La sagacidad y sabiduría se unen a la inteligencia de esta intelectual, vicepresidenta de la UNEAC..
Graduada de Filosofía y Letras en la Universidad de La Habana y de Literatura Francesa Contemporánea en la Sorbona de París, constituye un bastión de la crítica de arte en Cuba. La validez de sus enfoques en las artes plásticas están reunidos en el volumen Experiencia de la crítica, publicada por la editorial Letras Cubanas, cuyas páginas representan una clase magistral en el ejercicio del criterio.
Un dialogar sin ambages
Al triunfo de la Revolución, usted planteó que “en este contexto el artista encuentra su verdadero sitio. ¿Cómo valora la situación actual del creador cubano contemporáneo?
-Este creador ha encontrado múltiples canales de comunicación con su destinatario, a través de un sistema de instituciones, creadas por la Revolución. En primer lugar, el Instituto Cubano del Libro, que propició a los escritores el acceso a las editoriales, que antes no tenían; en segunda instancia, la red de galerías y el desarrollo de los museos, en cuanto a los artistas de la plástica. Y así sucesivamente en todos los ámbitos, como la música y las artes escénicas.
“Pero conjuntamente con eso la Revolución le otorgó una relevancia internacional a la cultura de este país, tanto por la base institucional que la refrendó, como por la propia presencia de la Revolución en el mundo, lo cual despertó un interés por nuestros artistas que antes no había existido.”
¿Hasta qué punto las expresiones de la cultura cubana actual responden a lo que cabría esperarse de un momento en que la Revolución lucha contra el ensañamiento de presiones y amenazas del imperialismo norteamericano?
-La cultura cubana como todo nuestro país ha dado muestras en los últimos años de su capacidad de resistir. Aun en los momentos más difíciles del período especial, cuando las distintas expresiones carecieron de los recursos mínimos
para llevar adelante sus tareas, los autores siguieron escribiendo, los artistas de la plástica siguieron haciendo su obra, todos continuaron trabajando.
“Un testimonio de esa época está reflejado en las revistas que ahora existen. Allí ha quedado reflejada la realización de los últimos quince años. Eso ha sido lo fundamental, el hecho de que en un momento tan difícil la cultura cubana siguiera haciendo historia.”
A su juicio ¿las escuelas de arte ocupan hoy el protagonismo en la formación del hombre nuevo, a que usted aludió en el artículo Transformación de la pintura?
-Pienso que están formando nuevas generaciones de artistas. Yo no podría valorar hasta qué punto asumen protagonismo en cuanto a la formación del hombre nuevo, pues creo además que el sistema extendido por toda la isla, no dispone, en todos los casos, de la infraestructura material requerida, ni tampoco de los claustros más calificados, en un sistema que se está estructurando y desarrollando sobre la marcha. Su importancia radica en la capacidad de rescatar y de encaminar los talentos que pueden aparecer en cualquier lugar.
¿Cómo ha de contribuir la crítica a la preparación de un público capaz de apreciar cualidades y deficiencias de una obra de arte en cualquier manifestación?
-La crítica existe en distintos planos pues interviene en distintos circuitos. Una de ellas puede catalogarse como académica, se remite a determinadas concepciones teóricas y opera en relación con un público especializado.
“También tenemos una crítica insuficiente en nuestros medios, en cantidad y sistematicidad, la cual debe establecer el diálogo con el público, utilizar un lenguaje transparente y que ofrezca al destinatario un acercamiento, una comprensión posible de cada obra, de cada acontecimiento que sirva de pauta a ese lector y le permita encontrar su propio camino.”
¿Cuál es su opinión acerca de las jornadas de lectura efectuadas en la calle 23 y en Prado? ¿Hasta qué punto pueden influir estas campañas a introducir aportes enriquecedores a la Feria Internacional del Libro Cuba 2008?
-Las jornadas realizadas en la calle 23 y en el Prado contribuyen a introducir al libro en una atmósfera de fiesta, de celebración, con una presencia masiva de amplísima participación. Para la formación de lectores esto debe estar complementado con un trabajo cotidiano y sistemático.
“Estas nuevas formas de colocar el libro en la calle constituyen una buena alternativa con respecto a la Feria del Libro que concentra ese fenómeno masivo en un momento excepcional del año, después de haber creado expectativas que se han
multiplicado en estos tiempos.”
¿Está en prensa algún título suyo en estos momentos?
-Efectivamente, se publicará por Ediciones Unión y se titula “El ojo de Alejo”, que recoge algunos trabajos sobre Carpentier. Uno de ellos se refiere a reposos teatrales en su narrativa, que hasta hoy permanece inédito. Tengo otros que sí se publicaron en revistas sobre “El siglo de las luces” y “El reino de este mundo”.
¿Prepara algún nuevo libro a partir de sus experiencias y estudios acerca de la docencia y los significados de la cultura en el ámbito nacional?
-En este momento estoy extraordinariamente ocupada, pues la preparación del Congreso de la UNEAC no me deja tiempo para ninguna otra cosa. Tengo algunos libros pensados, recopilaciones de trabajos, escritos hace algunos años sobre
literatura, quizá alguna otra recopilación sobre crónicas y artículos más breves, dispersados en la prensa y los medios electrónicos. Me va a resultar muy difícil dedicarme a este empeño de una forma inmediata.
¿Su criterio sobre la identidad en el horizonte de la cultura cubana?
-La cultura contribuye a construir y hacer visible la identidad. La cubana lo ha hecho desde sus orígenes. Ha ido dejando símbolos, emblemas, imágenes de una identidad, la cual lógicamente es una dimensión de la conciencia que se transforma a través de la historia. Por lo tanto se va reconociendo, se va descubriendo a través de las múltiples expresiones de la cultura.
“La conciencia de identidad que poseemos hoy en día está muy lejos de la que tuvo José María Heredia en su momento, quien fue en un instante fundador en este tema. La que hoy mostramos es una identidad que está recogiendo testimonios de todos los componentes de la sociedad cubana.”
¿Cómo avista el futuro de esta vertiente del pensamiento?
-Espero que sea un futuro promisorio, porque de otra manera, si la cultura no siguiera creciendo, eso sería un indicador de la muerte de la especie.
Hay quienes se debaten en una duda similar a la de Hamlet, al crear un producto cultural, pues temen se trasluzca su origen. O sea, dudan entre ser o no ser cubanos en el arte. ¿Qué opina al respecto?
-Ser cubano es inevitable para nosotros. Eso es lo que somos, lo que nos ha formado. Por ahí han pasado todas nuestras vivencias. Evidentemente, la cultura cubana siempre ha dialogado con el resto del mundo, ahora y antes, tanto más en una isla como esta que siempre ha estado abierta a todos los mares. Pero esa categoría de hombre universal es una abstracción. No existe. Somos cubanos y lo somos con gran orgullo.