López Albuin fue ascendida a ese honorífico grado, a partir de su trayectoria y su testimonio, por decisión unánime de la trigésima quinta Conferencia Nacional de esa entidad eclesial, que fuera celebrada el pasado febrero, la cual solicitó a la más alta jerarquía de la Iglesia Santidad Pentecostal tal nombramiento.
“Para dar fe de su vida y su ministerio, estamos hoy ante el altar, ministros de diferentes generaciones, familiares y otros miembros de nuestra Iglesia”, expresaron los presentes en la liturgia, ante el obispo ordenante reverendo Douglas Beacham, y “pedimos así que, con el poder del Espíritu Santo, se le consagre como obispa de la Iglesia Santidad Pentecostal, ante este pueblo y para el mundo.”
Luego de ser examinada, públicamente, y dejar constancia por escrito de sus votos ante Dios, Beachman declaró su idoneidad para el alto rango honorífico que se le concede y procedió a ordenarla “para esta obra, con lo que confiamos nuestra seguridad de que el Espíritu Santo es el intercesor directo de su llamado”, concluyó al colocarle el manto, como símbolo de la autoridad de Dios y el callado, expresión de protección, seguridad y amor hacia su pueblo. Así mismo le fue entregada una Biblia, “como norma de fe y conducta por la cual nos regimos.”
Entre sus votos, la nueva obispa prometió “fomentar la piedad y practicarla según tenga oportunidad, haciendo bien a todos. Prometo contribuir a la paz y defender la verdad y la justicia de Dios.”
Beatriz López Albuin es la tercera mujer ordenada a ese cargo en Cuba. Las otras dos son anglicanas. La primera, Nerva Cot Aguilera (fallecida el pasado año) y la boliviana Griselda Delgado del Carpio, actual obispa de la Iglesia Episcopal en Cuba, nombramientos que, evidentemente, son un reconocimiento a la fuerte presencia femenina dentro del llamamiento a ser siervos y siervas de Dios en la Isla.
Nació en la Ciudad de Pinar del Río, al oeste de esta capital, fruto de una familia pobre. A la edad de los 14 años ocurrió su conversión en el seno de la Iglesia Santa Pentecostés y, meses después, recibió el llamado de Dios al santo ministerio durante una campaña evangelística, graduándose de estudios teológicos en 1982 y, en ese mismo año, fundó el Instituto Bíblico Pentecostés, del cual sería su directora y profesora. Desde su nombramiento como pastora desarrolló una trayectoria de casi 30 años ministrando en más de una docena de congregaciones y en tres denominaciones: Iglesia Santidad Pentecostal de Cuba, Iglesia Metodista y la Liga Evangélica.
Ha ocupado la superintendencia Nacional (máximo cargo en el país dentro de su obra) por diez años y actualmente, también es la coordinadora del Programa de Emergencias y Ayuda Humanitaria del Consejo de Iglesias de Cuba (CIC), así como la persona que coordina el Foro Cubano de la Alianza ACT.
por: José Aurelio Paz