“Estamos analizando la posibilidad de llevar adelante un gran referéndum en el que podamos consultar no solamente sobre el Poder Ejecutivo”, señaló ayer el mandatario en conferencia de prensa. “Nos encantaría que nos siguieran diciendo en qué estamos fallando”, agregó, aludiendo de ese modo a las fuertes críticas que la iniciativa ya despertó entre las filas opositoras.
La posibilidad de una consulta, por ahora no confirmada, parece agravar el enfrentamiento entre el Ejecutivo y el Legislativo, dominado este último por legisladores opositores y afectado, según el gobierno, por un alto descrédito entre los paraguayos. El cruce se agravó hace unos días a partir de que Diputados ratificó el rechazo a la aplicación del impuesto a la renta personal y el Senado congeló un pedido de Lugo de otorgar fondos para un proyecto de reforma agraria. A su vez, el Ejecutivo mencionó al Parlamento en varias ocasiones como una de las instituciones que frenan su proyecto de reformas y los opositores.
Por su parte, acusan al gobierno de querer realizar la consulta para disolver el Congreso y renovarlo con nuevas elecciones. “Este gobierno quiere destruir las instituciones para hacer un nuevo gobierno a su medida”, aseguró Enrique González, presidente del Legislativo. El vicepresidente de Lugo, Federico Franco, enfrentado con el mandatario casi desde su asunción, agregó a su turno que la consulta “no corresponde” e instó al mandatario a desechar la idea. Sin embargo, el presidente y ex obispo volvió a defender la idea. “Estoy convencido de que una consulta será un aporte positivo a la democracia”, señaló ayer. “Sólo queremos conocer el nivel de encantamiento y desencantamiento de la gente con las instituciones. No buscamos enjuiciar a ningún poder del Estado”, agregó.