Las y los representantes de una gran diversidad de organizaciones sindicales, campesinas, indígenas, de mujeres, de jóvenes, de pobladores, de derechos humanos, del medio ambiente, en general de organizaciones sociales y civiles que integramos redes hemisféricas como la Alianza Social Continental y que nos encontramos reunidos en la IV Cumbre de los Pueblos de América también aquí, en Trinidad y Tobago, les hacemos llegar el mensaje de los pueblos que representamos:
1) La Cumbre de las Américas continúa estando marcada por la exclusión y la falta de democracia. En primer lugar, consideramos inexplicable e inaceptable que se continúe excluyendo a Cuba de los foros hemisféricos gubernamentales; no existe razón alguna que lo justifique, mucho menos cuando la totalidad de los países del continente, con la ya única excepción de EU, mantienen relaciones normales con esa nación soberana. Exigimos la inclusión plena de Cuba en todo espacio hemisférico en el que desee participar y, sobre todo, el fin del ilegitimo e injusto bloqueo impuesto por Estados Unidos contra la isla ya durante décadas. También condenamos la falta casi total en la mayoría de los países del hemisferio de vías de participación y consulta social democrática sobre las decisiones que se toman en la cumbre oficial y que afectan los destinos de nuestras naciones, exclusión que es una de las razones por las que nos encontramos aquí en la Cumbre de los Pueblos. Queremos en este sentido levantar la más enérgica protesta por todos los obstáculos, hostigamiento y arbitrariedades que ha debido enfrentar nuestra cumbre para su realización, entre ellas detenciones, deportaciones, interrogatorios, maltratos, vigilancia, falta de facilidades y garantías.
2) Ante la grave crisis que azota al mundo y en particular a nuestro hemisferio, que expresa también el fracaso del modelo del mal llamado “libre comercio”, resulta más evidente que el proyecto de declaración de la cumbre oficial está muy lejos de representar el indispensable y urgente cambio que la realidad actual y las relaciones hemisféricas reclaman. Notamos con alarma que tal proyecto opta por ignorar el significado de una crisis de dimensiones históricas, como si de esta manera pudiera desaparecerla. La declaración oficial cubre de retórica, de ambigüedad, de supuestas buenas intenciones sociales sin sustento concreto, la falta de un giro indispensable en la política hemisférica y, peor aún, de pasada insiste en dar como soluciones más de lo mismo, más de la medicina que se convirtió a su vez en la peor enfermedad, es decir, más neoliberalismo y libre comercio, además de ratificar el apoyo a instituciones anacrónicas que contribuyeron a la debacle actual. Así sea por omisión, dejar a espacios como el G-20, de por sí ilegitimo y excluyente, la determinación de una supuesta salida a la crisis, con “recetas” como el dar más recursos a través del repudiado FMI, es continuar en un circulo vicioso. Anular las deudas ilegitimas de los países del Sur, en lugar de volverlos a endeudar, es una salida que sí podría poner a disposición de los países recursos para el desarrollo.
3) De crisis anteriores surgió como “salida” el modelo neoliberal, que sólo condujo a una peor crisis. La salida de ésta no puede ser más de lo mismo. Los movimientos y organizaciones sociales del continente decimos que otra salida a la crisis es posible y necesaria, no aquella que reactive el mismo modelo económico o incluso uno aún mas perverso; no aquella que continúe mercantilizando todo, incluida la vida, sino aquella que posibilite avanzar en colocar el Buen Vivir para todos por encima de las ganancias de algunos. No se trata solo de resolver una crisis financiera, sino de superarla en todas sus dimensiones, que incluyen también las crisis alimentarias, climática y energética, garantizando la soberanía alimentaria de los pueblos, terminar con el saqueo de los recursos naturales del Sur y pagar la deuda ecológica que se tiene con ellos, y desarrollar estrategias energéticas sustentables. Si los gobiernos reunidos en la Cumbre oficial renuncian a abordar explícitamente los cambios urgentes que se necesitan, renuncian también a cualquier apoyo de sus pueblos. Saludamos desde ahora la posibilidad de que algunos presidentes del Sur manifiesten con dignidad en el evento oficial alternativas coincidentes con las levantadas por los pueblos de América.
4) Exigimos que en lo inmediato la crisis no signifique como siempre el cargar sus costos sobre los hombros del pueblo trabajador del continente, como ya se está haciendo. Exigimos que, en lugar de dedicar miles de millones de dólares al rescate de los especuladores financieros y las grandes corporaciones que se beneficiaron antes y provocaron la crisis, para luego volver a lo mismo, se rescate a los pueblos, porque además de esa manera puede potenciarse las economías nacionales y propiciar una recuperación dirigida a un desarrollo verdadero que invierta el orden de los beneficiarios, dando prioridad a los seres humanos.
5) Demandamos igualmente que la crisis no se convierta en un pretexto para atacar o reducir los derechos sociales conquistados. Los derechos no cuestan. Por el contrario, la mejor salida a la crisis es ampliar los derechos, hacer realidad el Trabajo Decente, las libertades democráticas, los Derechos Humanos, Económicos, Sociales y Culturales, comenzando por reconocer por fin el respeto pleno de los derechos colectivos de los pueblos originarios, y los derechos de más de la mitad de la humanidad, los de las mujeres.
6) Una salida justa y sustentable a la crisis pasa necesariamente por replantear en su totalidad las relaciones hemisféricas y enterrar el modelo del mal llamado libre comercio. No más TLC’S. Es necesario remplazar los TLC’S que han venido proliferando por un nuevo modelo de acuerdos entre naciones basado en la equidad, la complementariedad, el beneficio reciproco, la cooperación y el comercio justo, y que preserve el derecho al desarrollo, el derecho de las naciones a proteger sus bienes y recursos estratégicos y su soberanía. Procesos de integración regionales que se desarrollen sobre estas bases son también una palanca poderosa para enfrentar la crisis y promover otra salida; llamamos en particular a los gobiernos de países del Sur que han avanzado en procesos de esta naturaleza a profundizarlos, a no perder autonomía y a no apartarse de este camino. Proyectos perversos y hegemonistas como el ALCA deben ser enterrados para siempre. Emplazamos a los gobiernos de la región, y en particular a la nueva administración de Estados Unidos encabezada por el presidente Obama a que hagan explícita su postura sobre el futuro de iniciativas como la prohijada en los estertores de la administración Bush llamada Caminos para la Prosperidad en las Américas, que no solo pretende revivir el cadáver del ALCA sino extender la subordinación del continente a las políticas y fuerzas de seguridad de Washington. Desde ya decimos que los pueblos de América no lo permitiremos.
7) La cooperación entre las naciones no puede incluir la militarización de nuestras sociedades con pretexto alguno, ni la subordinación de las políticas de seguridad de cada país a los intereses de potencia alguna, o mucho menos la restricción de los derechos humanos y las garantías individuales. Exigimos el cierre de todas las bases militares, la salida de las tropas y la retirada de la IV Flota de Estados Unidos de aguas y territorios de América Latina y el Caribe. Cualquier futuro justo para las Américas implica acabar con toda forma de colonialismo en el Caribe y el continente, empezando por terminar con la dominación colonial sobre Puerto Rico.
Sras. y Sres presidentes: escuchar a sus pueblos y actuar en función de sus intereses y no de las ganancias de unos cuantos es la única salida real a la crisis, duradera, sustentable y hacia otra América más justa.
Alianza Social Continental / IV Cumbre de los Pueblos de América