– La propuesta de convertir al Sistema
Económico Latinoamericano (SELA) en un organismo coordinador del ala
social de los procesos de integración para el desarrollo de la región,
un lugar para sumar y hacer converger los diversos esfuerzos nacionales
y subregionales y también los diferentes actores -gobiernos,
organizaciones sociales, empresarios, órganos de los procesos de
integración, gobiernos locales o territoriales y los propios organismos
internacionales- sacudió de su modorra al más amplio organismo
latinoamericano y caribeño.
Hija de la crisis, consecuencia de tantos desengaños, 32 años atrás, a
iniciativa de Venezuela y México, surgía en Panamá el SELA con su doble
desafío de la integración y el desarrollo de nuestros pueblos. Fue en
esa misma Panamá que en 1826 Simón Bolívar lanzara su sueño de una
América, nuestra patria Grande.
Tras dos décadas de logros, pese a ser el organismo regional con mayor
número de miembros, el SELA fue perdiendo su fuerza, ante el interés de
muchos gobiernos de buscar las soluciones a sus problemas en las recetas
de los organismos multilaterales de crédito, logrando con ello ese
enorme ejército de excluidos y marginados que hoy son realidades de
nuestras naciones.
Pero, como decía Víctor Hugo, no hay fuerza mayor en la historia, que
una idea a la que le ha llegado su hora. Y parece que la hora de
recuperar el SELA como lugar para sumar y hacer converger los diversos
esfuerzos nacionales y subregionales y también los diferentes actores de
la integración para el desarrollo, como son los gobiernos,
organizaciones sociales, empresarios, órganos de los procesos de
integración, gobiernos locales o territoriales y los propios organismos
internacionales.
La elección del próximo Secretario Permanente del organismo, a decidirse
a finales de noviembre, deberá tener ahora por principal objetivo
ejecutar el programa de cambios que, propuesto por el embajador
argentino Hugo Varsky, quien en el seminario caraqueño representó a la
Presidencia de la Comisión de Representantes Permanentes del MERCOSUR,
ha tenido el consenso del pleno del SELA.
Hasta ahora se ha presentado formalmente –y con gran despliegue: gira
por los países, cóctel en Caracas- un solo candidato, el funcionario
mexicano José Rivera, sin planes concretos y mucho menos renovadores.
Ahora, se habla de la necesidad de reencauzar el SELA con programas y
propuestas que modifiquen sustancialmente el posicionamiento del
organismo y su situación estructural. La estrategia consensuada es
aparentemente acordar primero el cambio del organismo, y después apelar
a la conducción de Varsky.
Este ámbito que está vacío en la articulación de la región, es el que
puede ocupar el SELA, un lugar de relevancia primordial en la
arquitectura regional de la integración, para impulsar y darle un orden
a todo este proceso aparentemente desordenado pero profundamente rico
que vive la región respecto a la integración. Es que si no cambia, el
SELA muere.
“No podemos construir el proceso de integración regional si la gente no
está adentro. Y este es el desafío que está vinculado profundamente al
rol también de los territorios, que es donde la gente vive, donde los
actores están: las provincias, los estados, los municipios, las grandes
ciudades. Yo creo que alrededor de todo esto, hay una gigantesca
contribución que puede hacer el Sistema Económico Latinoamericano y del
Caribe”, señaló el representante de la Presidencia del MERCOSUR ante el
pleno del SELA.
Varski indicó que es imprescindible que los dirigentes sociales, los
ciudadanos, sepan de qué se está hablando cuando se habla de la
Organización Mundial de Comercio, de las negociaciones con la Unión
Europea, de la Comunidad Andina de Naciones, del propio MERCOSUR. Y dejó
en claro que para avanzar en la integración, y en definitiva hacia un
desarrollo con equidad, hay que articular tres actores: los gobiernos,
las organizaciones sociales y los órganos del proceso de integración. Si
esos tres actores no actúan de consuno, dijo, se pierde capacidad
negociadora hacia el interior y hacia el exterior del proceso. Y así,
por ejemplo, se han desarrollado cumbres sociales dentro del MERCOSUR
junto con la de los jefes de Estado y los directivos de los órganos de
la integración.
