Palabras claves: identidad, articulación social, movimientos sociales, paradigmas emancipatorios.
Domingo 29 de abril. Trascurre la tercera jornada del VII Taller Internacional sobre Paradigmas Emancipatorios, un espacio plural que explora caminos para el futuro común. La agenda de debates de este día propuso la diversidad, la identidad y la articulación en la construcción de alternativas.
Justo en la intercepción de las calles habaneras Sol y Cuba está ubicado el antiguo Convento de Santa Clara. Sugerente alianza la de este punto de encuentro que sirve de sede a personas de diferentes procedencias que buscan tejer alianzas para su lucha por un orden mundial de paz y justicia social. A diferencia de los momentos iniciales del Taller, en los que todas y todos se miraban y escuchaban en el intento por descubrir el origen del interlocutor, a esta altura del programa es más común la familiaridad que la extrañeza.
Hombres y mujeres, jóvenes y más adultos, intelectuales, trabajadores, estudiantes, religiosos, sudamericanos y norteamericanos, han compartido una plataforma de acción y pensamiento que los une y que quieren profundizar más en lo adelante como parte de la resistencia al sistema de dominación múltiple del capitalismo global.
El Grupo América Latina: Filosofía Social y Axiología (GALFISA) del Instituto de Filosofía, promotor en la Isla desde 1995 de estos Talleres Internacionales sobre Paradigmas Emancipatorios, invitó a profundizar desde la discusión colectiva, en los procesos de construcción de las identidades en los movimientos, redes y organizaciones.
“Desde nosotros mismos” comenzó el ejercicio grupal para reconocer la diversidad como principio constitutivo de estas alternativas esperanzadoras. Por unos minutos hubo que desprenderse el “yo” para ser “el otro o la otra” e intentar asumir la identidad de las mujeres, de los indígenas, de los campesinos, de los afrodescendientes, de los ambientalistas, de los comunicadores, de los que trabajan y viven en espacios barriales, de los que defienden el derecho a la diversidad sexual… en suma, los excluidos. Y ponerse en el lugar de aquel que no somos, pero que es nuestro semejante, exigió ceder autoridad, conjugar la empatía, la humildad, el respeto a la diferencia.
Aquí está uno de los retos del Movimiento Social Mundial: enriquecer esa relación entre identidad y diversidad, juntar desde el reconocimiento de lo que nos particulariza, y a la vez nos hermana. No basta con saber que coexistimos en el mismo tiempo histórico, que tenemos un sitio aparentemente conquistado o asignado por herencia. El capitalismo se ha empeñado en hacer ver las diferencias, en poner intereses en pugna e incomunicar a los grupos sociales. Toca de una vez articular a esas fuerzas.
Juan, un argentino dice que “nos han arrebatado todo y la identidad es lo único que nos queda, ella es el último bastión.” Como está seguro que un punto de vista solamente no puede transformar al mundo, necesitamos dar cabida a todas las visiones que anhelan cambiar la realidad. “Aprovechemos la globalización, pero en el sentido nuestro,” a favor de la integración.
Maidy, una joven profesora universitaria cubana, sugiere “el diálogo con otras culturas, encontrarnos dentro de lo múltiple.” Y Juan Francisco, otro cubano, pregunta en voz alta “¿cuánto tengo que dejar del sujeto social que soy para alcanzar una nueva cultura que fortalezca esa interrelación?” Alguien alerta sobre las mediaciones que nos frenan en este proceso complejo de articulación de ideas plurales, del tiempo que nos tomará esa transformación y del impulso que precisa esta causa para que no quede en el intento, para que perdure.
A la memoria de este VII Taller se suman después de esta sesión de trabajo, nuevas propuestas de sus participantes:
-hay que profundizar en nuestras identidades,
-enfocarnos en lo que nos unifica, respetando las diferencias,
-retomar los aportes de pensadores y teóricos sociales, contextualizándolos a nuestras realidades y a la época actual,
-conocernos más como grupos dentro de este movimiento global que entretejemos,
-aprovechar al máximo todos los espacios de encuentro para seguir construyendo procesos históricos y culturales en los que los seres humanos sientan que lo esencial no les es ajeno.
Y no habrá que esperar mucho para impulsar estos proyectos porque desde ya los asistentes a este encuentro toman sus direcciones, compartes textos, ideas y sueños para seguir juntos, iguales y diferentes.