Inicio Cuba “Hay que ser honestos con lo que uno siente”

“Hay que ser honestos con lo que uno siente”

Mucho han contado de una parada a otra, y cuando las voces reposan, hay miradas y sonrisas que delatan, hay trazos de pluma que dibujan el abrazo del hermano:

“Latinoamérica, un pueblo sin piernas, pero que camina. Se lo estamos empujado mongo.

René, el intelectual”/

“Cuba, el país más cabrón.

Gracias.

No soy el mismo.”

Esto estamparon Residente y Visitante en el libro de memorias de la Casa, esa institución que a sus 50 años no deja de potenciar el diálogo con las nuevas generaciones, y que convocara a los músicos a intercambiar con los cubanos desde diciembre pasado como parte de su evento Casa Tomada. Al fin en la Isla, la agrupación boricua aceptó ir a ese gran hogar del pensamiento que guía el poeta Roberto Fernández Retamar.

Fueron instantes de júbilo, de aprendizaje y hasta de transformaciones. A su llegada, René había negado ser un intelectual: “tengo la suerte de que escribo cosas que riman y de que cuento con la ayuda de la música de mi hermano”. Sin embargo, la conversación en Casa sobre las luchas de Calle 13 en defensa de la identidad latinoamericana, siendo portadores de una sensibilidad que les permite captar el alma de los pueblos y al mismo tiempo cautivarla, les hizo confesar —sin abandonar el tono picaresco que los distingue— que hasta el momento no se habían pensado como intelectuales, pero que ahora todos se cansarían de escucharlos proclamarse como tal.

En momentos así florecía el “embrujo” de la cita en Casa. Por allí andaba reunida parte de la familia de los rumberos cubanos, el trovador Gerardo Alfonso, los cantantes de rap de los grupos Doble Filo, Cola Loca y Cubanos en la Red, DJs, pintores, estudiantes, diseñadores, realizadores de cine y hasta el maestro Juan Formell. No alcanzaron las veces al micrófono para agradecer la presencia de Calle 13 en Cuba, para invitarlos a escuchar nuestra música más reciente y para preguntar:

Muchos jóvenes en América Latina no están lejos del modelo “gringos wanna be”. ¿La canción en la que ustedes hablan de este fenómeno está inspirada en la sensación de que es inevitable realidad que las nuevas generaciones de latinos van camino del “fake”?

Pueden ir en camino, pero no necesariamente. Aquí yo no le he visto, aunque sí en otros países. Nos es que me parezca mal del todo, me burlo de eso, pero cada cual tiene su manera de ver el mundo y de afrontarlo, y si quieren ser gringos wanna be, está bien. Me da gracia, pues de momento si en Perú te empiezan a hablar en inglés, tú dices: “¿qué pasó?”. Y en Puerto Rico, cuando me paran en el aeropuerto y me hablan en inglés, no les hago caso, sigo caminando. “Sir, you have to stop”, me hago el que no entiendo, aunque haya vivido en Georgia tres años y comprendo lo que me dijo. Porque hay una “cosa latinoamericana” que es importante para mí conservar.

Ese tema lo escribí mirando la foto de dos personajes que viven en Miami, que me parecían perfectos para la canción, en la cual menciono a uno de ellos. Pero creo que Latinoamérica está creciendo para bien. Siempre pasan cosas fuertes, pero ella se está haciendo más fuerte. Te lo digo yo, que he viajado mucho y he recorrido bastante el Sur y el Centro del continente: está creciendo con ánimo, y por ahí vienen otros proyectos de parte de nosotros y otros músicos, que van a ayudar a que siga progresando.

Eduardo y René ya están montados en uno de esos botes que pinta el artista Alexis Leyva (Kcho), quien ha llevado desde el corazón de Cuba hasta Haití, la Brigada de Solidaridad Martha Machado. El binomio, que se ha dejado seducir con la idea de ir hasta la tierra de Louverture para contribuir a “levantarla” luego del sismo, también pone fe en otros proyectos como el de realizar un documental sobre su paso por la frontera de Estados Unidos hacia México —“si es como ilegales mejor”— para ayudar a los migrantes y decirles: “voy pa mi casa porque allá la cosa está mala”.

Sin mapa, otro filme en el que siendo un par de músicos desconocidos documentaron su viaje por el continente americano, mostrando algunos rasgos de las comunidades y dando fe a la vez desde su vocación humanista, recuerda, inevitablemente, el periplo que hiciera el bisoño Ernesto Guevara (Che) por América entre 1951 y 1952. ¿Tuvo algo que ver esta historia con la inspiración del viaje de Calle 13? ¿Qué experiencias guardan de este recorrido del dúo que hiciera nacer el tema “Los de atrás vienen conmigo”?

