El Centro Martin Luther King (CMLK) se propone cada año llevar la Agenda por toda Cuba, debatir sus contenidos con sus amigos y amigas, y no podía faltar en este año en que cumplimos 25 abriles compartir sobre la agenda en este barrio de Pogolotti que es de todos nosotros.
La propuesta del buen vivir nace de la resistencia de más de quinientos años de represión, exclusión y sometimiento al exterminio y el silencio de los pueblos indígenas, quienes amenazados de desaparecer, defendieron esta cosmovisión en una resistencia de fondo que les permitió sobrevivir como parte de la naturaleza y no como observadores, explotadores y dominadores de ella.
Ante la crisis del capitalismo como sistema de competencia generador de consumo indiscriminado, estimulador de una producción desenfrenada y una distribución desigual, estas propuestas son visibilizadas y debatidas en un proceso de recuperación de las diversidades étnicas y culturales de estos pueblos que llegaron a reconstruir marcos legales y políticos para soportar su visión de la vida en los procesos constituyentes de algunos estados de la región.
Pero el capitalismo no ha permitido ni va a hacerlo que avance esta propuesta en paz y diálogo de cosmovisiones. No cambiaremos fácilmente de orden económico mundial. El capitalismo intenta mantener los mismos métodos, ahora con un discurso ambientalista, niega de sí algunas zonas para resignificarse, cooptar discursos, robarnos las palabras, y enmascarar con nuevas estrategias su carácter intrínsecamente depredador y extractivista y para seguirse imponiendo. El capital con diversos rostros asesina, reprime, desplaza a los que históricamente han sido explotados y explotadas y seguirá haciéndolo siempre.
La ideología capitalista ha sido abandonada en algunos discursos, pero la lógica sigue siendo acumulativa y excluyente. Falsas soluciones al cambio climático y la crisis alimentaria, energética, de agua, son las trampas de un sistema que no quiere morir y patalea con desespero para no ahogarse buscando insuficientes recursos y disfraces que no engañan a los pueblos.
Las grandes represas, las actividades mineras causan desplazamiento forzado de muchos pueblos indígenas que pierden el acceso y la comunicación con sus territorios, convierten el acceso al agua en un privilegio y a los caminos comunitarios de cientos de años en zonas de permisos especiales.
Frente a esta realidad, el teólogo brasileño Frei Betto reflexiona en esta Agenda junto a nosotros sobre el futuro. Nos pregunta: ¿qué futuro?: “¿La barbarie de un capitalismo depredador, excluyente, de represión implacable contra el flujo migratorio de los pobres, de calentamiento planetario y degradación ambiental, de imperio del narcotráfico y del entretenimiento de la imagen desprovisto de contenido? ¿Un mundo basado en la competición, en la progresiva apropiación privada de la riqueza, en la transformación de los derechos sociales y los bienes comunes en meras mercancías a las que tengan acceso los que pueden pagar?”
¿Nuestro modelo de desarrollo para el futuro tiene que ser el que considera a la Tierra y la naturaleza como producto de consumo, como objetos que usar independientemente del ser humano, como cosa que descubrir y conocer desde una racionalidad ajena y separada de lo natural?
Desde América Latina, la región más desigual del mundo, se propone criticar y trascender esa concepción desde una propuesta de buen convivir entre todos.
En diferentes momentos de la Agenda podremos encontrarnos definiciones del sumak kawsay o buen vivir, y aparece siempre en su centro la espiritualidad que alimenta relaciones entre todas las formas de existencia, conocidas o no, que rescata el rol de la vivencia y la emoción en una sociedad de lógica matemática y de acumulación y acaparamiento innecesario. Aparece asociado a una crítica radical al modelo de desarrollo basado en el crecimiento continuo, la producción acelerada, la depredación de la vida en el planeta.
Leonardo Boff, autor también presente en estas páginas, nos dice que el buen vivir implica necesariamente ver en nosotros una partecita racional de la Naturaleza, somos la propia Tierra que camina, aquella porción de la tierra que siente, piensa, ama, cuida y venera.
Tantos años de colonización y dominación cultural hace que a algunos les parezca que ser hombre alto blanco, delgado, vestido de traje, con inglés en la boca y dinero en las manos, puede ser la cima de una pirámide de orden del universo conocido, en cuya base humana están precisamente los indígenas, las mujeres, los negros. Estos son los supuestos construidos históricamente del vivir mejor, y con estos referentes vive la mayor parte de la humanidad. Desde ellos, competimos todos con todos desde las primeras etapas de la vida, en la promesa de vivir ganando, y obtener cada vez más beneficios.
Para eso, hay que replantearse todo lo que nos parezca la única manera de ser y de vivir. Ofrecer, regalar, compartir lo cercano, la confianza, lo familiar frente a producir, vender, comprar y consumir cosas cada vez más alejadas de sus productores, vaciadas de sentido y de historia, alienantes y desconectadas del proceso humano de producción de la que fueron fruto.
Nosotros en Cuba, por los acumulados de la Revolución cubana y por otras razones, tenemos mucho terreno adelantado en el camino hacia esta propuesta, aunque a veces no lo sepamos: hacemos que muchas cosas ya usadas pasen de generación en generación después de circular entre los amigos, cosemos y remendamos nuestras ropas, preferimos el dulce de leche hecho por la abuela al flan de cajita de la tienda y nos gusta más la natilla cocinada en el fuego de la casa a las bolsitas insípidas y medio aguadas del mercado, intercambiamos azúcar y arroz con los vecinos, cuidamos a los niños que juegan en nuestras calles aunque no sepamos de quienes son hijos ni donde viven.
