“Hemos pedido asistencia a los organismos internacionales, en particular recursos financieros para continuar las tareas que permitan solucionar este problema”, dijo a IPS Roberto Castellanos, funcionario del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente de Cuba.
“Hace años la región ha ganado conciencia del problema que afecta a nuestro mar porque lo padecemos todos”, acotó Castellanos.
Entre las principales fuentes comunes de contaminación citó la “carencia de alcantarillado, los desechos procedentes de buques, el vertimiento de sustancias químicas por las industrias, el mal manejo de los residuos sólidos urbanos”, parte de una lista más extensa.
El funcionario eludió definir la gravedad de la contaminación de las bahías y costas caribeñas, aunque reconoció que “el problema está identificado y trabajamos en conjunto por combatirlo”.
El informe “Perspectivas del medio ambiente”, publicado en 2003 por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma), señaló los derrames de hidrocarburos como otra de las grandes amenazas para el Caribe.
De acuerdo con el estudio, 90 por ciento de la contaminación causada por petroquímicos en el Gran Caribe proviene de fuentes industriales como las refinerías, tres cuartas partes de las cuales están radicadas en las costas del Golfo de México.
Sin embargo, interrogado por IPS, el investigador mexicano Gerardo Gold descartó que la contaminación constituyera un problema mayor para la costa caribeña de su país, si bien están “focalizados algunos puntos, como Veracruz, Tampico, Cancún, sólo tres o cuatro sitios”, reconoció.
Pese al gran desarrollo de la industria petrolera, así como del turismo y los puertos en la zona del Caribe, “la situación no es alarmante porque tenemos poca población costera y escasas bahías naturales” en esa área, dijo Gold.“Tomamos experiencias para prevenir el problema a futuro”, finalizó.
Gold asistió en La Habana al Taller Regional de Manejo Ambiental de Bahías y Zonas Costeras del Gran Caribe, organizado por el Pnuma y el Ministerio de Ambiente de Cuba entre el 11 y el 13 de este mes en un hotel de esta capital y al que asistieron representantes de siete países de la región: Colombia, Cuba, Jamaica, México, Panamá, Trinidad y Tobago y Venezuela.
El Gran Caribe comprende desde Bahamas, en el norte, hasta Trinidad y Tobago, en el sur, todos los archipiélagos de esa área, así como los países continentales con costas caribeñas.
Los análisis del cónclave se centraron en el Protocolo sobre la Prevención, Reducción y Control de la Contaminación Marina por Fuentes y Actividades Terrestres (FTCM), adoptado el 6 de octubre de 1999, pero aún no en vigor.
El FTCM es uno de los tres protocolos del Convenio para la Protección y el Desarrollo del Medio Marino de la Región del Gran Caribe, conocido como Convenio de Cartagena, adoptado en 1983 y en vigor desde 1986.
Este acuerdo, alcanzado en esa caribeña ciudad colombiana, identificó las amenazas al desarrollo sostenible del mar Caribe y trazó las acciones encaminadas a protegerlo.
Otros dos instrumentos completan el Convenio: el Protocolo Relativo a la Cooperación para Combatir los Derrames de Hidrocarburos en la Región del Gran Caribe, también adoptado en 1983 y vigente desde 1986, y el Protocolo Relativo a las Áreas y Flora y Fauna Silvestres Especialmente Protegidas, firmado en 1990 y en vigor desde 2000.
El FTCM identificó la contaminación que se origina tierra adentro proveniente de las aguas residuales domésticas, los sedimentos y excedentes generados por la agricultura y los desechos industriales, al tiempo que ofreció alternativas para la disminución de los impactos negativos en la zona.
Para implementar el Convenio y sus protocolos, los gobiernos de la región crearon en 1986 una Unidad de Coordinación Regional, con sede en Kingston, Jamaica, bajo la administración del Pnuma.
Otro de los participantes del encuentro, William Senior, doctor en oceanografía química de la Universidad de Oriente de Venezuela, dijo a IPS que “todos los países presentes tienen graves problemas de contaminación en sus costas”.
“Esto es generalizado, y el diagnóstico se hizo entre los años 1995 y 1998, y ahora en el taller pasamos revista a cuánto hemos avanzado o hecho en resolver tal situación”, añadió.
Senior subrayó los resultados positivos alcanzados en la descontaminación de la bahía habanera, pero consideró que en el resto de la región “ha sido más lenta la aplicación de las medidas de saneamiento ambiental de las costas, pues muchos de los países afrontan problemas fundamentalmente económicos”.
