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Por amor

Idania Trujillo

Discurso audiovisual que hilvana, a un lado y a otro del Estrecho de la Florida, una historia donde los personajes aman, gozan, sufren, se equivocan, viven los absurdos y las hondas conmociones. Y en medio de la entrañable lejanía, el amor, grito que estalla, salta sobre todos los obstáculos. El mar como metáfora y como espacio físico.

La cortina va abriéndose antes nuestros ojos: La Habana y Los Ángeles se entrecruzan en un poema visual donde retumban los tambores batá, el rapeo crepitante y feroz, mezcla de todo lo que nos une y nos separa. Amante está en la ecléctica Habana. Deambula por calles, bares, y barrios en busca de Ana. ¿En busca de Ana, solamente? Una moneda sin rostro lo trajo de vuelta a esta ciudad llena de recuerdos. Al fin, el encuentro-desencuentro. “¿Qué hacer si al cabo tampoco aquí estamos juntos?”, grita Amante, pero el sonido de su voz es apenas un eco inaudible. Y estallan, entonces, miles de estrellas y los pasos tocan mil años cada sitio. La ola los abraza, los atrae y los separa… El mar choca insistente contra el malecón. La espuma que levanta envuelve a los jóvenes amantes. Parecen extraños en medio de tanta confusión; pero la ola que los alza, impetuosa, también los protege…

Se oye una voz:

– ¡Corten!

Entrañable lejanía es un proyecto innovador, una combinación entre cine, teatro, y multimedia. Utiliza el video como ventana digital para dialogar con el actor que está en escena, y desafía el espacio y el tiempo convencional del cine creando un mundo ¿imposible? en el cual conviven actores cubanos y norteamericanos como parte de una misma escena virtual. En medio de tantas incomprensiones para otorgar visas a los artistas cubanos, este video-proyección tiende un puente cultural a ambos lados del Estrecho de la Florida al intentar romper las barreras que se han impuesto entre nuestros dos países.

De este lado de la orilla
Aleigh y Sage Lewis, dos de los artistas de Entrañable lejanía, estuvieron en Cuba para realizar parte de las filma-ciones del proyecto. Con ellos conversé sobre las razones que les motivaron a involucrarse en este audiovisual. Por suerte no hizo falta traducción…

“_Entrañable lejanía_ –dice Sage mientras me muestra el dibujo de su pullover– está abierto a múltiples miradas artísticas y queremos que de él surjan muchas colaboraciones entre cubanos y norteamericanos. Esta primera obra revela la paradoja que vivimos cubanos y norteamericanos a ambos lados del Estrecho de la Florida. Si bien estamos muy cerca, tenemos muchas cosas en común, a la vez estamos muy lejos. Con esta obra intentamos demostrar que sí podemos acercarnos, entendernos mejor e intercambiar. Hemos querido hacer todo respetando las leyes para que nadie se enfade pero han sido muchas las dificultades para realizar el video”.

Aleigh: “Desde el principio queríamos que la obra fuera hecha por artistas cubanos y norteamericanos. En especial por jóvenes entre 25 y 35 años; pero teníamos un problema: a los cubanos no les dan visas para viajar a los Estados Unidos, y para nosotros tampoco es muy sencillo venir a Cuba. Entonces se nos ocurrió que utilizando el video podíamos lograr que los artistas cubanos actuaran frente a una gigantesca pantalla y los norteamericanos en vivo interactuaran con ellos. Así nos fueron surgiendo ideas nuevas.

Pero quiénes son estos jóvenes, qué vienen buscando, por qué esa obstinada curiosidad por Cuba, qué quieren ver, qué les interesa si al fin y al cabo no somos más que una pequeña isla, con un calor de mil demonios donde la gente ha aprendido a vivir entre la urgencia y la esperanza, me pregunto mientras los observo hablar con ese entusiasmo contagioso, propio de los jóvenes…

Aleigh tiene 27 años, nació en Los Ángeles, California. Es realizadora de video. Desde pequeña le gustaba andar con una cámara, filmaba imágenes y luego las editaba… Su compañero, Sage, estudió composición musical. Hizo un master en el Instituto de Arte de California. En ese curso tuvo oportunidad de experimentar en la especialidad de música para cine, teatro y danza. También dirigió dos óperas contemporáneas. “Uno de los propósitos de la maestría –cuenta– era adquirir habilidades en todos los géneros. Para eso se trabajó mucho con el concepto de mezcla, de fusión no sólo entre las diferentes manifestaciones artísticas sino también entre diversas lenguas y culturas”.
Cuando le pregunto dónde aprendió el español, me dice que entre otros países, en Cuba. ¿En Cuba? “Sí, por qué te extraña?”, comenta sonriente. Pensé que este era tu primer viaje a la isla. “No, estuve aquí antes y siempre quise regresar… “.

