Mario Flores Lara. Psicólogo Comunitario
Los siete mil millones de seres humanos que respiramos en esta burbuja azul que flota en el universo nos parecemos en pocas cosas. Una similitud cardinal de nuestra especie es que somos Diferentes.
La Diferencia constituye y enriquece la Diversidad, y esta conforma el patrimonio cultural de las sociedades que habitamos. Pero sobre todo, la Diversidad es y será la arcilla fundamental de los proyectos colectivos que aspiran al respeto de la dignidad humana y al bienestar de todxs.
La negación de la Diversidad es un síntoma Colonial, que se fue gestando en la instauración del absolutismo de un proceso civilizatorio de sanguinaria evangelización iniciado en el siglo XV, y que focalizó en tierras de Nuestra América uno de los epicentros subjetivos de la Conquista: la Invisibilidad del Otro.
Y la denominación “Invisibilidad” puede tener un sabor a eufemismo en territorios antillanos, donde los pueblos originarios fueron sometidos a brutal exterminio.
Y también por ahí se van trazando los desafíos para ponderar Lo Común, para potenciar los Proyectos Sociales, para fortalecer los Horizontes Comunitarios; todo ello como antídotos a insuficiencias individualistas, egocéntricas y excluyentes. Los desafíos de Descolonizarnos, de mirarnos con ojos propios, de valorar nuestras raíces, de iluminar las utopías.
Mirar – Escuchar – Valorar la presencia de lxs Otrxs requiere ser un ejercicio de pensamiento crítico permanente, para trascender paradigmas societales sustentados en el Yo y para seguir consolidando una cultura del Nosotrxs.
Un Nosotros donde todxs nos sintamos convocados a fluir en nuestras similitudes y a convivir en nuestras diferencias. Un Nosotras que contemple el diálogo como mecanismo, la voluntad como condición, la multiplicidad como identidad. Un Nosotros que se nutra de corazones nobles, de consciencias humanistas, de sentipensares generosos. Un Nosotras sustentado en el Bien Común y que expanda los Sentidos Comunitarios.