En el caso de Venezuela, además de las fuentes contaminantes de origen terrestre, “tenemos zonas contaminadas con hidrocarburos pues es la principal actividad económica del país”.
A su vez, el ecólogo marino nicaragüense Mauricio Lacayo llamó la atención sobre la necesidad de enfocarse en el tratamiento de los lodos o sedimentos que llegan desde los ríos al Caribe.
“Estamos tratando que esta problemática se incluya en el proyecto de financiamiento que procuramos para la región, pues realmente el lodo que llega al mar Caribe es un serio contaminante”, dijo Lacayo a IPS.
En 1995, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) destinó 10 millones de dólares procedentes del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF, por sus siglas en inglés), para iniciar el proyecto de bahías fuertemente contaminadas del Gran Caribe.
El GEF, administrado por el Banco Mundial, fue establecido en 1991 como mecanismo para proveer de financiamiento a proyectos de protección ambiental global. En la actualidad está integrado por 176 países, de los cuales 32 son los donantes.
Los fondos del GEF fueron asignados a las bahías de Kingston, Cartagena, Puerto Limón (Costa Rica), y La Habana, a razón de unos 2,5 millones de dólares para cada una. Otro proyecto del Pnuma provee asistencia a las bahías de Pozuelo (Venezuela), el litoral de Santo Domingo (República Dominicana) y Bluefields (Nicaragua).
En la región del Gran Caribe existen más de 30 sitios costeros reconocidos como los más contaminados.
Una fuente que prefirió no ser identificada evaluó que “la región ha avanzado bastante en los aspectos del diagnóstico e investigación de los factores que contaminan, pero no así en el manejo integrado de las bahías y costas”.
“Ese es el problema, fundameMás dinero para salvar el mar Caribe
Por Orlando Matos
LA HABANA, oct (IPS) – La investigación y el diagnóstico de los problemas ambientales de la cuenca marina del Caribe han avanzado bastante, pero faltan recursos internacionales para tomar medidas antes de que sea demasiado tarde, según expertos de varios países.
“Hemos pedido asistencia a los organismos internacionales, en particular recursos financieros para continuar las tareas que permitan solucionar este problema”, dijo a IPS Roberto Castellanos, funcionario del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente de Cuba.
“Hace años la región ha ganado conciencia del problema que afecta a nuestro mar porque lo padecemos todos”, acotó Castellanos.
Entre las principales fuentes comunes de contaminación citó la “carencia de alcantarillado, los desechos procedentes de buques, el vertimiento de sustancias químicas por las industrias, el mal manejo de los residuos sólidos urbanos”, parte de una lista más extensa.
El funcionario eludió definir la gravedad de la contaminación de las bahías y costas caribeñas, aunque reconoció que “el problema está identificado y trabajamos en conjunto por combatirlo”.
El informe “Perspectivas del medio ambiente”, publicado en 2003 por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma), señaló los derrames de hidrocarburos como otra de las grandes amenazas para el Caribe.
De acuerdo con el estudio, 90 por ciento de la contaminación causada por petroquímicos en el Gran Caribe proviene de fuentes industriales como las refinerías, tres cuartas partes de las cuales están radicadas en las costas del Golfo de México.
Sin embargo, interrogado por IPS, el investigador mexicano Gerardo Gold descartó que la contaminación constituyera un problema mayor para la costa caribeña de su país, si bien están “focalizados algunos puntos, como Veracruz, Tampico, Cancún, sólo tres o cuatro sitios”, reconoció.
Pese al gran desarrollo de la industria petrolera, así como del turismo y los puertos en la zona del Caribe, “la situación no es alarmante porque tenemos poca población costera y escasas bahías naturales” en esa área, dijo Gold.“Tomamos experiencias para prevenir el problema a futuro”, finalizó.
Gold asistió en La Habana al Taller Regional de Manejo Ambiental de Bahías y Zonas Costeras del Gran Caribe, organizado por el Pnuma y el Ministerio de Ambiente de Cuba entre el 11 y el 13 de este mes en un hotel de esta capital y al que asistieron representantes de siete países de la región: Colombia, Cuba, Jamaica, México, Panamá, Trinidad y Tobago y Venezuela.
El Gran Caribe comprende desde Bahamas, en el norte, hasta Trinidad y Tobago, en el sur, todos los archipiélagos de esa área, así como los países continentales con costas caribeñas.
