Este plato auguraba quedar delicioso, jóvenes artistas profesionales y otros aficionados al arte junto a un equipo de la Red Ecuménica Fe por Cuba –todas y todo santiagueros- se reunieron para hacerlo. La Casa Museo Memorial Vilma Espín sirvió de cocina.
Como estaban en julio y en plena Fiesta del Fuego, pensaron en algo fresco, fácil de elaborar, que sirviera como alternativa de enfrentamiento a la violencia, desde una cultura de paz. “Sí, quiero que combata los conflictos en el hogar, el maltrato a la mujer, la discriminación etaria, por raza y étnica”, comentó Daniel, el chico que escribe poesía.
Maité Álvarez cambió su bata de psiquiatra y sexóloga por un sombrero de chef. Habló sobre las causas y consecuencias de la violencia en los diferentes ámbitos, y cómo se pueden prevenir estas situaciones.
Algunos pensaron en un cangrejito, otros querían un cake. En un gran caldero, llamado corazón, mezclaron un saco de amor y chocolate, cinco onzas de respeto, seis cucharadas de comprensión, una libra de harina cariñosa, siete pizcas de sueños felices, comunicación al gusto y aceite de tolerancia. El plato quedó tan rico que supo a poquito.
Un plato llamado “relaciones de paz”
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