Sí, muchas personas hablan del paralelo entre nuestro viaje y el del Che —explica Eduardo—. Ese recorrido fue muy importante para nosotros al ser el final de un disco que tenía mucha influencia latinoamericana. Lo bueno de ese viaje fue lo bonito que vimos y lo duro también. Cómo en algunas comunidades funciona todo perfecto, tenían paz, tranquilidad; pero cómo viven, por otra parte, los grupos desplazados, que fueron movidos por los colonizadores hacia lugares secos, con pocas condiciones para ser habitados.

Otra alma latinoamericana, la de Mercedes Sosa, no solo acompañó a la banda en la canción “Niños de la calle”, que fue un sueño cumplido para ustedes. La Negra —ha dicho René— enseñó más de lo que podía aprenderse en la escuela y e hizo que un pueblo (Puerto Rico) “sintiera menos miedo”. Para no defraudarla, para que siga dando “gracias a la vida” desde la eternidad, ¿cómo lograr que las manos no sean “inútiles fardos” y “el corazón apenas una mala palabra”?

Como músicos, la mejor manera es tratar de ser honestos con lo que vemos —señala René—. Eso quizás te da un grado de objetividad que es crucial para narrar. Hay que ser honestos con lo que uno siente. Yo por ahora lo estoy siendo, y lo juro por mi madre que lo seré siempre. Si me siento encojona´o, lo voy a decir; si me siento contento, lo voy a decir; si lo que veo no me gusta, lo voy a decir, sin importar que nadie me entienda o que digan que estoy mal.

Fluyendo

En Casa de las Américas un niño quiso saber qué impulsó a Calle 13 a cantar y a hacer reggaetón. Residente contó que había sido poco a poco: “las motivaciones fueron variando y creciendo cada vez, era como una necesidad; pero no formamos parte del reggaetón, no porque no nos guste, sino porque llevamos otro tipo de mensaje, y solo fue una herramienta que encontramos a nivel rítmico para llegarle al barrio. Uno no se debe cerrar, tiene que ver de qué manera le entra a la gente”. Visitante habló de la influencia de la familia que promovió en ellos el arte como una opción, y confesó además, que fue su hermano quien lo convenció para que mezclara los géneros a pesar de sus reservas.

No era la primera vez que los músicos eran preguntados en Cuba por su manera de asumir la creación, y otra vez dijeron algo que puede antojarse ya como una marca del dúo: “todo tiene que ver con el fluir de nuestro trabajo”. ¿De qué hablan? Digamos que de una suerte de lubricante que les permite deslizarse sin mucha atención entre las clasificaciones: “no hacemos caso cuando nos encasillan conceptual o musicalmente —apunta René— seguimos fluyendo, nos conectamos, hacemos lo que sale; aunque el 80 por ciento pensamos en nosotros y si le gusta a los demás, está mejor”.

Sobre el proceso de trabajo añade Pérez Joglar que se debe en gran medida a los viajes que realiza el grupo: “viajo más de lo que leo, pero eso, al menos, me permite ver muchas cosas que escribo exactamente como las vivo. Quizá el haber estudiado arte me dio esa sensibilidad de ver lo que alguna gente no aprecia. A veces exagero. He llegado a casa borracho y escribo cosas que después no me gustan, pero también las uso. Por otro lado, son buenos para nosotros los períodos en que estamos separados mi hermano y yo y cuando luego nos juntamos nuevamente”.

Otra de las particularidades de Calle 13, señala Eduardo, es que en la mezcla de ritmos, asumen la creación como un momento para aprender. “Es muy importante trabajar con la sensibilidad del tema, y trato de que lo dicho por mi hermano esté apoyado por la música”. “Es chévere andar a la par —añade René— para que no pase como muchas veces en el género urbano, en que música y letra no están a tono”.

También estos hijos de Puerto Rico han resignificado el concepto de lo urbano en la creación musical: “el género habla de lo que nos rodea. No hay que vestirse de rap; para mí Rubén Blades y Manu Chao pueden incluirse aquí. Siento que nuestra música pertenece a esta variante porque hablamos de lo que vemos. Para mí es tan atractivo estar en la Sierra Nevada con los indios aruacos, aprendiendo cómo sobreviven entre el fuego cruzado de la guerrilla y los paramilitares, como ir a Miami y ver a tres muchachas moviendo el culo”.