Recalcó que en todos lados se está debatiendo esta problemática por
parte de las organizaciones sociales y los órganos de la integración,
donde existe un grado muy importante de coincidencias temáticas, de
reivindicaciones y de reclamos notables entre todos estos actores
sociales respecto al modelo de integración que queremos. Esas sensibles
coincidencias temáticas, incluyen el cumplimiento de metas de
desarrollo, entre otras, en el tema de reducción de la pobreza, salud,
educación, equidad de género, pueblos originarios, juventud,
discapacidad, recursos naturales, medio ambiente, integración cultural,
rol del territorio, energía, etc.
En definitiva, ello expresa un notable entrelazamiento de búsquedas de
participación, y de intereses de los actores reales del proceso de
integración regional, sean estos los gobiernos, las más diversas
organizaciones de la sociedad civil o los propios órganos de la
integración regional.
Cabe recordar que en el Convenio de Panamá, constitutivo del SELA, lo
social y lo económico tienen exactamente la misma importancia y, entre
los propósitos fundamentales del organismo está coadyuvar a la
articulación y convergencia de los procesos subregionales de
integración. El nombre, Sistema Económico Latinoamericano nos llevó a
tener una visión quizás demasiado economicista de los asuntos que
deberían manejarse en el organismo, pero el convenio es muy claro, y
todo el aspecto social vinculado al económico, puede hacer del SELA una
institución decisivamente contributiva e imprescindible en el marco del
conjunto de procesos para la construcción de nuestra arquitectura
regional de integración.
Para Varsky, esto puede ser absolutamente significativo pero con esa
multiplicidad de actores, de direcciones, de negociaciones múltiples, de
diversos intereses. Entonces, la pregunta que surge es cómo hacer para
que esta organización, con una magnífica infraestructura, juegue este
rol tratando de articular a todo este fenómeno múltiple que he planteado.
Varsky señaló que se debe orientar un proceso de descentralización que
permita efectuar actividades allí donde están las propias organizaciones
sociales y donde se genera su vinculación con las instituciones de la
integración, las que deberían tener en su propio ámbito, oficinas de
enlace con el SELA.
Y, como ejemplo, indicó que el MERCOSUR está interesado en un enlace
directo con el SELA si esta organización juega un rol de tal magnitud.
Si eso pudiera hacerse en todos los procesos de integración,
probablemente un núcleo pequeño pero eficiente de funcionarios en la
sede caraqueña del organismo, podría jugar un rol de articulador, de
necesaria convergencia de los esfuerzos individuales, bilaterales y
subregionales de integración. Y si eso ocurre en el MERCOSUR, en la
Comunidad Andina de Naciones, en la SIECA, en el CARICOM, en el ALBA, en
la ALADI, incluso en los países individuales que quieran tenerlo, se
contaría con una red de enlaces donde las organizaciones sociales, las
de la pequeña y mediana empresa, las de las ciudades, las del campo, las
de la ciencia y la técnica o de la educación, estarían enormemente
satisfechos de tener un espacio como el SELA para compartir desafíos,
intereses, demandas, añadió.
Varsky recalcó, asimismo, que esas grandes acciones necesitan además dos
herramientas fundamentales: una que tiene que ver con la comunicación y
con la difusión, y la otra con la capacitación de miles de dirigentes
intermedios de los distintos rincones de cada país sobre conceptos,
historia y mecánica de los procesos de integración, herramienta
sustantiva para la transparencia y el debate orientado no solo a la
comprensión sino a la participación social.
La propuesta se basa en la articulación y convergencia de lo social y
económico, en profundizar el debate acerca de los modelos de integración
que necesita América Latina y el Caribe, y dentro de ello la compleja
problemática de la integración productiva y el rol importantísimo de las
PYMES.
Pero incluye, asimismo, mucha más asociatividad, complementación,
cooperación, comercio justo, lo que incorpora el análisis de nuevas
formas y normas para estimular el comercio y los intercambios entre
nuestras naciones, de modalidades de intercambio compensado que han
empezado a aparecer con bastante fuerza en la región, la utilización de
monedas nacionales como punto inicial para la emisión de una moneda
regional. Estas son todas manifestaciones de lo que está ocurriendo de
manera a veces dispersa y que necesitan por tanto articularse, explicó
el diplomático argentino.
