Junto con las crisis alimentaria, climática y energética, la crisis financiera y económica ha conllevado graves impactos: entre otros, pérdidas masivas de puestos de trabajo y salarios; recortes en los fondos para garantizar los derechos humanos básicos de salud, educación, vivienda, agua, electricidad y seguridad social; expulsiones violentas de la tierra y del territorio; un incremento en la concentración del control y la explotación de los recursos naturales por parte del poder empresarial; y un incremento de las actitudes racistas y discriminatorias por género, religión y orientación sexual. Los costos de esta crisis, ciertamente sistémica, continúan creciendo e incluyen el agravamiento de la crisis social y la intensificación de la militarización, de la guerra y de la criminalización de la protesta, incluso cuando los beneficios de los especuladores y otros buitres empiezan a recuperarse.
Los niveles de endeudamiento en el Sur global están sufriendo también el impacto de estas crisis surgidas del corazón de la economía capitalista mundial, como resultado de políticas diseñadas en favor del libre flujo de capitales en un mercado que se había declarado autorregulado. Como resultado, la bomba de la deuda está a punto de explotar nuevamente. La reducción de ingresos fiscales, la caída de remesas de trabajadores migrantes, y las crecientes demandas sociales, económicas y ambientales, están presionando a muchos gobiernos del Sur a la búsqueda desesperada de prestamistas, borrando cualquier mejoría reciente y convirtiéndose en presas fáciles de aquellos que no ofrecen nada sino más deuda ilegítima.
Sin embargo, la deuda que se está acumulando no es solo financiera. Las falsas soluciones que se están promoviendo ante las crisis están generando un incremento potencialmente irreversible de las deudas ecológica, climática, social y económica de las que son acreedores los pueblos y el planeta, especialmente en el Sur. Entre estas falsas soluciones podríamos citar nuevos préstamos para suplir las necesidades generadas por las crisis; créditos para proyectos de agrocombustibles, megaproyectos energéticos o los llamados mecanismos de desarrollo limpio; reducción de deuda condicionada y controlada por los prestadores; el mercado de carbono; o el rol central del que se está dotando a instituciones que deberían retirarse, como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, el Fondo de Estabilidad Financiera o la Organización Mundial del Comercio. En lugar de reconocer la necesidad de una transformación fundamental de un sistema cuyo fracaso se ha tornado cada vez más evidente, las respuestas de los gobiernos del Norte – en particular el G7-, de las empresas transnacionales y sus cómplices en el Sur, van encaminadas a salvar el sistema. En vez de aprovecharse de las crisis a espaldas de los mismos pueblos, países y planeta que por un largo tiempo han estado pagando los costes de su enriquecimiento, deben ofrecer compensación y reparaciones por su responsabilidad en provocar una crisis criminal y por el uso desmedido de la riqueza y la naturaleza del mundo entero.
¡Ya basta! Nosotros, los pueblos, debemos unirnos local y globalmente para construir modos de vida alternativos para todos, el buen vivir de la equidad y el equilibro, sin deudas ni dominación. Por ello convocamos a los movimientos y organizaciones de todo el mundo, a unir fuerzas en la SEMANA DE ACCIÓN GLOBAL CONTRA LA DEUDA Y LAS IFIs, del 12 al 18 de Octubre de 2009. Juntamente con los Pueblos Indígenas que convocan a una MINGA GLOBAL EN DEFENSA DE LA MADRE TIERRA, del 12 al 16 de octubre, y uniendo las luchas por la libertad de la dominación de la deuda y el capitalismo financiero con las luchas por la justicia climática (13 de octubre), de las mujeres rurales y por el repudio de la deuda (15 de octubre), la soberanía alimentaria (16 de octubre) y la erradicación de la pobreza (17 de octubre), nos movilizaremos por soluciones duraderas que harán otro mundo, un mundo justo, posible. ÚNANSE A LA ACCIÓN Y DEMANDEN:
· Anulación sin condiciones de todas las deudas financieras ilegítimas.
· Restitución y reparaciones de las deudas ecológicas, climáticas, económicas, sociales e históricas, sobre la base de auditorías integrales y participativas.
· Respeto del derecho soberano de los países a tomar medidas unilaterales para poner fin a los pagos de deuda a fin de satisfacer sus obligaciones con los derechos humanos y ambientales.
· Respuestas a las crisis económica, climática, energética y alimentaria que no aumenten la carga de deuda sobre los pueblos del Sur ni sobre el planeta y no incrementen la militarización ni la criminalización de la protesta social.
·La creación de nuevas instituciones financieras y una arquitectura financiera global y regional que ponga a las personas y el planeta por delante del lucro y el poder empresarial.
¡Los pueblos del Sur son los acreedores! ¡No deben pagar!
¡Anulación de la Deuda y Reparaciones Ya!
Jubileo Sur