivas ideológicas. Esto nos lleva a la pregunta de si nuestra diversidad nos está fortaleciendo o debilitando.
Pienso que tenemos esperanzas y fuentes de desesperación similares. Tomemos como ejemplo a las 24.000 personas que mueren de hambre cada día globalmente, y a las 8.200 que mueren de sida cada día, un gran número en Sudáfrica. Si no regresamos a estos temas centrales, con 1.100 millones de personas sin acceso a agua limpia en todo el mundo, estaremos haciéndole una injusticia a la humanidad.
Y, lo que es más importante, debemos comenzar a alcanzar acuerdos sobre qué causa la pobreza y la desigualdad y qué la reproduce.
—¿Hay algún tema particular que usted personalmente quisiera que se trate en el FSM?
—Pienso que necesitamos hacer nuestro el discurso contra la corrupción e integrarlo en una agenda progresista. Hace poco, el presidente Olusegun Obasanjo, de Nigeria, habló sobre eso. Dijo que cada año se pierden millones de dólares en su país, tanto en el sector público como en el privado. Pero la corrupción no solamente está relegada a Nigeria; es un problema global.
—¿Qué puede hacer el FSM para abordar los problemas de África que otras conferencias no hacen?
—El FSM es un congreso de niños exploradores. Todos van allí, organizan sus reuniones y se preguntan sobre sus propias cosas. Uno tiene líderes religiosos, organizaciones de mujeres, activistas contra el sida, y cada uno viene con su agenda. Todos ellos quieren ser escuchados. Pero tenemos que encontrar unos pocos puntos de acuerdo. Ése es un desafío para nosotros.
—Muchos delegados de otras partes del mundo estarán en Kenia para el FSM. ¿Qué clases de alianzas internacionales deberían construir los africanos para abordar asuntos de preocupación global, tales como las injustas reglas comerciales?
—La cooperación Sur-Sur de la que habla la gente debería ser llevada a niveles de la sociedad civil. Por ejemplo, la alianza India-Brasil-Sudáfrica es cooperación entre gobiernos. La sociedad civil debería estar involucrada.
—¿Qué espera que se lleven consigo los delegados y activistas que participen en el foro de Nairobi?
—Más acción, más pensamiento, trabajar juntos. Tenemos que aprender de los brasileños y los indios y de la revolución en América Latina, donde los países se están moviendo a la izquierda del espectro político.
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