Israel tiene el derecho a su existencia, y el mismo derecho tiene el pueblo palestino, víctima de las persecuciones, de las torturas, bombardeos y marginalidad que les impone Israel, generando la pobreza, la violencia social y estructural, arrebatándole las tierras, imponiéndole asentamientos de colonias judías por la fuerza y construyendo el muro de la infamia, que divide al pueblo palestino.
Israel, que cuenta con el apoyo de los Estados Unidos, son ambos responsables de crímenes de lesa humanidad contra el pueblo palestino.
Rechazamos y denunciamos los daños provocados contra los tripulantes en misión humanitaria de la Flotilla de la Libertad, compuesta por el crucero Mavia Marmara y otros cinco navíos, que llevaban 700 activistas y 10 mil toneladas de provisiones. El ataque de Israel provocó 19 muertes; heridos y fueron detenidos los participantes por las fuerzas israelitas. Es infame que Israel trate de justificar su accionar argumentando autodefensa, frente a quienes no buscaban confrontación alguna, sino llevar la solidaridad a un pueblo oprimido.
Israel se ha transformado en un país agresor, violando las convenciones internacionales y la vigencia de los derechos humanos y derechos de los pueblos. Como bien lo señala José Saramago, Israel se ha transformado en el Goliat del Medio Oriente.
Hay que reaccionar frente a la situación actual que vive el Medio Oriente. No es a través de la violencia la manera de resolver los conflictos; es urgente restablecer el diálogo y negociaciones para aprender a respetarse unos a otros y encontrar los caminos de paz y entendimiento entre las personas y los pueblos. Las Naciones Unidas debe sacarse el polvo y actuar concretamente y no con simples declaraciones frente a la barbarie contra el pueblo palestino, que lleva adelante el gobierno de Israel
Sabemos que sectores del pueblo de Israel no están de acuerdo con las políticas del gobierno y quieren llegar a una solución justa para los pueblos y terminar con largas décadas de violencia, sufrimiento y muerte. Es necesario reaccionar contra la escalada de violencia y encontrar nuevos caminos y alternativas para construir la paz.
Adolfo Pérez Esquivel
Premio Nóbel de la Paz