Pero tenemos que estar vigilantes, alertas, conscientes de lo que significa vivir de una u otra manera, y conectarnos con los mensajes de otros pueblos para seguir enriqueciendo nuestra propia experiencia.
Solo enfrentándonos al consumismo librándonos de todo lo innecesario para vivir, solo construyendo caminos de cooperación, comunicación, intercambio, podremos revertir todo el daño causado al planeta que cansado de tanto saqueo y malos manejos responde de mal humor con calentamiento global, sequías, terremotos, desertificación del suelo, derretimiento de los glaciares, desaparición de muchas especies de plantas y animales. Solo así podremos avanzar hacia una verdadera descolonización.
Pablo Suess en uno de sus dos trabajos publicados en esta agenda dice: los medios de comunicación hacen querer al opresor, perdonar al corrupto, y despreciar al oprimido. Nosotros decimos: el dinero hace lo mismo. Diseña un sistema de relaciones y nos pone una barrera. El capitalismo nos hace creer que el mundo es muy complejo, que no hay quien lo entienda, mucho menos quien lo arregle.
No es cierto. Leonardo Boff, nos dice que este es un momento de crisis, pero no es una tragedia. En la tragedia todo termina mal, comenta Boff, en la crisis todo pasa por un proceso de purificación y de maduración. Lentamente, estamos construyendo una nueva forma de habitar la Tierra, de producir, de consumir y de tratar los desechos. Ningún parto se hace sin dolor, pero no es dolor de moribundo, sino de nacimiento.
Hay propuestas. Esta que trae la Agenda 2012 es una de ellas. También los campesinos presentan alternativas, la soberanía alimentaria, la producción familiar y verdaderas reparticiones de tierra, la defensa de las semillas auténticas, las mujeres defienden desde una perspectiva del cuidado la economía solidaria. Las alternativas avanzan. Tenemos que poner estas propuestas en diálogo y como dice Álvaro García Linera, autor publicado en la Agenda, el potenciamiento de estas alternativas deben ser una respuesta humana e histórica al capitalismo. Para eso, hay que sumarse a la gran causa paradigma desde varias causas pequeñas capaces de converger.
La Agenda trae más de 25 trabajos publicados por cerca de 30 personas, sobre todo hombres, hay que ver por qué, intelectuales, militantes, teológos. Entre los autores hay viejos amigos del CMLK como Leonardo Boff, Frei Betto, José Comblin, otros que han sido protagonistas de los procesos de cambio en Bolivia, Ecuador, intelectuales como Boaventura de Souza. También llegan dos textos de Cuba, de Cienfuegos, que traen a Martí a dialogar con el espíritu de esta propuesta y muchas otras reflexiones que la problematizan en su sentido de proyecto, alianza, cosmovisión.
En general nos deja un soplo de esperanza y fe. Al leerla sentimos que estamos en el camino de una sociedad fraternal, justa, bella, aunque todavía no nos favorezca la correlación de fuerzas. Si nos organizamos, si compartimos lo que pensamos, si nos detenemos ante cada avance o signo capitalista no solo en lo económico, también en lo cultural, si comenzamos a desarrollar una educación basada en el sentido y la ética de lo suficiente y no del continuo crecimiento y superioridad, si contribuimos a disminuir brechas entre unos y otros, si nos mantenemos informados, estamos ganando batallas como lo hicieron durante cientos de años los indígenas, despacito, de fondo, sin cansarse.
No podemos solos, y aunque la lucha por la vida debe darse en cada país, es necesario un movimiento mundial que se enfrente a las trasnacionales incontenibles por los gobiernos de las naciones.
La realización de la Cumbre de los Pueblos y su Asamblea permanente en los días de Rio +20, en el mes de junio en Río de Janeiro, pone en el centro la lucha por justicia ambiental en oposición al modelo de desarrollo capitalista. Denuncia los nuevos instrumentos de la “economía verde”, y llama a reforzar la resistencia y a la construcción de verdaderas alternativas a la crisis.
La Cumbre tiene como uno de los supuestos que el calentamiento global es el resultado del sistema capitalista de producción distribución y consumo. Las transnacionales y los gobiernos no quieren reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero y nos imponen la llamada “economía verde” como solución para la crisis ambiental y alimentaria, lo que reproduce el mismo estado de cosas y lo agrava con la mercantilización y privatización de la vida. Rechazamos todas las falsas soluciones para esas crisis, como los agrocombustibles transgénicos, la geoingeniería y los mercados de carbono, que son nuevos disfraces del sistema para apropiarse de bosques, cultivos, costas, toda la vida.
Los movimientos sociales de todo el mundo están llamando a tomar las calles a partir del día 5 de junio en una gran jornada de movilización global contra el capitalismo y a la Cumbre de los Pueblos por justicia social y ambiental, contra la mercantilización de la vida y en defensa de los bienes comunes, en la que una de las propuestas que más se defenderán será este paradigma de vida que nos trae en este 2012, año del desarrollo sostenible y las cooperativas, la agenda latinoamericana.
Para eso será necesario integrarnos en experiencias de lucha, recuperar nuestro propio relato, recordar la historia de nuestras victorias, nuestros sentidos políticos y de organización, pero además, hará falta buscar soluciones en las ramas de los árboles, en el sonido del viento, en el olor de la tierra, en el cosmos desconocido, en las páginas de esta Agenda y en otras muchas ya escritas y por escribir; solo así, en una totalidad inclusiva, equilibrada y justa de la que por suerte somos parte los humanos, encontraremos las alternativas capaces de construir una sociedad global que bien conviva.
por: Llanisco Lugo, Coordinadora del Programa de Solidaridad del CMLK