En la escuela primaria Hermanos Montalvo, en uno de sus pasillos, un cartel enuncia el sentido de convertir este sábado 22 de junio en día laboral. Inspirados en la obra de Antonio Maceo y Ernesto Che Guevara, un amplio colectivo se dio cita en la institución, enclavada en Pogolotti, Marianao, para homenajear a estos hombres, nacidos el 14 de junio de 1845 y 1928, respectivamente.
Representantes de la Embajada de Venezuela, el Consulado, la sede de PDVSA en Cuba, del Banco industrial del país suramericano, miembros de la Sociedad Cultural José Martí, del Centro Martin Luther King, profesores de la escuela y hasta una brigada de jóvenes internacionalistas recién llegada de la Universidad de Albany en Nueva York, se unieron para el trabajo voluntario.
Edgardo Ramírez, embajador de Venezuela, mientras restauraba el busto de José Martí expresó su satisfacción por ser parte del gesto. “Fue el Comandante Chávez quien instaló en la diplomacia venezolana ese ideal de participar en este tipo de trabajo que benefician al pueblo, pero principalmente a los niños y las niñas. Llevamos ya cuatro años realizando jornadas los sábados y no sólo en organismos escolares, sino también en la agricultura y otros ámbitos”.
En medio de la ardua labor, una profesora de quinto grado, observaba con detenimiento el interior del aula: “Los niños lo van a agradecer. Hacía mucho tiempo que no nos dedicábamos a pintar la escuela, y ahora, cuando lleguen el lunes, la verán cambiada”.
Yandor y Yamilé, ambos venezolanos, integrados a convenios sociales entre su país y la isla, muestraban rostros emocionados. “Siempre es importante apoyar, como nos enseñó el Comandante”, expresó ella, y ofreció pinceladas de recuerdos de días como estos en Venezuela. “Allí fue todavía más intenso el trabajo, y más en medio de nuestras campañas”, concluyó sonriente.
El movimiento no cesó ni un minuto. Se intercambiaron historias. Algunas llegaron desde el Bronx: “Allí hacemos mucho trabajo comunitario para mejorar las condiciones de vida. También por la universidad apoyamos la construcción de viviendas en un barrio cercano. Por tanto, no es la primera vez que hacemos una labor como esta”, comentó una de las jóvenes norteamericanas, quien acotó luego: “Pero sí nos sorprende que estén aquí embajadores, personas importantes. Eso es inédito para nosotros”.
La solidaridad desembarcó también desde otros lugares de Cuba. Una brigada de la refinería de Cienfuegos contribuyó con la restauración de la primaria, una de las mayores del municipio, con alrededor de 390 alumnos de matrícula. Ellos ya tenían una experiencia; tras el paso arrasador del huracán Dennis, según contaron, apoyaron en diferentes zonas afectadas de su provincia.
De esa forma, cobró vida aquel pensamiento de Guevara que no dejó de robar las miradas e hizo más fuerte el compromiso de quienes participaron: “El trabajo voluntario es una escuela creadora de conciencia”.