En su resumen ejecutivo, un documento presentado por la Secretaría
Permanente del SELA señala que existe un consenso relativo acerca de que
los instrumentos de política comercial deben ser complementados por
otras políticas y por las instituciones públicas y privadas para que los
países y sus sociedades puedan beneficiarse de las oportunidades
abiertas por el comercio. Yo creo que este planteamiento es
efectivamente clave.
Varsky señaló que en el MERCOSUR, el eje de complementación con lo
comercial -dado el importante rol que las commodities juegan en las
economías y el comercio- y dada la necesidad sustantiva de incorporar
valor agregado, competitividad y tecnología, es imprescindible que junto
a lo comercial, la integración productiva y social esté en el centro de
nuestras preocupaciones.
La asociatividad y complementariedad que implica una visión de
complementación productiva tiñe todo lo que tiene que ver con la propia
lógica del comercio. Por eso, partiendo del punto de inflexión que
constituyó el planteamiento en la Cumbre Hemisférica de Mar de Plata de
no adherir al enfoque del ALCA, está el abordaje de las asimetrías, de
singular importancia en toda la cuestión de las relaciones comerciales.
Por otra parte, la visión de la integración energética, también tiene
vinculación directa con el enfoque con que se abordan las relaciones
comerciales.
Varsky señaló que la generación de infraestructura y energía para la
integración, la creación del Parlamento del MERCOSUR, la inclusión de
los partidos políticos y de la política en toda las discusiones y
propuestas sobre inserción externa e integración; y la inclusión en el
debate de la integración precisamente de todo lo relativo acerca del
carácter y los contenidos de los acuerdos comerciales; son elementos
fundamentales para tener una visión completa e integral de un proceso
como la integración que es multidimensional y complejo.
Destacó como un hecho absolutamente trascendente la constitución del
Banco del Sur, que tendrá sin duda incidencia en las visiones que hasta
ahora hemos tenido sobre el modelo de integración a seguir y señaló que
resultan relevantes para cómo abordar las negociaciones comerciales, el
instituto social, el foro de Intendentes, Alcaldes y Gobernadores, el
fondo para el desarrollo de las pequeñas y medianas empresas (PYMES) que
acaba de crearse en el MERCOSUR. En el SELA se le ha dado al tema de la
pequeña y mediana empresa una importancia que vale la pena remarcar y
todo esto se relaciona directamente con la construcción de UNASUR y el
tema fundamental de la participación social, añadió el diplomático
argentino.
Precisamente, el documento de la Secretaría Permanentes del SELA decía
en una de sus partes que en América Latina y el Caribe hay un déficit de
democracia, que se evidencia en la ausencia de canales adecuados para la
participación de la sociedad civil en la formulación de la posición
negociadora nacional, con algunas excepciones virtuosas. El debate se
hace, con frecuencia, por la vía de la prensa sin que exista una
efectiva contribución de las voces discrepantes a la posición
negociadora oficial, resalta.
Varsky hizo un llamado vinculado al desafío de la participación social,
la democracia y la transparencia en Latinoamérica y el Caribe, con la
reconstrucción del tejido social, y con la incorporación de los actores
necesarios al proceso de integración productiva para dar el valor
agregado a nuestras commodities y poder tener otro lugar en las
negociaciones económicas con el resto del mundo y en la economía mundial.
En definitiva, la articulación y la convergencia para la construcción de
un espacio latinoamericano y caribeño, deben ser las guías que le
permitan al SELA jugar el rol trascendente para el cual fue concebido.
Existe una plataforma, un programa consensuado, el que presentó Varsky.
Ahora las naciones deberán manifestar su voluntad política –más allá de
los apurados respaldos de Argentina, Brasil, Uruguay, Venezuela,
Bolivia, República Dominicana y Surinam, entre otros- y darse esa
oportunidad para que, sin duplicar esfuerzos ni presupuestos, la
integración tenga rostro humano y social.
– Aram Aharonian es director de TELESUR.