La raza no se define por el color de la piel ni por la estatura ni por los caracteres anatmicos del cuerpo. Ni se contiene en unos lmites geogrficos ni en un nivel determinado sobre el mar. La raza no es la nacin, que expresa una comunidad regida por una forma de gobierno y por unas leyes; ni es la patria, que dice una especie de paternidad, de sangre, de lugar, de instituciones, de historia. La raza es algo espiritual que transciende sobre las diferencias biolgicas y psicolgicas.
Cuando el 12 de octubre de 1492, despus de setentids das de navegacin, el marinero Rodrigo de Triana divis tierra firme y Cristbal Coln y su expedicin llegaron a la isla que los nativos llamaban Gunahan, bautizada como San Salvador y ubicada en el archipilago de las Lucayas o Bahamas, el almirante levant el ceo convencido de haber llegado a las Indias Orientales. Por eso llam “indios” a sus habitantes.
Pero realmente, descubri Coln Amrica? Con aquella primera y lejana mirada, Europa crey encontrar deformidades de lo humano y lo natural en todo lo que no se le asemejara ni le resultara asimilable. A partir de esa visin comienza la negacin del otro, quien ya no ser asumido como tal sino como un estado inferior e imperfecto de nosotros mismos.
La conquista de Amrica, desgraciadamente, trajo consigo el estigma de esta negacin. Para Espaa, aquel 12 de octubre, fue el ao de la expulsin y el descubrimiento. Expulsados los judos y derrotados los moros, eliminada la heterogeneidad interna, un hombre sin patria, Coln, descubri un continente sin ms contenido, para l y sus compaeros, que los animales, las plantas, la riqueza y el paisaje. La heterogeneidad fue interpretada en funcin de los valores de los recin llegados, por lo tanto, quienes hablaban en una lengua distinta ni siquiera hablaban, quienes adoraban a otros dioses no los tenan y quienes amaban de diferente manera no eran capaces de amar.
Y mientras el navegante portugus y los colonizadores que le siguieron despus se metieron la manga hasta el codo para saquear las vastas riquezas de estas tierras, aunque para lograrlo tuvieron que embarrarse las manos de sangre, muchos pueblos originarios como los quechuas, aymaras, kollas, rapanui y mapuches, miraron hacia el cielo y en aparente silencio continuaron observando el movimiento del Sol y buscando convivir armnicamente con los ciclos naturales.
Cmo iban a entender los europeos la espiritualidad indgena, su ancestral cosmovisin construida a partir de la relacin de la comunidad con la naturaleza. La naturaleza, la “pachamama” de los pueblos andinos, que da la vida y es la vida misma. En la noche del solsticio de invierno, que es la ms larga del ao, el astro rey, el Tata Inti, inicia su acercamiento hacia la Tierra. En ese instante se marca el final del perodo de cosechas. Es el momento de mayor oscuridad pero, al mismo tiempo, es el comienzo de un nuevo viaje hacia la luz.
Robaron los conquistadores deca Mart una pgina al Universo! Aquellos eran los pueblos que llamaban a la Va Lctea el camino de las almas; para quienes el Universo estaba lleno del Grande Espritu, en cuyo seno se encerraba toda luz, del arco iris coronado como de un penacho, rodeado, como de colosales faisanes, de los cometas orgullosos, que paseaban por entre el sol dormido y la montaa inmvil y el espritu de las estrellas; los pueblos eran que no imaginaron como los hebreos a la mujer hecha de un hueso de lodo; sino a ambos nacidos a un tiempo de la semilla de la palma! .
Ms de quinientos aos no han podido borrar la ignominia de la empresa colonizadora en Amrica, como tampoco la voracidad creciente del gigante de las siete leguas, con sus ALCA, tratados bilaterales y su libre comercio Hoy millones de rostros indios, negros, mestizos, blancos, hijos y nietos de la “pachamama” celebran el 12 de octubre con un grito, un clamor que viene de la tierra y la memoria, de la lucha por los derechos de los excluidos y excluidas de esta parte del mundo que, a pesar de los pesares, intentan caminar hacia la luz.
