La Iglesia Bautista “Ebenezer” de Marianao fue organizada el 29 de marzo de 1947. En la actualidad, somos miembro activa de la Fraternidad de Iglesias Bautistas de Cuba.
Somos una Iglesia Bautista, por lo que hemos procurado recuperar las mejores tradiciones del movimiento bautista en sus luchas y testimonio por la lealtad a sus principios y sus esfuerzos por el bienestar de los pueblos donde Dios los ha colocado. En la actualidad nos identificamos con las iglesias, convenciones, instituciones y movimientos de inspiración cristiana que procuran la realización del proyecto histórico de Jesús: el reinado de Dios y su justicia.
Nuestra forma de gobierno es congregacional, lo cual implica que todas las decisiones son tomadas por la congregación local en junta administrativa, luego de decidir democráticamente acerca de los asuntos presentados a su consideración. También indica que la iglesia local es libre y autónoma en todas sus decisiones y proyectos. (1 Co. 5:4,5,13, Hch. 1:12-26; 6:1-6; 15, Mt 18:15-20).
Somos una Iglesia que procura ser una comunidad inclusiva y como tal propicia la equidad de género, la aceptación e integración de personas de todas las razas y orientación sexual. Nos hemos decidido por la ordenación al ministerio pastoral de hombres y mujeres y de buscar la unidad en la diversidad. Queremos mantener la práctica de modelos pastorales participativos y descentralizados que respeten los derechos, deberes y dignidad de cada creyente.
Somos una Iglesia que ha asumido una visión inculturada de la liturgia. Por esta razón, también celebramos nuestra fe desde las mejores tradiciones culturales del pueblo cubano.
Somos una Iglesia ecuménica. Somos responsables de la unidad cristiana (Jn 17:21). Así mismo, sentimos que la cooperación en pro de metas comunes anima y fortalece la misión de la iglesia. Nuestra concepción y práctica del ecumenismo también incluye la identificación y solidaridad con todas las personas, instituciones y movimientos populares que luchan por un mundo mucho más justo y humano.
Somos una iglesia que aboga por el sacerdocio universal de los creyentes, consideramos que el ser humano tiene la libertad, la capacidad y la responsabilidad de determinar su propio camino de fe y relación con Dios. De ahí se deriva que no hay necesidad de intermediarios entre Dios-Padre y las personas.
Nuestra tradición bautista se ha caracterizado a través de su historia por enfatizar el derecho de cada persona a ejercer su libertad de conciencia y dar un lugar a cada creyente para expresar libremente sus opiniones y puntos de vista. La libertad religiosa afirma el derecho de cada persona a escoger su religión y practicarla, o rechazarla, según los dictámenes de su conciencia.
Defendemos el principio de la separación entre la Iglesia y el Estado, o sea, la oposición a la intervención del Estado en asuntos religiosos que incluye el cuidado de que el gobierno no dé sostenimiento económico a ninguna religión y garantice la plena libertad a cada religión para adorar a Dios. De la misma manera ningún grupo religioso controlará las instituciones del gobierno. Este principio no entra en contradicción con nuestra vocación diacónica que promueve el compromiso con la vida desde una integración profética en todo proyecto social.
Consideramos que la Palabra de Dios es la máxima autoridad e inspiración para la totalidad de la vida, y cada individuo es competente para interpretar las Escrituras con el auxilio del Espíritu Santo, haciendo uso de su capacidad crítica y la ayuda de su comunidad de fe para la interpretación, valoración de aportes de los especialistas en Biblia y de otras comunidades de fe; entendemos que ninguna declaración bíblica ha de ser aceptada como un dogma.
Junto al bautismo, la otra ordenanza de Jesús que observamos como iglesia bautista es la Cena del Señor, Santa Cena o Eucaristía, celebrada cada primer domingo de mes como memorial o recordatorio de la vida, muerte y resurrección de Jesús.
Compartimos la Cena con todas las personas que han recibido a Jesucristo como Señor y Salvador y mantienen un testimonio activo de fe.