Los datos de fin de año sobre la economía cubana confirmaron la desaceleración en el Producto Interno Bruto (PIB) y las amenazas que han comenzado a gestarse en 2008 sobre la estabilidad monetaria. El crecimiento del Producto Interno Bruto en 4,3% es menor que el obtenido el año previo (7,3%). Por segundo año consecutivo se tienen tasas de crecimiento de un dígito, después de los crecimientos de dos dígitos en 2005 y 2006, de 11,2% y 12,1%.
Para la estabilidad monetaria el indicador macroeconómico de mayor atención resultó ser el peligroso aumento del déficit fiscal en 121%, al alcanzarse la cifra de 4.200 millones de pesos. En términos absolutos, sólo lo superan los déficit fiscales de 1992 y 1993; en relación con el Producto Interno Bruto representa 6,7% y es el mayor de los últimos 14 años.
Los sectores que contablemente más contribuyeron al crecimiento del Producto Interno Bruto fueron las comunicaciones: 9,0%; los servicios, 8,0% y el transporte, 7,4%. La industria aumentó 1,2%, por debajo del crecimiento de 9.9% de 2007, y el sector agropecuario —a pesar de los huracanes— creció 1,6%, mientras que en 2007 había crecido 18.8%.
El estimado final de los daños causados por los huracanes Gustav, Ike y Paloma se calculó en 9.722 millones de dólares, donde tienen el mayor peso las 530.758 viviendas dañadas y los perjuicios a la agricultura. La medición de estas cuantiosas afectaciones no aparece completamente en el Producto Interno Bruto que por su naturaleza sólo contempla el valor de la producción del año, y no recoge el valor de las viviendas destruidas total o parcialmente, o el deterioro en almacenes, infraestructura u otros daños en el stock de capital. Más bien, las actividades de reconstrucción de viviendas, infraestructura y bienes de capital tienden a aumentar el Producto Interno Bruto y pueden compensar contablemente las dificultades que ocasionaron los huracanes en la producción de diferentes ramas durante el último cuatrimestre del año.
Por otra parte, desde hace algunos años el Producto Interno Bruto cubano ha sufrido una transformación en su composición a favor de los servicios. Más de 70% corresponde a servicios; la producción agrícola y ganadera, donde se sitúan los mayores impactos de los eventos meteorológicos, ocupa sólo 3,7% de ese indicador.
En todo caso, la desaceleración del Producto Interno Bruto cubano en 2008 se podía prever desde antes de los huracanes, si se consideraba la dinámica de variables macroeconómicas claves que determinan su evolución. Como economía pequeña y abierta, el Producto Interno Bruto cubano está íntimamente vinculado a las exportaciones. Las exportaciones generan automáticamente ingresos externos para pagar las importaciones; una diferencia clave con otros sectores de la economía que son demandantes netos de divisa, y su expansión, en vez de relajar, terminan presionando el equilibrio de la balanza de pagos. Un aumento de las exportaciones incrementa la disponibilidad de moneda extranjera para pagar importaciones, beneficiándose por esta vía el crecimiento económico.
Históricamente, la expansión de la economía cubana estuvo determinada por la exportación de azúcar, mientras que la recuperación después de la crisis en la década del 90 estuvo impulsada por el desarrollo de la exportación del servicio turismo. Desde 2004, la aceleración de ese indicador vino explicada principalmente por la exportación de servicios profesionales y técnicos, en particular, la exportación de servicios médicos a Venezuela.
Otra variable clave son las inversiones que establecen la acumulación del factor capital, indispensable para sostener el crecimiento de la economía en el largo plazo. Además, tienen un efecto multiplicador al impulsar la demanda doméstica de diferentes producciones y servicios.
