Hasta en las canciones de funk de los años 90 podía escucharse “todo está dominado”. De esa forma, el periodista brasileño Igor Fuser evoca la situación de dependencia de América Latina hacia los Estados Unidos en aquel decenio. Sus palabras develan mecanismos y pretextos norteamericanos para mantener la hegemonía en la región. Como otras y otros panelistas de la Conferencia Internacional La integración de América Latina y la lucha por la paz, celebrada en Sao Paulo, Brasil, entre los días 17 y 18 de junio, también traza con nitidez causas y sentidos de la emancipación.
“La historia de América Latina es la historia de la hegemonía estadounidense en la zona y de la lucha de los pueblos contra esta –refiere. El siglo XX puede entenderse desde esa confrontación: por un lado agresiones; por otro, propuestas de autonomía. En este periodo el viejo y decadente imperio británico, aunque guarda como recuerdos algunos restos de su poderío, pasó el batón a un nuevo imperio. Así AL se convierte en reservorio de la dominación de Estados Unidos.
Si bien en la segunda mitad de ese siglo, en todos los territorios del mundo hay una disputa hegemónica, Estados Unidos no encontró enfrentamiento de otra potencia sobre el espacio latinoamericano, por lo que pudo consolidar con tranquilidad su dominio. A través de mecanismos como el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), firmado en el contexto de la guerra fría, la articulación de una red militar en toda la región, el monitoreo de las fuerzas militares de nuestros países, la instauración de la Escuela de las Américas, la doctrina de seguridad nacional y proyectos como la OEA, denominado por Fidel ministerio de las colonias, logró que penetrara la ideología capitalista.
Según Fuser, aunque se escucharon voces de resistencia de los actores internos, es decir, gobiernos y pueblos que buscaron la independencia nacional desde diferentes alternativas – algunas más radicales que otras- el imperialismo norteamericano actuó estratégicamente para no perder sus privilegios. Pese a experiencias como el peronismo y otras luchas en Argentina, Brasil, Chile, en los territorios de Centroamérica como fue el frustrado caso de Guatemala hacia los 90 se había conformado una red neoliberal que respondía a los intereses de Washington.
Con ironía, el periodista califica de “gran familia” a los gobiernos neoliberales de Alberto Fujimori, Carlos Menem, Sánchez de Lozada, Carlos Andrés Pérez, Salinas de Gortari y otros que intentaron coronar ese sistema con el ALCA, “difundido en la región como hecho consumado. En Brasil se redactaron libros para mostrar a los empresarios cómo hacer negocios dentro del ALCA”, y aunque posteriormente hubo un viraje en el mapa político latinoamericano, el libre comercio abrió las compuertas a más problemas sociales y a la inequidad en nuestros países.
Contra ese sistema, explica Igor, se revelaron las fuerzas progresistas y muchas lograron llegar al poder. “Hoy el ALBA y toda la constelación de iniciativas existentes en la región hablan de un nuevo escenario. Lo que sucede en América del Sur es el entierro de la Doctrina Monroe. Sin embargo, Estados Unidos tiene un importante foco en Latinoamérica que se llama Caracas. Su objetivo es la desestabilización y caída del gobierno de Chávez, por ello seguirán los boicots, como han hecho contra Cuba. El 2012 será un año de batallas, y quienes trabajamos la solidaridad internacional debemos estar muy alertas”.
América Latina en la geopolítica global
Con respecto a la geopolítica mundial y a la actual disputa entre Estados Unidos y China referida por distintos analistas, Fuser apuntó que Latinoamérica debe entender que la nación asiática no constituye una amenaza como tampoco lo fue la URSS. Esa confrontación tiene una traducción interna, sigue siendo de Washington contra nosotros para conservar su hegemonía. “Es por ello, que cada acontecimiento debemos colocarlo en un contexto histórico”, afirmó.
Al intervenir, el investigador peruano Guillermo Burneo también se sumergió en la lucha por la hegemonía global. La crisis financiera y sus consecuencias, el alto índice de desempleo, el endeudamiento de unos 14 billones de dólares, son evidencias de la erosión de la hegemonía norteamericana, dijo. “Mantener el rol hegemónico del dólar en el comercio y las finanzas internacionales es vital para la política y estrategia imperial de los Estados Unidos”.
Es por eso que está inundando de dólares el mundo y presiona y ataca a los países que intenten deshacerse de esta dependencia. Burneo recordó el caso de Irak y la arremetida contra Hussein al prohibir la circulación del dólar en todas las esferas económicas del país. Asimismo señaló que los ataques aéreos sobre Libia comenzaron inmediatamente después de que Gadafi iniciara el cambio en las transacciones de petróleo y gas libio a divisas árabes con respaldo en oro. Hechos como estos, explicó, hicieron que Teherán suspendiera su plan de eliminar el dólar para evitar una agresión. Aunque para China, según expresó su presidente en enero, antes de visitar Norteamérica, “la preeminencia del dólar es cosa del pasado”.
Burneo dibujó de forma dinámica un mapa de las actuales relaciones internacionales entre las grandes potencias. Los intentos de los Estados Unidos de apoderarse de recursos naturales de África y Oriente Medio chocan con los intereses de China y Rusia sobre esos territorios, señaló. Además, en América Latina, la presencia china es cada vez mayor. Se ha convertido en el tercer inversionista directo. Como dato, refirió que en el 2012 Venezuela enviará a la nación asiática más de un millón de barriles diarios, la misma cantidad que exporta a los Estados Unidos.”
