Las otras entidades que han hecho presencia pública esta semana, con su posición ante el condenable hecho son el Consejo de Iglesias de Cuba (CIC), el Centro Martin Luther King y el Seminario Evangélico de Teología (SET), de Matanzas, además de una declaración hecha por la Coordinación Obrero Estudiantil Bautista de Cuba (COEBAC), por entender que tales métodos se contraponen a los principios cristianos que siempre se han fomentado en Cuba.
La alta jerarquía de las Asambleas de Dios expresa que ese templo –ubicado en Infanta y Santa Marta, Centro Habana– resulta un inmueble histórico de esa organización religiosa “que siempre ha funcionado como un centro evangélico para proclamar la sana doctrina del Evangelio de Jesucristo y pastorear, restaurar y guiar en la verdad a miles de personas”, exceptuando al pastor Braulio Herrera Tito, quien fuera expulsado el pasado 28 de abril de 2010 “por violar los principios bíblicos fundamentales del Evangelio que creemos y enseñamos, usando la posición que antes tuvo, para manipular a los creyentes, separar a los matrimonios, dividir a los padres de los hijos y proclamar una enseñanza Biblia en total desacuerdo y desacato a lo que esta organización ha sostenido y sostiene actualmente”.
El documento habla de que, con antelación a la expulsión, se trabajó con él “en un noble y persistente propósito de corregirle, lo cual fue rechazado de manera constante y creciente” y que, habiéndose producido la actual crisis, la dirección de las Asambleas puso en alerta a las autoridades del país de lo que estaba sucediendo, cuando familiares acudieron a su oficina nacional, alarmados y desesperados, al recibir mensajes a través de celulares con expresiones tales como “…estamos en un pacto de vida o muerte con el pastor…”; “…estamos en disposición de morir por Jesús…” o “…estamos listos para nuestra glorificación…”, lo cual –señala el documento– expresa “el peligro de una manipulación fanática extrema, que nada tiene que ver con lo que esta Iglesia, a través de sus pastores, maestros y predicadores ha enseñado continuamente”.
Un comunicado firmado por los máximos líderes del Consejo de Iglesias de Cuba (CIC), el Centro Martin Luther King y el Seminario Evangélico de Teología (SET), de Matanzas, expresa que “Como hombres y mujeres de fe lamentamos, profundamente, que eventos de esta naturaleza sucedan. Ante todo porque ninguna acción que pudiera lacerar o poner en situación de vulnerabilidad a cualquier ser viviente, especialmente niñas, niños y mujeres embarazadas, puede ser mirado con simpatía, muchos menos con solidaridad. Pero cuando se involucran en estos actos personas que se reconocen como cristianas para muchos de nosotros se nos hace más incomprensible”.
También expresa que el Evangelio de Jesucristo trae un mensaje liberador, una buena noticia, que se contrapone a la actual actitud, cuando en las Sagradas Escrituras no hay nada “que pueda justificar un alejamiento de la realidad para marcar una frontera entre aquellas personas a las que, supuestamente, Dios puede mirar con mayor consideración que otras. Por el contrario, el Dios de la fe bíblica, el Dios de nuestro Señor Jesucristo, no se cansa de mirar a toda criatura viviente con amor y misericordia; no deja de insistir en mostrarnos el abrazo ilimitado con el que acoge no sólo nuestra raza humana, sino todo aquello que comparte el mismo aliento de Vida que insufló a toda su Creación, y que compartimos en igualdad de condiciones con todo ser vivo”.
Por su parte, la Declaración de la COEBAC planta que “Con gran indignación recibimos la triste noticia de que se hacen eco los medios de difusión de nuestro país, y del mundo, acerca de los sucesos protagonizados por Braulio Herrera Tito en el templo de Infanta, esquina Santa Martha. Conocedores de la tradición evangélica y el compromiso social que las iglesias Pentecostales han tenido en Latinoamérica y de alguna manera, también, en Cuba, consideramos este hecho una flagrante violación y manipulación a los principios del Evangelio de ese Dios que se hizo carne en Jesús y vino a dar su vida para salvación de los seres humanos, que ha sido, históricamente, el centro de la predicación de pastores y misioneros de esta denominación.
“Actitudes como estas, donde el fundamentalismo y el extremismo religioso se dan la mano, se convierten en pesado lastre para el buen testimonio que los verdaderos cristianos y cristianas, por años, hemos venido construyendo en nuestro país, donde por nuestras peculiaridades no ha sido nada fácil la tarea”.
El documento de las Asambleas finalmente reitera, “tanto a las autoridades como a la familia y a los miles de creyentes de nuestras denominaciones hermanas, que mantendremos la disposición a cooperar con una solución favorable que proteja la integridad física de los que adentro están como primera prioridad, y nuestra segunda prioridad es que Braulio y los que le apoyan no puedan seguir utilizando nuestro templo para este propósito totalmente contrario a lo que está destinado, por lo cual mantendremos total firmeza y decisión en el propósito que queremos alcanzar”.
En ese mismo sentido los organismos ecuménicos plantean que esperan “confiados en que el buen juicio tenga la decisión final”, y el texto de la COEBAC hace énfasis en que “en la búsqueda de una solución a esta situación, podamos ver la obra de su Espíritu (refiriéndose a Dios) y lograr la unidad necesaria para que el mundo crea”.
Entre las personas allí recluidas se encuentran 19 menores y cuatro embarazadas, quienes reciben atención médica por parte del Estado cubano, y las autoridades policiales preservan el lugar, mientras se busca solución al conflicto que mantiene en vilo a la población ante inédito hecho, cuando se continúan las conversaciones y las gestiones necesarias, a fin de terminar con tal acto de manipulación y fanatismo religioso, si se tiene en cuenta que el actual clima entre autoridades e iglesias cubanas es de plena colaboración y entendimiento.
El ex pastor pentecostal Braulio Herrera Tito, al momento de redactar esta nota, no había hecho declaraciones del por qué de esa decisión, cuando a todas vista se observa que se trata de una burda manipulación de la fe, entre personas sencillas del pueblo, en función de mantener su status e intereses personales más allá de un verdadero espíritu salvífico y de redención para sus feligreses.
tomado de: Consejo de Iglesias de Cuba