La Cámara debía debatir aún sobre varios pedidos para reformular algunas de las medidas más resistidas de la reforma. En caso de que las enmiendas se aprueben, la ley tendría que volver a la Cámara de Diputados antes de que Temer pueda firmarla.
La votación en el Senado estuvo precedida por tensiones y algunos tumultos entre los parlamentarios, que dejaron incluso a oscuras el hemiciclo después de que un grupo de opositoras ocupara la mesa del líder de la Cámara para impedir que se votase.
El presidente del Senado, el compañero de partido de Temer Eunício Oliveira, suspendió entonces la sesión y mandó apagar las luces en la sala, para forzar a las senadoras a despejar la mesa. Éstas permanecieron a oscuras en el hemiciclo.
“Voy a dar 20 minutos para un entendimiento”, dijo más tarde Oliveira, frente a las senadoras rebeldes.
“Si no lo hubiera, reabro los trabajos y presidiré la sesión en cualquier circunstancia. Aquí o en cualquier lugar de esta casa”, amenazó. Las disputas se prolongaron durante unas siete horas.
El grupo de cinco senadoras que intentó frenar la votación estuvo liderado por Gleisi Hoffmann, la nueva líder del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT) de los ex presidentes Luiz Inácio Lula da Silva y Dilma Rousseff.
La crispación domina la política brasileña desde el año pasado, después de que Temer y su PMDB abandonaran la coalición de Gobierno que formaban con el PT para apoyar el controvertido juicio de “impeachment” contra Rousseff.
Las tensiones aumentaron en las últimas semanas después de que Temer fuera denunciado por corrupción ante la Justicia. El Parlamento debe votar en breve sobre una posible destitución del actual presidente.
La aprobación de la reforma laboral se daba prácticamente como asegurada, ya que el conservador Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) del mandatario y sus aliados cuentan con una amplia mayoría en el Parlamento.
La Cámara de Diputados ya había dado antes luz verde a la reforma, rechazada por la mayoría de la población y criticada por varios sectores sociales.
Los cambios, para los que el Gobierno de Temer cita a las reformas laborales en España como inspiración, permitirán la tercerización del trabajo y darán prioridad a acuerdos directos con los trabajadores por encima de la legislación, entre otras medidas.
También facilita la extensión de la jornada laboral y resta poder a los sindicatos en negociaciones colectivas.
La reforma es uno de los proyectos estrella de Temer para intentar superar la crisis económica, que condujo a una contracción del 7,4 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) brasileño en los dos últimos años.
Las élites empresariales apoyan el programa de ajustes, al que consideran necesario para reducir trabas burocráticas y reactivar la producción en la primera economía de América Latina.
Fuente: Cubadebate
