El documento de la mesa de trabajo indígena de la I Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra, realizada del 19 al 23 de abril en la céntrica ciudad boliviana de Cochabamba, ahondó en esta propuesta y enumeró una larga serie de planteos que integran la columna vertebral de lo que, según Evo Morales, presidente de Bolivia, “es el nuevo paradigma que estamos viviendo: la defensa de los derechos de la Pachamama, salvar a la tierra para salvar la humanidad”.
El peruano Miguel Palacín, presidente de la Coordinadora Andina de Organizaciones Indígenas, quien dirigió esa mesa de trabajo, remarcó que “el Buen Vivir no es sólo una teoría o un discurso, no es una política de nadie: es una práctica de los pueblos para mantener el equilibrio entre los seres humanos con la Madre Naturaleza”.
“Sólo recuperando y revalorizando nuestras raíces, fortaleciendo nuestras prácticas culturales, nuestras formas de vida y nuestras formas de organización colectiva para el manejo y aprovechamiento sostenible de los recursos naturales…, podremos contribuir al mundo y a la humanidad para reencauzar el futuro del planeta”, señalaba unos de los documentos de convocatoria a la cumbre.
Las propuestas indígenas
Como muestra de los efectos del cambio climático, los indígenas de la región andina hablaron de las nuevas heladas, nevadas y granizadas, mayores sequías por un lado o inundaciones por otro con deslizamientos de tierra y pérdidas de cultivo; nuevas enfermedades que aparecen en zonas donde antes no se registraban, y el dramático retroceso de los glaciares: Bolivia, país anfitrión, ha experimentado el doloroso derretimiento completo de un glaciar el Chacaltaya, cerca de La Paz en sólo 40 años.
Diferentes testimonios de líderes indígenas dieron detalles de los postulados o prácticas indígenas conducentes al Buen Vivir. En su defensa del modelo agrícola campesino indígena como método para enfriar la tierra, ejemplifican la práctica de la rotación (en algunos pueblos llamada mullu), pero aplicada también a varios aspectos de la vida en comunidad; desde la rotación de cultivos para cuidar el potencial de los campos de sembradío y pasteo de ganado hasta el recambio regular de autoridades.
Llamamos a “la recuperación, revalorización y fortalecimiento de las tecnologías y conocimientos propios de los pueblos indígenas y promover la incorporación de estos en la investigación, el diseño y la aplicación de políticas sobre cambio climático, en complementariedad con los conocimientos y tecnologías occidentales adecuadas, asegurando que los procesos de transferencia de tecnología no debiliten el conocimiento y las tecnologías indígenas”, plantearon los pueblos originarios.
Una idea clave es avanzar progresivamente hacia sistemas de propiedad comunitaria. El propio presidente Morales, en conferencia de prensa, se refirió a su propuesta de “Socialismo Comunitario” (que también expresó en su discurso inaugural), relatando cómo en las familias indígenas los ganados, las tierras, los productos logrados, no pertenecen a una persona sino a la comunidad. Incluso, si se da el caso de que una persona está concentrando, por ejemplo, muchos animales, es dable acordar una distribución que beneficie inmediatamente a los más desfavorecidos.
“Para garantizar que este proceso [de construcción de una alternativa al modelo actual que generó el calentamiento global] se profundice y se extienda como un ejemplo alentador a todo el continente y a los pueblos del mundo, es necesario visibilizar las contradicciones existentes, reflejadas en los conflictos socioambientales”, señala el documento final de la mesa de trabajo sobre conflictos socioambientales, impulsada por el Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu (Conamaq) entre otras organizaciones indígenas y que sesionó en forma extraoficial.
El boliviano Rafael Quispe, de Conamaq, enfatizó que “el Buen Vivir y el capitalismo no son compatibles”.
Quispe explicó que “de acuerdo a la información que hemos recogido, de los 500 megaproyectos de IIRSA [Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Suramericana], 16 afectan a Bolivia, con corredores bioceánicos y represas hidroeléctricas”, y exigió a su gobierno frenarlos, porque “favorecen al capitalismo, y si eso firmado en 2000 se aplica, implicará desplazamientos de nuestros hermanos de sus tierras”.
La Conamaq pidió se abra una mesa de trabajo que viera los conflictos socioambientales a los que el gobierno boliviano se negó
Un proceso en ciernes
Las distintas definiciones sobre futuros sistemas están todavía en proceso de articulación. Prueba de eso es lo dicho por el canciller de Bolivia, Carlos Choquehuanca: “El Vivir Bien pone en primer término a la Madre Tierra, y el ser humano dentro de ella, por eso no es socialismo -que prioriza al ser humano-ni capitalismo que prioriza al capital. Más allá de la búsqueda de puntos en común, la propuesta indígena, al hacer eje en la diversidad, dentro del Buen Vivir promueve que se implementen variadas formas, según las autodeterminaciones de cada pueblo.
“Nos falta pasar del discurseo a las acciones”, opinó Loyda Oliva, dirigenta de la Confederación Nacional de Organizaciones Campesinas, Indígenas y Negras de Ecuador.
“En nuestro país tenemos una muy buena Constitución, pero falta aplicarla más. Y debemos aminorar el consumismo, eso es concreto, seguimos con incoherencias. En cuanto al tema soberanía alimentaria, debemos luchar para que se entienda que los mejores alimentos no son los más grandes o más brillantes, que lo que importa es lo que llevan dentro”, agregó.
Según Oscar Vega Camacho, indígena integrante del grupo intelectual boliviano Comuna, el principal aporte de los originarios radica en “no quedarse sólo en una postura anticapitalista, sino avanzar hacia un proyecto alternativo civilizatorio. Y allí, lo más importante es el carácter pluralista de la propuesta”.
Por Juan Nicastro desde Cochabamba