Inicio Cuba ¿Macho, varón y masculino? Entrevista con Julio César González Pagés

¿Macho, varón y masculino? Entrevista con Julio César González Pagés

El autor de este texto, el Doctor Julio César González Pagés, es uno de los prominentes estudiosos de las materias de género en Cuba. Además, a partir de su labor como profesor, ha nucleado a un grupo de jóvenes intelectuales que también centra su mirada en el análisis de las masculinidades, como parte inseparable de las investigaciones con perspectiva de género.

Para indagar sobre los motivos, contenidos y frutos que ofrece este libro, fueron nuestras páginas al encuentro de su autor. Como siempre, Julio César se muestra como un entrevistado pródigo, sin poses, con múltiples opiniones, buen humor, y siempre asentado en la solidez argumental con la que defiende sus ideas. En esta ocasión además, como buen telón final de la entrevista, nos ofrece en exclusiva adelantos de sus trabajos por llegar.

¿Cuál es la novedad este libro con respecto al estudio de las masculinidades?

En este libro, es la primera vez que se reúnen estudios sobre la masculinidad, partiendo de preceptos científicos. Es la primera sistematización que se hace de varios estudios que previamente pudieron ser trabajos de tesis o algún otro dentro de la lógica de una investigación, dentro de los foros, en fin. Aunque es un libro mío, hay trabajos que son escritos en coautoría con varios de mis estudiantes, que muchos están actualmente en la realización de sus tesis de maestría.

¿Objetivos principales, resultados palpables?

Es un trabajo hecho con toda la intención de cerrar un momento, una etapa de la labor de un grupo de estudiantes que yo he liderado y que por supuesto dará paso a la otra etapa.

Nuestro país podrá contar entonces con estudios más específicos en temas más particulares. Ahora la intención era enunciar en un todo un trabajo ya hecho, desde jornadas, desde talleres y otros espacios. Lo que sí existía, incluso la Editorial de la Mujer tiene participación vital en esto, es una serie de acercamientos desde el periodismo, desde enfoques investigativos o entrevistas, pero no con la lógica de una investigación.

Por eso decimos que este libro es el primero, con la lógica de una investigación, que reúne lo que es la masculinidad como concepto teórico, como metodología cercana a los estudios de género. El aporte que le podemos hacer a la sociedad es crear indagaciones y acercamientos cubanos a la temática. No es reproducir, como se hace en otras áreas, investigaciones de académicos extranjeros. Este libro responde a una mirada cubana de las masculinidades. Por eso desde el título hay una frase como Macho, varón, masculino, que es como nosotros llamamos a la masculinidad hegemónica, al machismo en América Latina; tiene toda esa intención de provocar.

Para los lectores no especializados, y para las lectoras por supuesto, ¿qué les puede conllevar en positivo la lectura de este texto?

Te lo puedo decir desde lo personal. Ese libro me lo inspiraron las propias dudas que yo he tenido toda mi vida acerca de mi masculinidad. Dudas que nunca me fueron aclaradas, dudas que son los estudios los que me las han ido aclarando. Me ha costado 45 años de vida, de estudios, de doctorados y tal. Por eso quien se lea este texto lo puede entender. No está escrito con la vanidad académica para que sea entendido sólo por un grupo selecto. Está hecho para cualquier persona; para una muchacha que piense que si es feminista y defiende su derecho de mujer, sea algo malo, o si puede tener un novio más o menos masculino, en fin. Todas esas dudas que encierran el desconocimiento del lenguaje de la teoría y que, contradictoriamente, muchas veces hacen que nos autorreafirmemos como todo lo contrario a lo que somos. Defendemos el derecho de las mujeres y decimos que no somos feministas: Eso es una contradicción. Somos hombres amables, delicados, y entonces nos decimos que no podemos ser masculinos: ¿Por qué no? La masculinidad no es algo malo, lo malo es la violencia.

A un hombre le puede gustar hacer ejercicios, seguir las modas, tener amaneramientos totalmente masculinos, eso no está mal. Lo que está mal es ser violento, descortés, agresivo. Muchas veces se piensa que con un hombre más femenino se resuelven los problemas de la equidad. No es así. Donde está la equidad es en no temerle incluso a la mujer muy femenina, a un hombre masculino, en sus estereotipos, pero con un comportamiento y un pensar adecuados.

Este libro ayuda un poco en esas cosas que a veces parecen trabalenguas. En especial a la adolescencia. En la Universidad, por ejemplo, quienes se acercan a estos temas, por lo general lo primero que piensan cuando hablas de la masculinidad, es que vas a hablar sobre la homosexualidad. Y sabemos que una sociedad homofóbica como la nuestra, ese desconocimiento hace que se rechace entonces estos estudios, abordar estos temas. Se habla de la homosexualidad, pero como un tema más, no es un eje protagónico; se aborda, pero dentro del espacio que le toca dentro de otros múltiples temas y aristas.

Todavía hay una gran desinformación respecto a estos temas y se les califica como materias sólo para académicos.