En el cuadro 1 se resume la dinámica de ambas variables y del Producto Interno Bruto cubano durante esta década. Para que la economía aumentara al ritmo de crecimiento del trienio 2004-2006 a un promedio anual de 9,6%, las exportaciones de bienes y servicios corrientes tuvieron que crecer una tasa promedio anual de 28,5% y ello, a su vez, posibilitó una expansión de las inversiones a una tasa también por encima de 20%.
Pero, se aprecia en el cuadro 1, que desde 2007 hay una tendencia a la desaceleración conjunta de los tres indicadores macroeconómicos. En los dos últimos años las exportaciones corrientes han aumentado menos que el promedio del trienio 2004-2006, sobre todo en 2008 en que su tasa de reduce a un dígito (7,2%). En consecuencia, la disponibilidad de divisas con que cuenta el país para su desarrollo no es tan abundante como en los años previos. Ello le fija mayores límites al progreso de la mayoría de los sectores económicos que dependen de que existan estos recursos en divisas para cumplimentar las importaciones de bienes intermedios y para acrecentar sus inversiones. De hecho, en ambos años, también se reduce a un dígito la tasa de crecimiento de las inversiones, en 2007 apenas aumentaron 2,4%.
Cuadro 1. Variación anual promedio del Producto Interno Bruto, las exportaciones y las inversiones, 2001-2008
(porcentaje)
Período PIB real
(base 1997) Exportaciones
(corrientes) Inversiones*
(base 1997)
2001-2003 2,8 2,5 -6,2
2004-2006 9,6 28,5 23,1
2007 7,3 20,7 2,4
2008 4,3 7,2 6,6
- Como indicador de inversiones se toma la Formación Bruta de Capital Fijo de las cuentas nacionales.
Fuente: Elaboración propia en base a datos de la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE) y los discursos presentados en la Asamblea Nacional.
En base a esta relación macroeconómica entre el Producto Interno Bruto cubano y exportaciones e inversiones, el Centro de Estudios de la Economía Cubana (CEEC), de la Universidad de La Habana, ha estimado un modelo econométrico que posibilita hacer predicciones para el Producto Interno Bruto cubano cada año.
A inicios de 2008 el modelo fue actualizado y arrojaba como pronóstico un crecimiento real de 5,1% para ese año, indicando una desaceleración con respecto a la tasa de 7,3% observada en 2007. El pronóstico utilizó como insumos y era coherente con la desaceleración que en diciembre de 2007 ya consideraba el Plan de la economía para 2008 en las exportaciones corrientes de bienes y servicios: se planificaba un aumento de las exportaciones de 9,2% en 2008, por debajo de la tasa de 20,7% alcanzada en 2007. El plan de la economía además, preveía una baja expansión de las inversiones en 2008 (4,2%).
Desde una perspectiva más general, la ralentización de las exportaciones, y en consecuencia el Producto Interno Bruto, parecen mostrar signos de agotamiento de un crecimiento asentado principalmente en la exportación de servicios médicos a Venezuela. Varios economistas y expertos habían advertido sobre la tendencia a la concentración del comercio exterior y la vulnerabilidad que ello implica, y han insistido en la necesidad de diversificar los destinos y rublos del intercambio comercial de la isla.
En 2008, las propias autoridades cubanas se esforzaron en el estrechamiento de relaciones y en la conformación de acuerdos con Rusia, China y Brasil, entre otros. Datos alentadores a favor de la diversificación de las exportaciones son el crecimiento del turismo en 2008 después de dos años de caídas consecutivas (9,7%, dato preliminar) y el aumento de 20% en las exportaciones de la biotecnología.
Durante los tres primeros trimestres de 2008, la desaceleración de las exportaciones estuvo acompañada por un deterioro considerable de los términos de intercambio. El precio promedio del níquel en 2008 fue 41% menor que en 2007, mientras que el promedio de los precios de los alimentos que importa Cuba aumentaron 53% y el petróleo lo hizo 56,6%. Ello ha implicado grandes tensiones en el equilibrio de la balanza de pagos internacionales que se han venido expresando en el incumplimiento y posposición de pagos de una creciente deuda externa.