Rebeldes. Esta pista sobre quiénes son Eduardo y René nos la da de entrada su uso del idioma. Pero también esa idea ante la que se quedan pensativos, como descubriendo: han saboteado el mercado de discos distribuyendo gratis algunos de los suyos. Un recuerdo le viene a la mente a Residente. “Escribimos `Querido FBI´ por la molestia que nos causó saber que a Filiberto Ojeda lo dejaron desangrarse. No teníamos disquera, estaba coqueteando con una y cuando sacamos el tema, medio Puerto Rico se puso en contra de nosotros. Pero lo difícil es lo atractivo para mí. Después del primer CD resultó que me pedían más canciones así. Quiere decir que los acostumbramos y eso es grandioso, porque en nuestro país una persona que hable de la independencia no llega ni a la esquina. (…) Lo que importa es que la música salga, no importan las condiciones, yo pirateo, me da lo mismo que me pirateen, así hay un intercambio”.

“Tampoco me importa un carajo si este disco se vende/ si yo quisiera vender algo montaba una tienda. / Prefiero regalarte música, aunque tu no la entiendas”. Sin embargo, hay una verdad incontestable: una cosecha de premios que se agiganta. ¿Cómo los reciben?

Con alegría. Nos dan como oxígeno para seguir haciendo barbaridades. Es como una licencia. Nosotros decimos que tenemos la Calle 13 card, y cada vez que pasan los premios se llena, porque nos dan una oportunidad para hacer otro tipo de cosa. Siempre había pensado de qué manera nos ayudan: no son para ponerlos ahí y decir que ganaste; en verdad te ayudan a hacer más “Querido FBI” y a establecer ese balance. Ahora mismo tenemos espacio en el disco para lo que queramos gracias a los premios. Entonces, volvemos, decimos lo que decimos, todo el mundo se molesta, ganamos un premio y nos dan otra oportunidad. Esa ha sido la manera.

http:// Calle 13 en red

Las camisetas que portó el grupo boricua en la última ceremonia de entrega de los premios MTV levantaron ronchas por sus mensajes políticos. Frases como “Uribe para-militar”, “Micheletti rima con Pinochetti” iban estampadas en el pecho de los músicos, aunque no las pensaron solos. René cuenta que recopiló los mensajes más repetidos y creativos de los que habían posteado recientemente varios usuarios de la red Twitter en Internet. “Era una manera de darle voz a esa gente”.

El perfil de Calle 13 en Twitter se ha convertido en eco inmediato del grupo. Los anuncios publicados allí permiten seguirlos paso a paso y eso, además de su ya ganado renombre a partir de la música, les ha permitido estar más cerca del público. ¿Por qué han decidido mantener actualizado su estatus en Twitter? ¿Cómo valoran el potencial de las redes sociales inscritas en la llamada Web 2.0 y su posible contribución al trabajo del grupo?

Es importante para comunicarse con mucha gente a la vez. Tenemos seguidores y otros a quienes aunque no les gusta la música que hacemos, leen lo que escribo. Sirve lo mismo para anunciar un concierto, que para cuando uno asume una postura y quiere decirlo. Rompe con lo que lo que hay en el medio entre quien escribe la noticia y el artista, porque estás tirando la información directo y el que quiera agarrarla puede hacerlo. Es vital para mí como artista pero si no lo fuera también tendría Twitter, para enterarme de muchas cosas. Por ejemplo, supe del terremoto de Chile por esa vía y dicen ellos que ayudé, porque iba contando lo que me escribía otra persona que estaba allá —¡la tecnología está brutal!— y la gente que no tenía electricidad, se iba enterando por el celular o se iba a encontrando con otras personas. Internet es algo fundamental. Estaría chévere que poco a poco crezca acá; es importante, es una manera de viajar sin gastar dinero.

Las limitaciones que aún tiene el acceso a la Web en Cuba no son secreto para nadie. Sin embargo, ante la pregunta de “¿Cómo revisan Twitter desde aquí?” la respuesta de Residente se ganó un aluvión de aplausos: “Cuba es tan bonita que no me interesa revisarlo”.

De una isla a otra
La Mayor de las Antillas les había llegado por la música. René recuerda que cuando estudiaba animación en Georgia, en una clase de dibujo a la que sus compañeros llevaban sobre todo música de Norteamérica, a él se le ocurrió una vez poner un disco de Compay Segundo: “fue el día que más lindo dibujé”.

Los hermanos saben que cuando arriben a Miami, al concierto por el aniversario de la disquera que les grabara su primer fonograma, les van “a caer encima” reprochándoles por esta visita. “No me importa, declara” René. Y hay que creerle, porque ya Calle 13 cocina su colaboración con una cantante cubana y habla de una semanita en la Isla para estudiar la música. Dice el líder del grupo que abrió en la mañana la ventana de su habitación… tal vez, con la brisa y la luz, haya entrado por esa rendija la visita del ángel de la inspiración en este suelo.

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