La experta se refirió al contexto actual, en el cual el neoliberalismo económico ha dado lugar a una globalización cultural, social y comunicativa sin precedentes, cuya fuerza reside, precisamente, en el monopolio del control del lenguaje y del discurso.
“Los medios son un instrumento para la circulación del discurso hegemónico; sin embargo, también pueden ayudar a combatir estas situaciones desde una perspectiva crítica y con una voluntad de cambio”, señaló Saranova de Martín antes de adentrarse en una nueva propuesta de comunicación que llama para el co-desarrollo.
El concepto de co-desarrollo parte de la premisa del impacto beneficioso de las migraciones en el desarrollo, de modo que ambos países, el emisor y el de acogida, puedan tener beneficios mutuos.
Una comunicación para el co-desarrollo, abundó, se basa entonces en la revisión crítica del discurso clásico del desarrollo, en la inclusión de las personas migrantes en la rutina del trabajo informativo y la inclusión transversal de la perspectiva de género en todos los niveles del proceso comunicativo.
“Igualmente debería estar ligada a la creación de valores, la sensibilización y educación, entendiendo el uso democrático de los medios como foros de debates y expresión de los más desfavorecidos”, dijo.
En ese concepto de una nueva comunicación es imprescindible la igualdad de género, añadió, pues se trata de una práctica que debe ser capaz de visibilizar la desigualdad y discriminación de las mujeres.
La especialista alertó que, si bien se está dando una feminización de las migraciones, en los últimos 30 años las investigaciones de las corrientes migratorias internacionales no han logrado particularizar en toda su dimensión los motivos y procesos a los cuales se asocia la migración femenina.
“Sigue primando la idea de que las mujeres salen de sus países obligadas o coaccionadas, cuando en realidad la principal causa por la que deciden emigrar es la misma que los hombres, en busca de trabajo en países extranjeros”, comentó. En esa mirada prejuiciada a los procesos migratorios, a los hombres se les considera emigrantes y a las mujeres seres pasivos o, en muchos casos, víctimas.
“Ellas acceden fundamentalmente al trabajo informal; pero al primar el trabajo mercantil sobre el reproductivo, los de ellas no se consideran trabajo real, por lo que no se las incluye en la población económicamente activa”, reflexionó Salanova de Martín.
Entre otras pautas de actuación que supone cambiar los paradigmas de comunicación en función del co-desarrollo, la experta propone enfatizar en la participación de las comunidades de emigrantes en los procesos comunicativos de los medios, con el objetivo de aprovechar su potencialidad, tanto en las sociedades de destino como de origen, para contribuir al desarrollo endógeno de las mismas.
En ese sentido juegan un papel muy importante los medios electrónicos y comunitarios, las propias personas migrantes como protagonistas de los procesos comunicativos y la potenciación de la interculturalidad, que logre trascender la simple mención de la multiculturalidad, indicó.
“En los medios hay pocos periodistas que aborden la diversidad cultural de las sociedades, por lo general no se opina con suficiente criterio ni existe formación adecuada para ofrecer una información ajustada a la realidad”, abundó.
Respecto a las audiencias, consideró que las sociedades, en general, suelen mantenerse pasivas entre la divulgación y la información y no se muestran críticas frente a los medios de comunicación.
Al exponer este nuevo modelo de propuesta comunicativa, Saranova de Martín precisó que esta debe trabajar en el análisis crítico de la información que promueve la creación de fuentes contrastadas y espacios de consenso entre profesionales, con el objetivo de alcanzar el tratamiento de la información que tiene que ver especialmente con mujeres inmigrantes.
“Los principales protagonistas deben ser las propias personas inmigrantes, aunque debe basarse en la colaboración de diversos profesionales y colectivos de la sociedad civil, y debe haber canales bidireccionales de información, tanto entre medios y sociedad, como entre quienes estén involucrados en los procesos de desarrollo y co-desarrollo”, reiteró.
Más de un centenar de periodistas, comunicadores y profesionales de diversas disciplinas asistieron al X Encuentro Iberoamericano de Género y Comunicación, que contó con representantes de Brasil, Bolivia, Haití, Puerto Rico, Angola, Estados Unidos y Francia en las sesiones teóricas y la muestra de productos comunicativos no sexistas realizados en diferentes soportes.
Este encuentro se realiza cada dos años en La Habana, desde hace 20 años, y es auspiciado por la Unión de Periodistas, la Federación de Mujeres Cubanas y la Asociación Cubana de Comunicadores Sociales.
Convocado por la Federación de Mujeres Cubanas, la Unión de Periodistas de Cuba y la Asociación Cubana de Comunicadores Sociales, el X Encuentro Iberoamericano de Género y Comunicación contó además con el apoyo de la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECID), Oxfam, el Fondo de Nacionales Unidas para Población (UNFPA) y la ONG Kultura Communication y Desarrollo (KCD).
por: Sara Más