La deuda externa cubana aumentó 14,3% en 2007 y 11,2 % en 2008, llegando a la cifra de 9.900 millones de dólares (77% de las exportaciones), de acuerdo con los datos proporcionados por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
Si bien no se han publicado aún los datos de la balanza de pagos, es factible anticipar un empeoramiento de los equilibrios externos. La cuenta corriente de la balanza de pagos estuvo sujeta en 2008 a presiones deficitarias que provienen del aumento de los pagos de intereses de la creciente deuda externa y de un crecimiento de las importaciones significativamente mayor que el crecimiento de las exportaciones.
Se informó en la Asamblea Nacional que el aumento del precio de los alimentos llevó a incrementar las importaciones en 839,6 millones de dólares, mientras que la escalada del precio del petróleo representó 1.336,5 millones dólares más en importaciones. Los huracanes, por su parte, obligaron a importar más cantidad de alimentos para suplir las afectaciones de la producción interna y elevaron las importaciones de distintos insumos para afrontar los considerables daños materiales. Las donaciones y los nuevos financiamientos recibidos contribuyeron en 2008 a hacer frente parcialmente a dichos costos.
La combinación del agotamiento de las exportaciones, la caída en los términos de intercambio y los huracanes resultó fatal en 2008 para los equilibrios externos e internos de la economía. Como resultado, los llamados en macroeconomía déficit gemelos —déficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos y déficit fiscal— hicieron visible acto de presencia en la economía cubana durante 2008.
En el cuadro 2 se muestra la diferencia entre las cifras de ingresos y gastos fiscales presupuestadas para 2008 y las efectivamente ejecutadas según la estimación de cierre de año. Realmente, los ingresos se ubicaron por encima de lo presupuestado (2.213,3 millones de pesos), en especial, los Ingresos No Tributarios. Fueron los gastos, tanto corrientes como de capital, los que sobrepasaron en mayor medida lo presupuestado (3.839,3 millones de pesos). Los Gastos Corrientes de la actividad presupuestada —donde se concentran los gastos vinculados a la educación, salud pública y seguridad y asistencia social— excedieron lo presupuestado en 556,3 millones de pesos. Pero sobre todo, fueron determinantes los Gastos Corrientes en relación a la actividad empresarial, pues excedieron lo presupuestado en 2.748,3 millones de pesos. Las partidas de más peso en este gasto corresponden a las transferencias al sistema empresarial para cubrir pérdidas, las transferencias para mantener el subsidio a la población de los productos normados (los productos alimenticios representan más de 90%) y el subsidio al precio de los combustibles.
Cuadro 2. Presupuesto del Estado en 2008
(millones de pesos)
Presupuestado Ejecutado Diferencia
INGRESOS
Tributarios 26.080,8 25.847,0 -233,8
Indirectos 15.731,2 14.680,3 -1.050,9
Directos 10.349,6 11.166,7 817,1
No Tributarios 14.088,5 16.535,6 2.447,1
Devoluciones -327 -327 0
Total Ingresos Netos 39.842,3 42.055,6 2.213,3
GASTOS
Corrientes 39.151,0 41.755,6 2.604,6
Act. Presupuestada 31.109,0 31.665,3 556,3
Act. Empresarial 5.883,7 8.632,0 2,748,3
Oper. Financieras 2.000 1.300 -700
Provisiones 158,3 158,3 0
Gastos de Capital 3.000 4.500 1.500
Reserva 265,3 0 -265,3
Total Gastos 42.416,3 46.255,6 3.839,3
DEFICIT FISCAL -2.574 -4.200 -1.626
Fuente: Elaboración propia en base al Informe de Presupuesto a la Asamblea Nacional (tomado de www.one.cu/anpp.htm).
