Amigas y amigos que nos acompañan en esta XIII del Taller Internacional sobre Paradigmas Emancipatorios.
Justo un mes después de este día los cubanos y las cubanas estaremos votando por una nueva Constitución, y este derecho ciudadano que nos compete por 150 años de lucha popular ininterrumpida tiene muy preocupado a la derecha y a la izquierda. ¿Por qué?
La participación consciente y creadora de cubanas y cubanos en la gestión de gobernarnos ha sido, a lo largo de estos 60 años, el proceso real de ejercicio de la democracia, desde otra lógica de poder. Los valores éticos y políticos que sustentan la participación del pueblo en el gobierno son aquellos que han constituido la esencia emancipadora y dignificadora de la Revolución Cubana, estos valores emergen hoy desde las nuevas relaciones de producción y reproducción que se construyen y actualizan en confrontación con la lógica mercantil capitalista.
Para nadie es un secreto que en los últimos años ha disminuido considerablemente la participación popular, haciéndose ineficiente la gestión de los gobiernos locales para dar atención y convocar a la solución de necesidades materiales y espirituales básicas de los ciudadanos. Sin embargo, queremos recuperar las formas y espacios de participación popular adecuándolas al contexto actual.
El proceso de actualización del socialismo en Cuba enfrenta el reto de ampliar la democracia hacia formas directas, horizontales y participativas de autogobierno, intentando no repetir verticalismos y burocracias insensibles a las prácticas revolucionarias, sino construyendo nuevos espacios y manteniendo la unidad desde la diversidad que nos identifica. Esto precisa una reconstrucción de lo colectivo con sentido de totalidad social, un reencuentro con el universo cultural desde la espiritualidad y subjetividad popular a partir de las prácticas concretas y cotidianas.
Las experiencias con las que ustedes dialogarán hoy plantean nuevas relaciones subjetivas, no solo en lo político institucional, sino en el plano económico, ideológico, educativo, familiar, comunicacional. Son nuevas formas de ejercicio del poder popular.
Nuevas contradicciones aparecen y distinguen el proyecto revolucionario cubano actual. Algunas de estas contradicciones atentan hoy contra los valores que emergieron y consolidaron las transformaciones revolucionarias a lo largo de estos 50 años. El debate y los cambios que se operan hoy en la realidad cubana tienen la intención, en lo fundamental, de recuperar el protagonismo cotidiano del pueblo en el proyecto socialista.
La democracia cubana resulta de estas y otras muchas prácticas concretas, reales y cotidianas Las preocupaciones actuales por el fortalecimiento de la democracia que se expresaron en los debates del proyecto de la nueva constitución, son expresión de los cambios de la realidad y la subjetividad social viva y actuante y manifiestan la intencionalidad el grado de compromiso individual y colectivo de cubanas y cubanos con su sociedad.
El debate sobre la democracia popular y protagónica, que se hace más fuerte con la discusión sobre la futura constitución, no es un debate conceptual, es una disputa de sentidos sobre el futuro de Cuba. Las interrogantes las pone el accionar ¿Cómo hacer más solidaria y colectiva la producción y la apropiación? ¿Cómo construir poderes compartidos que enfrenten la corrupción, la burocracia y el autoritarismo? ¿Cuáles son las formas más justas de democracia participativa y protagónica? ¿Qué proyecto socialista nos convoca a una vida mejor?
El horizonte de nuestras luchas no se reduce a un mero cambio de política económica. La aspiración por la justicia social y la dignidad humana se concibe desde un verdadero y significativo tránsito civilizatorio-cultural. Hoy, en medio de la compleja situación nacional, el pueblo cubano tiene la preocupación de cómo mantener la solidaridad, la justicia, el respeto, y la convivencia social.
Estas interrogantes son expresiones de demandas prácticas concretas que constituyen, a su vez, nuevos desafíos democráticos como: potenciar la crítica y la creación desde lo individual y lo cotidiano; promover cambios sociales desde un proyecto participativo y plural que integre coherentemente el saber, hacer y desear del sujeto social popular; mantener la continuidad nacional y cultural desde objetivos sociales comunes; integrar y articular la diversidad social respetando las identidades individuales y colectivas; fortalecer la viabilidad del proceso sociohistórico cubano en el contexto nacional e internacional; hacer real la posibilidad del socialismo como alternativa civilizatoria.
No busquemos a sus protagonistas de la Revolución cubana ni en individuos abstractos ni en el Estado, sino en los productores de vida humana y natural, algunos están en este recinto y ustedes pueden dialogar con ellos.
Nuestro principal obstáculo a resolver, siempre será: superar la conciencia puramente economicista que siembra y naturaliza el sentido común del capital.
Esto no indica solo un cambio en las formas de la acción económica y social, sino implica un cambio en el contenido de la totalidad política. No se trata solo de «perfeccionar mecanismos» o inventar mecanismos nuevos, ni de implementar procesos participativos en la base, dispuestos desde arriba. Se trata de algo más profundo, más integral, radicalmente articulado a una apropiación anticapitalista del proceso de transformación por parte de cada uno de los actores protagonistas.
La Revolución Cubana abrió el cauce de la democracia popular para el continente hace 60 años en términos de soberanía e independencia nacional frente al dominio norteamericano. Como dijo Fidel:
«Nunca hemos aspirado a que nos entreguen la custodia de las gloriosas banderas y los principios que el movimiento revolucionario ha sabido defender a lo largo de su heroica y hermosa historia, pero si el destino nos asignara el papel de quedar un día entre los últimos defensores del socialismo, en un mundo donde el imperio yanki lograra encarnar los sueños de Hitler de dominar el mundo, sabríamos defender hasta la última gota de sangre, este baluarte».
Muchas gracias.