Santiago Apóstol salió del museo Emilio Bacardí fuera de fecha. Montado en un corcel de origami, recorrió las viejas calles que llevan al parque Céspedes este 26 de octubre. Con trote lento, llegó a la Galería Arte Soy para celebrar los diez años de la Red de Educadores y Educadoras Populares en la capital del Caribe.
El proyecto Bahía, actividades socio-culturales en barrios marginales, la participación de comunidades rurales en programas agro-ecológicos y la jornada por el Día Mundial de la Paz en el parque Serrano, entre otras tantas acciones, evidencian el trabajo realizado.
Una década transformando la ciudad bajo los presupuestos de la Educación Popular y la tutoría del Centro Martin Luther King Jr. parece mucho tiempo. Sin embargo, el leit motiv de la celebración fue el qué nos falta por hacer, cómo lograr el Santiago de Cuba que nos merecemos más allá de su 500 aniversario.
Desde su caballo, Santiago Apóstol nos convocó a pensar sobre la ciudad que deseamos.
“Cuna siempre de hombres y mujeres en Revolución, única, bella, espiritual, solidaria, y sobre todo con un pueblo participativo y trabajador, lleno de fe y voluntad” salieron como referente, paradigma y anhelo de un grupo que desde sus prácticas cultiva el jardín de la esperanza.
Para alcanzarla es necesario rescatar a los más de 300 educadores y educadoras populares formados desde el 2004 hasta la fecha, afirmaron los participantes. Asimismo, nació la idea de cambiar la estrategia de agrupar a los miembros en nodos específicos por la libertad de pertenecer o no a estos.
Del debate salió otra iniciativa: la creación de una comisión de enlace que no solo rescate a los integrantes de la Red que hoy no están presentes, sino que también informe de las actividades para visualizar el trabajo entre nosotros.
Las tareas y los retos ya están sobre el tapete, nos toca a cada uno desempeñar nuestro rol concientemente para seguir transformando la ciudad.