Como se informó en más detalle en la Asamblea Nacional, el deterioro de los términos de intercambio y las erogaciones presupuestarias necesarias para enfrentar las afectaciones de los huracanes, fueron los eventos que primordialmente ocasionaron este aumento no previsto del gasto fiscal. El déficit aprobado para 2008 era de 2.574 millones de pesos, que se suponía representara 3.8% del Producto Interno Bruto planificado en base a un crecimiento de 8%. Esta proporción no se cumplió como resultado de que el déficit superó al planificado en 1.626 millones de pesos y debido a que el crecimiento no fue de 8% sino de 4,3%.
Para 2009, la Asamblea Nacional aprobó un déficit fiscal de 3.842 millones de pesos (5,6% del Producto Interno Bruto planificado) que sigue siendo alto. De 2000 a 2007, el déficit fiscal se había mantenido controlado en un promedio de 3,2 % del Producto Interno Bruto.
Para entender las implicaciones que puede tener el déficit fiscal para la estabilidad monetaria, se debe recalcar que en Cuba es financiado por el Banco Central, esto es, la autoridad monetaria emite dinero nuevo que entrega al presupuesto en una operación que se conoce como monetización del déficit fiscal. Ello hace que los déficit fiscales lleven a un incremento inmediato de la cantidad de dinero en circulación, provocando presiones sobre los equilibrios monetarios internos, la inflación y el salario real.
En el Balance Preliminar de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe sobre la economía cubana se reporta que en 2008 la cantidad de dinero medida por el agregado monetario M2 creció 15%, la inflación se aceleró moderadamente a 4,9% en comparación con la tasa de 2,8% obtenida en 2007, y el salario medio real cayó 1,7%. A los anteriores efectos se le sumarían otros en 2009, debido a los rezagos que usualmente están presentes en los mecanismos monetarios de transmisión.
El déficit de 6,7% del Producto Interno Bruto en 2008 se encuentra muy lejos de los déficit fiscales de principios de la década del 90 que equivalieron a alrededor de 30% del Producto Interno Bruto de entonces. No obstante, es útil recordar que fue el desequilibrio fiscal un factor que incidió significativamente en el período 1991-1993 en el exceso de liquidez, las tasas de inflación de tres dígitos y la devaluación del tipo de cambio del peso cubano. Ello derivó en una caída estrepitosa del salario real, mediante la cual los asalariados pagaron un impuesto inflacionario para financiar el déficit fiscal. A su vez, ocurrió un proceso de desvalorización y pérdida de confianza en la moneda nacional que dio al traste con la dolarización e inicio de la dualidad monetaria.
Los datos del presupuesto permiten visualizar las presiones que de una u otra forma ejerce el deterioro de los términos de intercambio sobre la estabilidad monetaria. Se nota que en la práctica el aumento de los precios de los productos importados puede presionar al alza a los precios internos ya sea de forma directa —como fue el caso del incremento de precios efectuado en septiembre en la red de gasolineras estatales— o indirectamente, mediante el impacto que tienen los subsidios a los alimentos y al combustible, en el déficit fiscal, la emisión monetaria y, en definitiva, la inflación.
Para 2009, se esperan otro grupo de acontecimientos de distinta índole que podrán acentuar o cambiar la tendencia de los indicadores macroeconómicos. Sobresalen la agudización de la crisis económica global, la administración del nuevo presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y la eventual flexibilización de un bloqueo económico intensificado en los últimos años en la esfera financiera, así como, las reformas anunciadas por el gobierno cubano. Mientras tanto, la política económica sigue enfrentando la disyuntiva que implica la presencia en simultáneo de la desaceleración económica y el aumento del déficit fiscal y la inflación.
Pavel Vidal Alejandro, profesor e investigador del Centro de Estudios de la Economía Cubana (CEEC), de la Universidad de La Habana, pavel@uh.cu
Opinión Especializada del Economics Press Service No. 1, IPS, La Habana, 15 de enero de 2009