En el caso de Petrocaribe, se quiere compensar las asimetras econmicas en favor del ms dbil. No se reporta la existencia de alianzas anteriores de este tipo. Quizs por eso, un analista de BBC Mundo debi remitirse a las declaraciones de Al Rodrguez Araque: No partimos de posibilidades, sino que tenemos la realidad como punto de referencia: ese feliz intercambio entre Cuba y Venezuela, dijo el canciller venezolano, en clara alusin al acuerdo entre los dos pases, que dio nacimiento a la Alternativa Bolivariana para las Amricas (ALBA), como el nico antecedente vlido para entender el nuevo proyecto integrador.
El analista de BBC acepta el referente, pero no escapa de los preconceptos al tratar de explicarlo. Segn el autor: la estrecha relacin entre Caracas y La Habana tiene su origen en lo que parece ser el afecto personal que se profesan Chvez y Castro. El inconveniente est en que ese argumento resulta insuficiente para explicar las dimensiones regionales del ALBA, ni siquiera las zonales de Petrocaribe. Entonces, el autor apela a un tanque pensante del Consejo de Asuntos Hemisfricos con sede en Washington. Para Hampden Macbeth todo es cuestin de mutua necesidad: Chvez necesita la experiencia cubana en salud y educacin para sus misiones y Cuba necesita el petrleo para apuntalar su economa. Pero esta otra teora, tan simple como la de los afectos personales, tampoco alcanza para explicar que la colaboracin se extienda al Caribe, o que en perspectiva est concebida para las dos Amricas (y no solo la Nuestra, como aclar Chvez en persona, durante una conferencia magistral sobre el ALBA en abril pasado en La Habana).
Dilogo Interamericano, tambin con sede en Washington, va ms lejos. Segn una de sus directivos citada por BBC: Cuba y Venezuela han abierto un frente alternativo en Amrica Latina, ante la opinin en algunos pases, quizs mayoritaria, que tanto el neoliberalismo econmico como la democracia representativa no han resultado en una mejora para la mayora de los latinoamericanos.
Cuida mucho las palabras la experta de Dilogo. Es solo la opinin en algunos pases o es una crtica y dolorosa verdad de que son precisamente el sistema poltico y el juego econmico, impuestos desde Washington y casi siempre avalados por esas propias instituciones, las fuerzas que han situado a las abrumadoras mayoras latinoamericanas frente a incertidumbres abismales? Nadie espera, por supuesto que estos expertos se tiren a fondo en el asunto de las asimetras y las crisis actuales o futuras de Latinoamrica y el Caribe, pero no es difcil advertir que, cuando se trata de Cuba y Venezuela, adicionalmente, sus misiones parecen reducirse a poner cuo, descalificar, envenenar, desde la atalaya del experto. Por eso las mediastintas que sobran en la evaluacin del panorama socioeconmico regional, se tornan afirmaciones categricas, cuando la vicepresidenta de Dilogo dice de Chvez que, su estrategia de retener el poder no sera la que es sin la asistencia del aparato poltico cubano.
He ah otra grosera simplificacin de los hechos, que silencia interesadamente las razones por las que a Chvez supuestamente le interesara retener el poder. Qu le impide reconocer que solo en los ltimos seis aos y por primera vez en la historia de Venezuela, el poder no ha sido fin sino medio, y no se ha usado para enriquecer a una casta sino para llevar los beneficios de la abundante renta petrolera hasta las mayoras hambrientas que nunca antes accedieron a ellas?
Si bien se citan las misiones, no se las explica, no se dice que han permitido la alfabetizacin de 1 400 000 personas y cubierto de mdicos, estomatlogos, tcnicos de salud, y atencin de primera clase a los superpoblados cerros caraqueos y otros confines de la miseria donde se cobijaron por ms de 50 aos los desheredados de la fortuna de ese pas tan rico con un pueblo tan pobre, que fue ala Venezuela de copeyanos y adecos alternndose en el poder.
Si de verdad se quiere llegar hasta la raz del nuevo proyecto integracionista, ningn analista serio ignorara el contenido de las misiones ni los cambios profundos que ellas han generado en la sociedad venezolana. Pero el pragmatismo acorta la vista y los prejuicios limitan la observacin. De lo contrario, advertiran que la generosidad siempre ha sido incompatible con la mezquina ambicin de poder.
