Bolivia comienza la campaña para el referendo que se celebrará el próximo 21 de febrero, en el que se decidirá si la lista de Evo Morales —presidente— y Álvaro García Linera —vicepresidente— será la elegida para la nueva candidatura de 2020. Se trata de una reforma de la Constitución —ya aprobada por la Asamblea Nacional— sometida a referéndum popular.
De lo que se trata es de preguntar al pueblo si quieren seguir siendo gobernados por parte del gobierno que ha protagonizado la mayor trasformación económica, social, política y cultural que ha vivido el país en toda su historia. De ser uno de los países más pobres, junto a Honduras y Haití, Bolivia ha sido el caso más extraordinario del éxito en el continente latinoamericano.
Basta con recordar que el 63% de la población estaba sumida en la pobreza y que de ese porcentaje, el 37% de los habitantes eran extremadamente pobres. Cada boliviano debía 600 dólares dada la gran deuda de 5.142 millones de los sucesivos gobiernos. La inversión pública alcanzaba solamente 629 millones de dólares. El PIB se situaba en los 9.000 millones de dólares. Los recursos naturales se entregaron a las grandes empresas transnacionales.
En los casi 10 años de Gobierno de Evo Morales, la extrema pobreza se ha reducido a la mitad, del 37% al 18%. Las reservas internacionales han aumentado hasta llegar a 15 mil millones de dólares. El país debe cada vez menos y ha disminuido la deuda pública del 74.3% al 35.2%. Las inversiones públicas han aumentado de 629 a 24.561 millones de dólares. El PIB boliviano aumentó casi 4 veces más, pasando de 9 mil millones de dólares en 2005 a 34 mil millones de dólares.
Bolivia tenía apenas 55 ambulancias; ahora dispone de casi el triple (1440). Antes morían 229 madres por cada cien nacidos vivos; ahora el número ha disminuido a casi 90. Los bolivianos ahora disponen del subsidio prenatal y pueden ser atendidos por los nuevos 221 establecimientos de salud. Asimismo, el 100% de los bolivianos disfrutan del servicio de sanidad.
El salario mínimo pasó de 440 pesos bolivianos a 1656. Más del 42% de la población recibe bonos que mejoran sus condiciones de vida. Además, el 100% cuenta con agua potable, con servicios de comunicación telefónica y de Internet, con servicios de energía eléctrica y luz, están integrados a través de sistemas de comunicación vial, fluvial y satelital.
Mientras los grandes propietarios rurales tenían 39,24 millones de hectáreas, el Gobierno de Evo ha distribuido 23,9 millones de hectáreas de tierra para las comunidades, 19 millones a los campesinos interculturales y 7,5 millones a los empresarios.
Las empresas multinacionales se llevaban el 82% de la producción de hidrocarburos, dejando al Estado solo el 18%. El Estado boliviano ha pasado a retener el 100% de las riqueza nacional. Bolivia se ha convertido en un territorio libre de analfabetismo, pese a ser un país en que se hablan diferentes idiomas como el castellano, el aimara, el quechua y el guaraní, entre otros.
Por ello y por lo que puede llegar, Evo ha vuelto a emprender otra campaña política hacia un nuevo mandato que discurrirá entre el 2020 y 2025
El Gobierno se enfrenta a una fuerte oposición, especialmente tras el caso de corrupción en el Fondo Indígena que ha salpicado a dirigentes del Gobierno, algunos incluso cercanos al presidente. Aunque algunos mandatarios hayan perdido sus cargos y se encuentren en prisión, el escándalo ha desatado una nueva campaña contra la imagen de los indígenas para atacar a la imagen del mismo Evo.
Las encuestas que dan un apoyo ampliamente mayoritario al Gobierno, no eran favorables a la aceptación de un nuevo mandato hasta el comienzo de la campaña. No obstante, el clima empieza mientras que Evo y Álvaro salen por todo el país —son los únicos gobernantes que ya han visitado casi todos los municipios del país—, difundiendo sus argumentos y su plan de concluir esa etapa de formidables trasformaciones de Bolivia hasta el 2025.