Es cierto que “el verde de la esperanza florece en Pinar del Río”, porque justo así sucedió, durante los días 21 y 22 de junio cuando nos encontramos de abanicos y tambores Matanzas, de rojo La Habana y de caracoles verdes los pinareños. Nos juntamos para repensarnos en un espacio, que se abrió como parte de los encuentros territoriales que se hacen sentir de la mano de la educación popular, promovida desde el Centro Martin Luther King.
El campismo Aguas Claras fue la sede que con cariño muchos recordarán, pues nos permitió no solo el reencuentro de la mano de una propuesta de teatro que nos tocó la piel…, sino también nos permitió hacer un alto en el camino, mirarnos por dentro y por qué no, dejarnos ver desde lo que hemos hecho, hacemos y proyectamos para un futuro nunca lejano.
A partir de categorías que surgieron con el diagnóstico, buscamos el camino andado, como buen caminante que reconoce que se hace al andar… Así visualizamos acciones desde el eje de formación, el acompañamiento a experiencias y la comunicación o alianzas e incidencias que nos permiten hoy mantener la articulación.
Hacer una propuesta para organizarnos, es un reto que hacía falta asumir. Las fortalezas de determinados territorios fueron entregadas como posibilidades de apoyo, de modo tal que la Red de educadores y educadoras populares no deje nunca de responder a la intensión mayúscula de hacer rodar la bola de hilo de la educación popular, respetando los ritmos de cada territorio, posibilitando el contacto cercano siempre.
No cabe duda que las aspiraciones crecen, que no estamos conformes con lo logrado, que aún nos quedan muchas vueltas que dar juntos, y qué bueno que así sea, porque llegaremos a un Encuentro Nacional en noviembre venidero donde repetirnos, será simplemente, un imposible…
por: Yordanis Puertas