Y Cuba, qu busca Cuba?
Ambos expertos coinciden en tratar de explicar los motivos cubanos a la sombra de la vieja teora de la dependencia. Segn ellos, dependemos ahora del petrleo venezolano como antes del sovitico. Solo que ese anlisis borra toda la dcada (hasta 1999) de resistencia y recuperacin, por la que Cuba transit en solitario antes de la llegada de Chvez al poder.
Decididamente, el Consejo de Asuntos Hemisfricos y Dilogo Interamericano estn incapacitados para evaluar la trascendencia del fenmeno que estremece a la regin, ese que deslumbr a Jos Saramago en su reciente viaje por Amrica Latina y lo hizo anotar con asombro que algo est pasando en esta parte del mundo, observacin que, puesta frente a la de los tanques pensantes de Washington, marca la exacta distancia entre la mirada sensible y el anlisis plagado de prejuicios. Por supuesto que ninguna evaluacin salida de los crculos intelectuales leales a Washington reconocer generosidad o sentido de responsabilidad detrs de los dinmicos procesos integracionistas que promueve Chvez.
No solo porque no los comparten, sino porque no los comprenden. Tal como los generales romanos -formados en la tica del imperio, que hizo de la conquista y el sometimiento de otros pueblos un derecho natural – despreciaron, persiguieron y condenaron a los primeros cristianos que, generosos y humildes, practicaban la tica inversa.
La paradoja est en que supuestamente, despus de la llamada conversin de Constantino, se impuso en Occidente la tica cristiana, o al menos eso dicen todos los que van a misa los domingos para hacer profesin de fe en valores universales como la justicia y la generosidad de quienes ms tienen con quienes tienen menos o no tienen nada.
En qu momento entonces de la historia (o la prehistoria) humana la generosidad se convirti en un acto sospechoso para la cristiandad de Occidente? O el problema es esta generosidad en concreto, sta de Venezuela, que como la que ha practicado Cuba durante 46 aos, provoca dudas porque se trata de un acto soberano de Estado y no la limosna presumida de un capitalista ahto de dinero?
A la primera pregunta tendran que responder los historiadores que tan bien conocen de las traiciones que ha sufrido la original tica cristiana desde la cruxificcin hasta nuestros das.
A la segunda me atrevo a responder humildemente. S, esta generosidad de los que teniendo poco deciden compartir lo poco o lo mucho que la naturaleza o los esfuerzos propios les dieron, es muy incmoda para aquellos que se han apoderado hasta de lo que no les pertenece y aun as demandan ms como si ninguna posesin les resulta suficiente.
Por otro lado, la generosidad de Chvez es, efectivamente, un acto indito en la historia ms reciente. Pero en el pasado no lo fue. Acaso no dieron ms, no dieron sus propias vidas los que con Bolvar cabalgaron por toda Amrica tras el ideal de independencia y formacin de una gran nacin que casi dos siglos despus es todava un sueo? No se han ido en el ltimo medio siglo cientos de miles de cubanos hasta mundo desconocidos para salvar de la muerte, la insalubridad, la ignorancia, a otros pueblos tan o ms pobres y compartir con ellos un capital humano que es en definitiva nuestra nica riqueza?
Debe molestar mucho a quienes, desde un injusto poder econmico levantado a puro chorro del petrleo venezolano o del talento y los recursos robados a nuestros pueblos, ni siquiera cumplen su compromiso de donar el msero 0,7 por ciento de sus multimillonarios PIB para aliviar la pobreza de otros pueblos.
Petrocaribe como Petrosur, Telesur, el ALBA en definitiva, no son ms que pruebas de cunto puede cambiar al mundo un gesto generoso. Pero tambin son denuncias contra la tica contraria: la de la especulacin financiera que infla precios solo pagables por los poderosos y la de los emperadores expertos en autoatentados y mentiras que desatan guerras para apoderarse de recursos energticos ajenos.
Concedamos a la mediocre filosofa de los que no creen en la generosidad porque s, porque a la humanidad le hace tanta falta como la justicia, que hay algo detrs de la generosidad de Chvez. Hay algo s: hay un mundo nuevo naciendo. Y hay tambin un montn de peligros que lo acechan, como ya se puede advertir en la maledicencia de los expertos.
Fuente: Cubadebate