Coincidiendo con Fuser, apuntó que ante ese contexto es que tiene sentido hoy la estrategia de remilitarización del imperialismo norteamericano sobre América Latina. “Para el Comando Sur, la IV Flota es el articulador del dispositivo militar que involucra ejercicios militares, operaciones conjuntas, bases militares, Plan Colombia y venta de armamentos y que, con el pretexto de la guerra contra el narco, se ponen a disposición de la hegemonía norteamericana. Estados Unidos obtiene los mayores beneficios, mientras sobre nuestros pueblos caen sus negativas consecuencias”.
Un cerco de bases militares
La argentina Rina Bertaccini, activista e investigadora del Movimiento por la Paz, la Soberanía y la Solidaridad entre los pueblos (Mopassol) señaló el peligro que representan las bases militares extranjeras sobre el área latinoamericana como parte de la ofensa estratégica imperial. Al mismo tiempo, denunció el dominio colonial que se mantiene en las Islas Malvinas.
En ese territorio, ocupado desde el siglo XIX, y donde se hallan valiosos recursos naturales, la OTAN ha colocado una base militar que ha funcionado para el entrenamiento de fuerzas participantes en la guerra de Iraq, Afganistán, y otros países, refirió. Además, ese enclave militar tiene una pista de aterrizaje de 2 600 metros, puede alojar unos 5 000 soldados de forma permanente y posee un asilo para armas nucleares y submarinos atómicos.
Rina apuntó que otras bases como la de Mariscal Estigarribia, construida por EU en tiempos de Stroessner con 3 800 metros de extensión; la de Palanquero en Colombia y la de Sotocano en Palmerola, Honduras, intentan cercar a Latinoamérica. Este sistema se fortalece con bases francesas en el Caribe y sus vínculos con Diego García, una base ubicada en el Océano Índico.
Para la investigadora, la existencia de procesos regionales de integración fuera del Pentágono constituye una posibilidad de construcción de alternativas. En ese sentido, mencionó los debates de UNASUR con relación al Consejo de Defensa y destacó posiciones como las de Bolivia en torno a la soberanía regional. “Ya no somos solo los pueblos, tenemos gobiernos dispuestos a enfrentar la política del imperialismo y defender la soberanía política, los recursos naturales y mejorar las condiciones de vida de nuestros pueblos”, concluyó.
Alternativas en movimientos
Sobre la importancia de continuar la lucha frente a la dominación extranjera y oligárquica habló Bertha Oliva, coordinadora de la Comisión de Familiares de Detenidos y Desaparecidos de Honduras (COFADEH). Con un amplio flash back a la historia hondureña reconstruyó los métodos utilizados en la nación centroamericana para acallar a los movimientos populares.
“En los 80, Honduras se llenó de bases militares destinadas a la guerra sucia interna y para apoyar la contrarrevolución en Nicaragua, para preparar tropas contra el FMLN en El Salvador, y todo esto dejó un alto saldo de violaciones a los derechos humanos”.
“El golpe de estado de junio del 2009 retrasó un incipiente proceso de integración Sur-Sur que nos alejaría de la dependencia del mercado norteamericano. Ahora, Estados Unidos, que participó en la planificación del golpe y lo ha sustentado, aprovechó un viejo tratado de 1954 para la instalación de dos nuevas bases y para fortalecer Palmerola. El primer decreto firmado por Lobo, sucesor de Micheletti, la ha convertido en una base permanente, con el pretexto de la lucha contra el narco.”
De acuerdo con Bertha, estos sucesos han significado atentados contra la seguridad del pueblo. En Honduras existen “18 muertes violentas por día, la oferta es el terror; de esa manera se intenta dinamitar la participación social y política”. Puso como ejemplo los acontecimientos en la zona del Bajo Aguán donde han sido asesinados más de 40 campesinos. “Se mantienen viejas modalidades de represión y los actores son el ejército, los sicarios y un discurso que criminaliza las luchas sociales”.
Por su parte, Enrique Daza, coordinador de la Alianza Social Continental, expresó que ante esa situación “los movimientos sociales tenemos que plantearnos un programa reivindicativo, la eliminación de la criminalización, una política de defensa autónoma, la eliminación del TIAR, y lazos solidarios entre nuestros pueblos. Solo así se podrá influir en los gobiernos progresistas”.
José Ramón Rodríguez, presidente del Movimiento Cubano por la Paz, resaltó los logros de la Isla en la lucha contra las guerras y por la solidaridad con los pueblos. Consecuente con aquel pensamiento de Gandhi “no hay camino a la paz, la paz es el camino”, señaló las diferentes iniciativas puestas en práctica por el pueblo cubano para desarrollar una cultura de paz.
Asimismo, condenó la presencia norteamericana en el territorio de Guantánamo, ilegalmente ocupado, y manifestó la disposición de Cuba a continuar luchando por el regreso de los Cinco cubanos presos de forma injusta en cárceles norteamericanas, por el fin del bloqueo y por la anulación del las armas nucleares y la carrera armamentista.
Precisamente la declaración final de esta Conferencia, presidida por Socorro Gomes, presidenta del Consejo Mundial de la Paz, incluyó estos pronunciamientos, además de denuncias contra la amenaza de agresión que se cierne sobre Siria. También los y las participantes manifestaron su solidaridad con Palestina, Vietnam y otros pueblos, así como la necesidad de continuar articulando la campaña por que América Latina y el Caribe sea una región de paz, sin bases militares extranjeras.
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