– Comencemos con la pregunta que le habrán hecho un millón de veces en estos meses ¿Cómo está Fidel?
– Bueno, tendrás una respuesta que ya habrás escuchado otro millón de veces – responde entre risas Alarcón, el presidente de la Asamblea Popular de Cuba y líder histórico de la revolución, mientras prende un largo habano-.
– El mismo dijo la semana pasada que estaba “very well”…
– Sí, es así. Pues marcha muy bien. Cada día se se cómo ha sido capaz de perservar en su tratamiento y en el camino de la recuperación con mucha disciplina, mucho esfuerzo y resultados satisfactorios.
– ¿Vuelve?
– El regreso, la vuelta, me plantea dificultades semánticas porque usted solo puede regresar de algún lugar que se ha ido. Y éste no es el caso. Sólo ha dejado de estar haciendo las cosas del modo que las hacía y que se había hecho emblemático. Esos largos discursos, la presencia en todas las actividades, el estar sobre todos y cada uno de los temas. Bueno eso no es usual. No es lo que ocurre con otros jefes de Estado. ¿Que vaya a regresar a hacer las cosas como las hacía? Eso es otra cosa.
– La transición parece ser muy ordenada y tranquila. Pero al mismo tiempo la gente está expectante. Esperan cambios y en un tiempo no muy largo.
– Que hay calma, me parece que es obvio. Fidel Castro ha dejado de cumplir con determinadas funciones. Lo anunció él y paso la posta a otro compañero. Y no pasó nada de lo que predijeron por ahí. Por suerte está todo documentado, porque aquellos que dicen ser analistas políticos hablaban de una hecatombre. Tenía que producirse una gran conmoción nacional y un desborde de masas. Y no sucedió. Sencillamente no ocurrió nada. Nada.
– Raúl es igual que Fidel?
– Obviamente Raúl no es igual que Fidel. Nadie es igual a Fidel. Cada uno tiene sus propias características. Pero tienen un pensamiento semejante, una adehesión a un programa político común.
– ¿Es Raúl el hombre de las reformas económicas? ¿Es el Deng Xiaoping de Cuba?
– Al principio de la revolución Raúl era el más duro de todos, el ultra, el radical, la extrema izquierda. Ahora se lo quiere ver como el reformista, el blando. En aquel entonces, hace 48 años, Fidel era era el tipo mesurado, pragmático y Raúl el radical y extremista. Y la verdad es que Raúl en aquella época era también un hombre pragmático y ahora es también un hombre radical. Las reformas del compañero Deng Xiaoping en China son muy positivas para el pueblo chino. Pero tiene que entender estas reformas dentro del contexto de la revolución china.
– Por lo tanto usted ve la posibilidad de aplicar reformas dentro de la revolución cubana.
– Para hacer reformas a la China hacen falta muchos chinos. Ese país con esa enorme población tiene unas características que nosotros no tenemos. Las tradiciones y la mentalidad de ellos son muy particulares, son muy trabajadores, muy esforzados. Nosotros tenemos esas características pero diferentes.
– Una de las caracterísitcas de esta economía cubana es la doble moneda, algo que trajo grandes diferencias.
– Sí, hay una distorsión. Es cierto que los precios en el mercado del peso convertible son muy altos, pero no es por gusto, sino que está diseñado para que con la fuerte carga tributaria que tienen vayan a equilibrar los otros precios. Los que tienen acceso a la moneda convertible tienen que pagar para compensar a los que no tienen esa moneda. Es una forma que tenemos de redistribuir el ingreso.
– Pero esto trajo una desigualdad social.
– Somos concientes de que hay una diferencia. Pero déjeme decirle que esto fue una inevitabilidad. Con la crisis de los noventa, comenzaron a haber personas que tenían acceso al dólar. Y estos dólares de algún modo se convertían en bienes y servicios. Y la circulación de esos dólares hace aparecer más claramente las diferencias. La creación del peso convertible llegó para gravar ese dólar y tomar reservas para distribuirlas entre la población que no llega al CUC (*) . Ahora, déjame decirte que si quieres una medida impopular vuelve a prohibir la libre circulación del dólar o el CUC. Usted verá como están en contra los que tienen dólares y los que no lo tienen porque creen que en cualquier momento lo tendrán. ¿Qué habría que hacer para reducir las diferencias? Habría que trabajar en una dirección para reducir la diferencia entre las dos monedas.
– Las diferencias parecen haberse acentuado en ciertos sectores de la población. Se ven bolsones de pobreza.
– Jamás uno debe conformarse con esa realidad. Y le diría que es peor porque recuerdo lo que era Cuba antes de la revolución y cómo era gracias a la revolución hasta la gran crisis de los añosnoventa. Una de las cosas más dolorosas para un cubano es ver cómo algunos fenómenos de los que estábamos tan orgullosos de haber erradicado completamente volvieron.
– ¿Usted diría que es un fracaso dentro del modelo?
– Creo que todos, los cubanos y el resto del mundo tenemos que pensar en una sociedad del futuro que no va a ser de imposiciones de un modelo triunfante. El mundo ha cambiado y no en un sentido restauracionista, que van a volver los bolcheviques y el modelo soviético como tampoco va a ser el capitalismo descarnado del neoliberalismo. Va a ser un mundo diverso. ¿Y por qué no vamos a copiar nosotros algo de China y Estados Unidos? Y ¿por qué Estados Unidos no va a adoptar algo de lo bueno que puede tener Irán, Corea o la Argentina? Tienen que haber una pluralidad y dejar que cada uno encuentre el camino. Nosotros lo vamos a buscar dentro de nuestra revolución.