Creo que es un libro para compartir en colectivo, en la familia. Por ejemplo, cuando haya una burla a un adolescente por el tamaño del pene o cómo se asume la paternidad, o cómo conocer y evitar la violencia y cómo tratarla si surge. El libro te da la posibilidad de ver esas temáticas desde la historia y desde la actualidad. En comparaciones, en aristas diferentes. Pero, sobre todo, te da la posibilidad para seguir indagando. No es un manual de buenas prácticas para que busques cómo debe comportarse un hombre en cada momento, sino una herramienta para seguir adelante, para investigar más. Por eso tiene una amplia bibliografía, para que a quien le interese ampliar más sobre determinado tópico pueda ir a otros estudios.

Al ser una sistematización, intentamos que todos los autores cubanos que se han acercado a estas temáticas, desde diferentes aristas, aparecieran en esa bibliografía. No es darlo como algo fundamentalista. No tiene ninguna intención de convertirse en un si me leo esto ya no me hace falta leer nada más. Al revés, el libro crea la sed de otro conocimiento, está hecho con esa intención.

Los mencionas en el texto, los has mencionado en el diálogo, pero quisiera que lo dejaras en blanco y negro. ¿Cuánto de la labor de tus estudiantes está en estos resultados?

Sin ellos no existiría el libro. Un libro no es sólo escribirlo y ya, en especial en las ciencias sociales, donde hay que investigar. La presencia de mis estudiantes es definitiva por los mismos criterios. He escrito y cada cosa que he escrito se ha debatido; algunas secciones las hice en coautoría y hay una serie de aportes que son de mis estudiantes. Por ejemplo, la revisión final de la investigación como tal, la hicieron dos estudiantes del equipo.

En general han sido muy rigurosos, han planteado problemáticas. Creo que es importante porque la conformación de un pensamiento colectivo en un área de investigación va creando una cátedra. Este libro es como el principio de reafirmación de que ya hay una cátedra de estudios de la masculinidad. No queda un nombre, no es que esté Julio César, aunque me ha tocado ser un poco el papá colectivo, como decíamos en broma hace poco. Es que hay un grupo de jóvenes que han tenido la osadía de integrarse a estos estudios. Además me han aportado la visión de otros hombres que no soy yo, percepciones diferentes de la masculinidad. Este libro culmina una etapa de trabajo en colectivo.

¿No te preocupa ser una especie de Saturno devorando hijos, o siendo devorado tú mismo, o en el papel del profesor impositivo?

Siempre hay riesgos. A veces, en la enseñanza, y más en temas tan especializados, hay que ser más o menos democrático o más o menos autoritarios, según sea el caso. Para instruir y a veces hasta para salvar de un posible ataque. Soy un profesor que me gusta dar clases. Me he realizado con este período de docencia, de talleres, que cierra el libro. Me ha permitido conocer sectores de la población de mi país en este tema de las masculinidades, que si no hubiera tenido un colectivo de jóvenes conmigo, me hubiera sido imposible. Detrás del libro, aunque no se vea de modo explícito, hay talleres, diálogos, intercambios, desde grupos tan diversos como reclusos, dirigentes campesinos, policías, universitarios. Cuando haces ese recorrido con varios ojos, cuando lo miras no sólo desde tus propios prejuicios o valoraciones, sino que te acompañan criterios diferentes, se amplía extraordinariamente esa visión y, por supuesto, se amplían los resultados.

Apostar por los colectivos es muy difícil, pues el ser humano tiene una tendencia muy fuerte a la individualidad, pero en esta ocasión primó el colectivo. Todas las personas que acompañaron este libro están ahí referidas y creo que además es un buen ejemplo de cómo se puede construir un conocimiento de forma colectiva. Es un reto pensar en colectivo.

¿Adelántanos qué viene después de Macho, varón, masculino?

Ahora, con los sobrevivientes que no devoré o me devoraron por el camino, estamos en un libro que sugiere desde el nombre. Más o menos se llama, Sexo, música y deportes: Cosas de hombres, y trae algunas otras visiones de estos temas. Y mi equipo de estudiantes, ahora sin broma, son ya autores más formados. Pasaron toda la etapa de la licenciatura, están muchos en sus maestrías. Es como una segunda temporada, como se usa ahora.

Este nuevo trabajo es también la posibilidad de mostrar cómo una academia de estudios en Cuba, integrada en su totalidad por jóvenes, puede seguir una línea de investigaciones. Pueden ser las masculinidades, pero puede hacerse en muchas otras áreas de la investigación.

Eso de que en colectivo podemos ser más fuertes, podemos lograr más cosas, socializar más crear redes, es rigurosamente cierto en este caso. Toda la tecnología, los ipods, las computadoras, todo lo que hoy existe que por un lado nos individualiza tanto, pues, puede ponerse en función de las investigaciones, en función de aprender más, y en función del colectivo.

por: Antonio López Sánchez, Revista Mujeres

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