¿Qué haces en el proyecto?

– Básicamente realizo toda la música; pero también he hecho parte de la producción y, sobre todo, me he convertido en animador y promotor cultural pues he puesto mucho para que este proyecto salga adelante: he procurado poner a la gente en contacto, tanto a los artistas cubanos como a los norteamericanos. Es un proyecto no lucrativo. Esta vez vinimos nosotros junto a otros cinco realizadores norteamericanos: fotógrafo, baterista, actor, sonidista y el director de teatro.

Las limitaciones para viajar a los Estados Unidos y las de ustedes para venir a Cuba, han hecho que el proyecto tenga que recurrir a la improvisación y a la creatividad, ¿en qué medida esto ha limitado el concepto de la obra?

Sage: “Lo ideal hubiera sido que no existieran trabas; pero después de mucho insistir, hemos logrado filmar, al menos, todo lo que queríamos en La Habana. En los primeros meses de 2008 iniciaremos la edición y montaje de todas las imágenes. Una de las intenciones de nuestro proyecto es demostrar lo absurdo de las leyes que impiden el contacto entre la gente de Cuba y los Estados Unidos”.

Aleigh: “Por esa razón hemos tenido que apoyarnos en la virtualidad como soporte tecnológico que no solo permite el acercamiento y la comunicación sino que funciona como mediadora de sentimientos, sensaciones, experiencias y descubrimientos para los personajes, imposibilitados de intercambiar sus vivencias por muchas barreras. Claro, para el equipo cubano y para nosotros estas limitaciones nos han hecho crecer, buscar variantes, improvisar, ser más creativos…”.

¿Cómo se enteraron de la existen de nuestro Centro?

Sage: “Ya conocíamos a Conner Gorry, la compañera de Joel Suárez, y ella nos habló del Centro y de las cosas que ustedes hacen. Y nos dijo que no podíamos irnos de regreso sin visitarlos”.

Aleigh: “También creemos que el Proyecto Por amor y el Centro Memorial Martin Luther King tienen muchos puntos en común. Compartimos una filosofía que se basa en la solidaridad, la unión, la comunicación abierta y desprejuiciada y esperamos que en un futuro podamos continuar fortaleciendo estos contactos”.

Según cuentan Aleigh y Sage uno de sus sueños era viajar juntos a Cuba, conocer de cerca nuestra realidad. Gracias a la Caravana de Pastores por la Paz y a la obstinada terquedad de estos jóvenes artistas, pudieron hacerlo realidad.

“Algo que nos ha gustado mucho –casi dicen a una sola voz– es habernos involucrado en la Caravana, pues ellos nos dieron un apoyo decisivo ya que transportaron todos los equipos técnicos que necesitábamos para realizar el rodaje, incluido el auto donde fueron trasladados desde Los Ángeles hasta la frontera con México. Todo el equipamiento fue donado al Movimiento Nacional de Video, que nos facilitó el contacto con los realizadores y técnicos cubanos con quienes estamos muy contentos de haber trabajado”.

¿Y qué pasará con Entrañable lejanía?

Sage: “Queremos presentarla en Los Ángeles; y luego nuestro mayor sueño es poder traerla para el Festival de Teatro de La Habana, en septiembre próximo”.

Aleigh: “Como dicen en Cuba, vamos a pedir a Yemayá y Elegguá para que nos abrán los caminos”.

Equipo de realización:
Guión: Joy Tomasko y Agnieska Hernández
Video arte: Aleigh Lewis y Boris Arenas
Composición musical: Sage Lewis
Dirección teatral: Chi-Wang
Producción: Yasef Ananda e Ivy Jalease Newman
Asistencia de dirección: Laura Vitier
Camarógrafo: Adrianne Koteen y Raúl Pérez Ureta
Sonido: Kirin Kapin

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