¡QUÉ NO SE APAGUEN LAS LUCES EN EL 2011!
Ha llegado la hora de hacer balances, del recuento, de reflexiones acerca de lo hecho, de lo que dejamos de hacer, de todo cuanto fuimos capaces y no nos atrevimos, de trazarnos otras estrategias, de aunar voluntades más diversas.
Las luces navideñas, con sus colones y sonidos singulares nos alumbran ahora en diciembre, el último mes del año, ello nos aporta mayor lucidez para andar, a pesar de todos los obstáculos posibles.
Es momento de orar, de brindar con la copa en alto, de trabajar activos con la fe de que se puede caminar sobre las aguas, si nos lo proponemos fervientemente. Es necesario seguir rompiendo las olas, no importa si al final nos espera el arrecife, de vencer el ostracismo, el inmovilismo, el ir y venir rutinario, porque más allá de todo lo logrado todavía queda mucho por andar y el platanal de Marianao todavía espera de nosotros otros frutos.
2010: año fructífero, de fecundos y polémicos diálogos, de enseñanzas. Sin diatribas ni conformismos asumimos incontenibles nuestras emancipaciones, los retos. Todo no fue hecho ni conseguido, todavía quedan viejos y añejos muros por derrumbar.
¿Cuántos nuevos y dispersos saberes nos aguardan?
¡Solo Dios lo sabe!
Ni Bill Gates lo sabe, ni Olga Tañón o Lady Gaga lo cantan, pero cierto es que desde Pinar hasta Guantánamo debemos tejer otras redes, para escribir, danzar y hacer otras historias, para dejar más improntas en este caimán verde que busca renovarse.
2011: ya está al doblar de la esquina, con otros ropajes, ahora nos proponemos en abril refundar, junto al Partido en congreso y al pueblo. Soñamos una nueva nación, con un socialismo que se parezca más a nosotros, a todas y todos.
Esperamos que suene el tambor del tibalí santiaguero, que desde Guantánamo el changüí retumbe sin Base Naval, que en arrolladora conga cubana arrollen la tumba, pogolotti, el romerillo o el canal, para que se sumen Coco solo, Buena Vista o la chincha coja avileña tengan voz.
No vamos a evangelizar tocando de puerta en puerta, vamos a ir de corazón a corazón, con el sueño fepadista de Freire, de Betto y Raúl Suárez, salgamos a convencer, sin abrazos rotos, palabras huecas ni besos tibios, con el amor.
¡Qué no se apaguen las velas en el 2011!
Que ardan vigorosas nuevas y viejas luces, para que la llama queme y rutilen las estrellas permanentemente, para que cada saber compartido construya un eterno jubileo.
¡Que al sonar las 12 campanadas este 31 de diciembre no se paren los relojes, ni cunda el desanimo o la ingravidez, tengamos presente un espíritu vivo, en la búsqueda de otras conquistas, y que ese hombre llamado Jesús nos bendiga y nos ayude a caminar, para hacerle frente con éxito y total esperanza, a los desafíos que tendremos, todas y todos por delante!
¡QUE NO SE APAGUEN LAS LUCES EN EL 2011!
por: Pedro Luís Jiménez Calvo