En el contexto del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, en América Latina grupos de mujeres de diversas latitudes y experiencias, impulsan el Paro internacional de mujeres. Paran de ir a sus trabajos por no tener derechos asegurados, paran para frenar los feminicidios, paran para exigir su lugar en la construcción de políticas, paran para celebrar la rebeldía y la lucha, paran para denunciar el patriarcado allí donde quizá no haya guerra pero sí hay la violencia de la reproducción de la injusticia del sistema.
Además, se cumplen ya dos años del asesinato de nuestra amiga Berta, Berta del río y la llanura, de los pobres y necesitados, de las hambrientas y excluidas, de la sonrisa y la paciencia, de la lucha sin límites, de Honduras y de toda América.
A dos años del crimen, en Honduras ocurre un grave fraude electoral para sostener el régimen de Juan Orlando Hernández completamente al servicio de intereses y mandatos de EEUU para mantener un territorio entregado a las trasnacionales que saquean sus recursos en otra época colonial que se abre paso en nuestro continente, una época en la que nuestros pueblos vuelven a ser colonia no ya de un Estado metrópoli sino del capital de unos pocos.
Este 8 de marzo, la Red de Educadores Populares y la Red ecuménica Fe por Cuba, animadas por el CMLK se encuentran para denunciar el crimen de Berta una vez más y exigir justicia, respeto a la democracia y al pueblo hondureño y para enviar un mensaje a nuestros hermanos en Honduras de lucha y solidaridad desde Cuba contra ese régimen que se ha perpetuado con mentiras en estas elecciones para seguir matando y criminalizando las resistencias del pueblo.
Nos encontramos para expresar nuestra solidaridad con el Paro de mujeres porque las mujeres cubanas tenemos muchos desafíos por delante y tenemos que profundizar nuestra lucha contra el patriarcado, contra la violencia, las desigualdades y las injusticias que se pueden llegar a naturalizar en nuestro pueblo después de que la Revolución alcanzó la mayor profundidad en la conquista de nuestros derechos. Las mujeres cubanas estamos unidas a las de todo el mundo en esta batalla que tiene en el asesinato de Berta un doloroso ejemplo de lo que puede llegar a hacer el sistema para reprimir nuestra fuerza, pero se multiplica en cientos de hechos cotidianos conocidos o no, en los que las mujeres pagamos la osadía de serlo.
Las mujeres de nuestras redes, educadoras populares, cristianas comprometidas, instructoras de arte, delegadas de poder popular, ambientalistas, líderes del barrio, profesoras universitarias, nos unimos también este 8 de marzo para denunciar el papel del fundamentalismo religioso en toda América Latina y en nuestro país que arrincona a mujeres en bancos silenciados, que muchas veces niega el derecho de ser pastoras en nuestras iglesias, que cultiva vínculos que giran alrededor del dinero.
Necesitamos una fe que junte y cuide, que cultive lo colectivo y lo comunitario, que esté al lado de los pobres y los humildes en la construcción del reino, que reconozca la dominación histórica de la mujer y se coloque en el lugar de Jesús viviendo el amor que sana y dando testimonio de su opción por la justicia.
Desde esa fe que nos une, desde un compromiso con el socialismo sentido y pensado desde nuestras prácticas, nos juntamos hoy, cubanas y cubanos de ambas redes, para el ejercicio de la solidaridad, sin el que no podremos construir un mejor futuro para nuestros pueblos.