Los análisis del cónclave se centraron en el Protocolo sobre la Prevención, Reducción y Control de la Contaminación Marina por Fuentes y Actividades Terrestres (FTCM), adoptado el 6 de octubre de 1999, pero aún no en vigor.
El FTCM es uno de los tres protocolos del Convenio para la Protección y el Desarrollo del Medio Marino de la Región del Gran Caribe, conocido como Convenio de Cartagena, adoptado en 1983 y en vigor desde 1986.
Este acuerdo, alcanzado en esa caribeña ciudad colombiana, identificó las amenazas al desarrollo sostenible del mar Caribe y trazó las acciones encaminadas a protegerlo.
Otros dos instrumentos completan el Convenio: el Protocolo Relativo a la Cooperación para Combatir los Derrames de Hidrocarburos en la Región del Gran Caribe, también adoptado en 1983 y vigente desde 1986, y el Protocolo Relativo a las Áreas y Flora y Fauna Silvestres Especialmente Protegidas, firmado en 1990 y en vigor desde 2000.
El FTCM identificó la contaminación que se origina tierra adentro proveniente de las aguas residuales domésticas, los sedimentos y excedentes generados por la agricultura y los desechos industriales, al tiempo que ofreció alternativas para la disminución de los impactos negativos en la zona.
Para implementar el Convenio y sus protocolos, los gobiernos de la región crearon en 1986 una Unidad de Coordinación Regional, con sede en Kingston, Jamaica, bajo la administración del Pnuma.
Otro de los participantes del encuentro, William Senior, doctor en oceanografía química de la Universidad de Oriente de Venezuela, dijo a IPS que “todos los países presentes tienen graves problemas de contaminación en sus costas”.
“Esto es generalizado, y el diagnóstico se hizo entre los años 1995 y 1998, y ahora en el taller pasamos revista a cuánto hemos avanzado o hecho en resolver tal situación”, añadió.
Senior subrayó los resultados positivos alcanzados en la descontaminación de la bahía habanera, pero consideró que en el resto de la región “ha sido más lenta la aplicación de las medidas de saneamiento ambiental de las costas, pues muchos de los países afrontan problemas fundamentalmente económicos”.
En el caso de Venezuela, además de las fuentes contaminantes de origen terrestre, “tenemos zonas contaminadas con hidrocarburos pues es la principal actividad económica del país”.
A su vez, el ecólogo marino nicaragüense Mauricio Lacayo llamó la atención sobre la necesidad de enfocarse en el tratamiento de los lodos o sedimentos que llegan desde los ríos al Caribe.
“Estamos tratando que esta problemática se incluya en el proyecto de financiamiento que procuramos para la región, pues realmente el lodo que llega al mar Caribe es un serio contaminante”, dijo Lacayo a IPS.
En 1995, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) destinó 10 millones de dólares procedentes del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF, por sus siglas en inglés), para iniciar el proyecto de bahías fuertemente contaminadas del Gran Caribe.
El GEF, administrado por el Banco Mundial, fue establecido en 1991 como mecanismo para proveer de financiamiento a proyectos de protección ambiental global. En la actualidad está integrado por 176 países, de los cuales 32 son los donantes.
Los fondos del GEF fueron asignados a las bahías de Kingston, Cartagena, Puerto Limón (Costa Rica), y La Habana, a razón de unos 2,5 millones de dólares para cada una. Otro proyecto del Pnuma provee asistencia a las bahías de Pozuelo (Venezuela), el litoral de Santo Domingo (República Dominicana) y Bluefields (Nicaragua).
En la región del Gran Caribe existen más de 30 sitios costeros reconocidos como los más contaminados.
Una fuente que prefirió no ser identificada evaluó que “la región ha avanzado bastante en los aspectos del diagnóstico e investigación de los factores que contaminan, pero no así en el manejo integrado de las bahías y costas”.
“Ese es el problema, fundamentalmente a causa de los escasos recursos financieros de que disponen estas naciones”, concluyó.
En el taller se acordó una solicitud de financiamiento a través de un proyecto que se remitirá al GEF, que se espera considere una advertencia que aparece en uno de los plegables distribuidos en la cita: “Nuestro Caribe está en peligro”.
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+ Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (http://www.pnuma.org)
+ Convenio de Cartagena, en inglés (http://www.cep.unep.org/cartagena-convention/cartagena-convention/plonearticle.2005-10-04.2793893381)