Al acto, celebrado en la catedral episcopal de la Santísima Trinidad de esta capital, asistieron, entre diversas personalidades del país, el presidente Raúl Castro Ruz; el vice-presidente Esteban Lazo Hernández; Ricardo Alarcón de Quesada, figura máxima del Parlamento cubano; y Elián González y su familia, junto a un considerable número de líderes religiosos del mundo ecuménico.
“Una sociedad que toma en cuenta a las nuevas generaciones, a sus pequeños/as personitas, que afirma y reafirma el valor de la familia como centro medular de la comunidad; una sociedad que, en medio de las dificultades económicas, pone su empeño para que la educación sea la base angular de la estructura, así como la salud integral sea un bien común que, realmente, ha protegido y garantizado la dignidad plena de sus niños y jóvenes, es porque los considera sus riquezas invalorables”, afirmó la obispa anglicana, durante la celebración que rebasó la capacidad física del espacioso templo.
“Elián fue tomado, fue rescatado de la incertidumbre, del sinsentido, fue nuevamente hecho parte integrante de su familia, de su comunidad, de su país. Diez años después nos congratulamos de ver aquel niño que pudo crecer junto a la familia amada, convertido ahora en un joven educado en los mejores valores de una sociedad digna, preparado para continuar construyendo, junto a sus contemporáneos, un mundo mejor, un mundo de mayor plenitud.
“Como comunidad de fe, como cristianos y cristianas, como pueblo cubano, agradecemos a Dios la vida que nos ofrece, día a día, y también por proveernos sabiduría para compartir la responsabilidad de cuidar, valorar y amar a nuestras más jóvenes generaciones. Desde la perspectiva de fe y desde nuestra mirada al Evangelio de Jesús, reafirmamos el pensamiento del apóstol José Martí, cuando dijo ‘a los niños sobre todo es preciso robustecer el cuerpo a medida que se les robustece el espíritu’”, resaltó.
El pastor pentecostal y reverendo Marcial Miguel Hernández, presidente del Consejo de Iglesias de Cuba (CIC), dijo que “Estamos en este décimo aniversario del regreso de Elián, así como del culto de acción de gracias que se efectuó en aquel entonces, aquí mismo, y donde fuimos honrados con la presencia del presidente Fidel Castro. En aquellos días el CIC, reconociendo el derecho y la razón, no vaciló un momento en comprometerte a trabajar por la reunificación de una familia quebrantada y en respuesta al principio bíblico del amor, respondiendo a su vocación pastoral y sacerdotal como hijos e hijas que somos de un mismo Padre. Fue un triunfo no sólo del amor y la justicia sino de la sensatez sobre la aberración, del espíritu de la verdad contra la división, la maldad y la muerte, por eso hoy tenemos motivos para celebrar nuevamente…”, afirmó.
Ricardo Alarcón de Quesada habló a nombre del Gobierno, resaltando que “en esa batalla participaron, junto al pueblo, sus iglesias y todo el movimiento ecuménico agrupado en el CIC. Me complace afirmarlo desde este templo que ha sido y es paradigma de auténtico espíritu evangélico, parte inseparable de una comunidad verdaderamente unida a sus pastores.”
Por su parte, el reverendo Pablo Odén Marichal, pastor episcopal y parlamentario, afirmó que “referirnos al papel jugado por las iglesias evangélicas cubanas en su rescate, sería jactancia e inmodestia de nuestra parte, porque ésta ha sido y es la batalla de todo un pueblo, imposible de ser librada por un solo sector. Lo que sí sería una falta es no recordar, y no reconocer, el papel jugado por las iglesias norteamericanas también, representadas por aquella maravillosa y noble mujer de nuestros días, nuestra amiga y colega, la doctora Joan Brown Campbell.
“Esa es la razón por la que, durante más de medio siglo, las administraciones estadounidenses, en su inescrupulosa crueldad, no han escatimado esfuerzos para golpear a la familia cubana. De ahí su criminal bloqueo.”
Sobre el tema de los cinco cubanos presos en cárceles norteamericanas y condenados a altas sanciones bajo supuestas causas de espionaje político y terrorismo, Marichal expresó que “ante ese cuadro, las iglesias evangélicas cubanas, que no vivimos ajenas a la bicentenaria lucha de nuestra nación por su total independencia y soberanía, estamos comprometidas con el proyecto de vida, justicia, paz y amor, por lo que resistimos, hombro con hombro, con las familias cubanas y su niñez, simbolizadas en Elián y los ‘cinco’, y en contra de las colosales injusticias que se nos quieren imponer.
“Como herederos de Moisés, el patriarca de los judíos, cristianos e islámicos, que no temió a la ira del rey, tampoco temeremos a la del imperio que no podrá secuestrarnos la visión de que un mundo mejor si es posible, que es la visión del mundo prometido”, expresó Marichal.
- por: José Aurelio Paz*