Martín Lutero inauguró una nueva manera de ser cristianas y cristianos hace 495 años. Sus seguidores en Cuba celebraron la Reforma Protestante en el cine capitalino Acapulco.
Cantos y oraciones se escucharon en la noche de este 31 de octubre en el culto organizado por el Consejo de Iglesias de Cuba (CIC), que abre la jornada en la isla hacia los 500 años de la Reforma Protestante.
Era difícil identificar entre el público asistente quiénes representaban a una u otra denominación religiosa. El pueblo de Dios se unió para entonar letras conocidas, para invocar su presencia en lo más pequeño y sencillo, para escuchar su palabra, con claridad y reverenciar la vida en la que se manifiesta el amor inmenso del Creador.
El grupo teatral Cosechadores de Cuba, de la Liga Evangélica representó pasajes de la vida de fe de Lutero. Joel Ortega Dopico, presidente del CIC, recordó que la Reforma de Lutero parte de su idea de un nuevo paradigma de espiritualidad. “Se trataba de encontrar la espiritualidad de Jesús, una espiritualidad que tenía que ver con las relaciones entre el ser humano y Dios y entre el ser humano con sus semejantes.”
En esta jornada celebrativa también se recordó la grandeza de varias mujeres seguidoras del legado luterano, con quienes la historia todavía sigue en deuda. Catalina, Isabel, Úrsula, Victoria, Olimpia y Margarita de Navarras, son solo algunos de esos nombres imprescindibles, que dan cuenta del rol de las mujeres en la iglesia.
Sobre la vigencia de la Reforma, Dopico apuntó que en su momento Martín Lutero trató de rescatar a la iglesia y la única manera de rescatar a la iglesia es a través de una espiritualidad verdadera, que vaya a la raíz de la espiritualidad, que es Cristo”.
“Hoy el reto de la iglesia en Cuba es vivir la espiritualidad de la Reforma, una espiritualidad que es comprometida, que es de pueblo, que comienza con la humildad. No podemos olvidar el momento de Cuba.”
Por estos días es inevitable hablar del impacto del ciclón Sandy en las provincias orientales del país y en otras naciones de la región. Por eso no faltaron bendiciones para las hermanas y hermanos damnificados, pero sobre todo el compromiso de dar lo mejor de cada uno y cada una para consolar en medio del dolor. En esos gestos de buena voluntad está el Dios de la vida, el Dios de la restauración.
Iglesias locales en Holguín y Santiago de Cuba contribuyen en el reordenamiento de las comunidades donde están enclavadas. Unen sus esfuerzos y sus manos para dar apoyo espiritual y material a quienes más lo necesitan. Se dio gracias a las muestras de solidaridad que ha dado el pueblo cubano, capaz de movilizarse desde las provincias occidentales y centrales hacia el oriente porque es allí donde más útil se puede ser en estos momentos.
Líderes del Consejo de Iglesias, entre ellos el propio Dopico y el reverendo Raúl Suárez, director del Centro Martin Luther King, recorrieron los territorios más afectados por Sandy y pudieron constatar los daños fundamentalmente en el fondo habitacional y en el servicio eléctrico. Con esta información ha estado activo el Comité de Emergencias, para establecer su estrategia solidaria. El compromiso es proseguir en la búsqueda de fondos y materiales que puedan contribuir a los esfuerzos que viene desarrollando el gobierno cubano para restablecer las condiciones básicas de la población más vulnerable.
“En medio de la tormenta veíamos la paz de Dios allí y el testimonio de fe de las hermanas y los hermanos -recordó Joel Ortega Dopico. En Santiago de Cuba, en medio de un templo desplomado, el líder de aquella iglesia nos dijo: el barrio ha venido a ayudarnos, la comunidad ha venido a ayudarnos. Esta experiencia nos ha enseñado que la iglesia no es el templo. Donde quiera que haya un cristiano y una cristiana, ahí está la iglesia.”
“Vivo orgulloso de ser cubano, de ser un cristiano cubano (…), porque cuando un cubano tiene un problema, ese problema es de todos. Esa es también la espiritualidad que viene de Cristo, del Evangelio, de la Reforma.”