La noche de la solidaridad, así podría bautizarse a las últimas horas de este miércoles 10 de noviembre en el IV Encuentro Nacional de Educación Popular. El espacio abierto para conectar a la Red de educadoras y educadores populares con las causas de lucha y justicia del continente, fue de lujo. Frei Betto y Silvio Rodríguez compartieron reflexiones y canciones con las personas participantes. También asistieron Ricardo Alarcón, presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular y el ministro de Cultura, Abel Prieto.
Por esas maneras curiosas de recordar, de seguro esta noche de miércoles no la vamos a olvidar nunca. Habrá muchos motivos para contarla: la fuerza de las palabras de Salvador Zúñiga, del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH) que trajo el coraje de su pueblo hondureño para dar vivas a la unidad, la Educación popular y la solidaridad cubana.
O por la emoción de Frei Betto, al hablarnos de que ya casi han pasado 30 años de su primera visita a Cuba, donde quiso compartir esta concepción pedagógica que hoy articula a nuestra Red, como contribución a la revolución. Somos hijos e hijas de su certeza de entonces, de su terquedad de siempre y de su fe por el socialismo.
El hombre y la mujer nueva no se crean mecánicamente nos dijo, tampoco basta con crearles casas nuevas, si en ellas no hay suficientes dosis de ternura, de rabia contra la injusticia, de la inconformidad que ayude a crecer. Y volvió a desafiarnos, de cara al proceso de renovación y actualización del modelo cubano al que estamos convocados. Betto, como un cubano más, ya tiene opiniones y notas “ al pie” para enriquecer el debate, para profundizar esta opción socialista que queremos sentir y pensar más anclada a nuestras prácticas.
Pero habrá más que decir de esta jornada. Betto encendió una lucecita que Silvio avivó con sus canciones, que desde siempre son nuestras. Cita con ángeles, Mariposas, El Escaramujo, Sinué…. Por eso cantamos junto a él y olvidamos el tiempo. “Ojalá todavía no se despida”, pensamos a coro, mientras asentíamos: “la vida como un único extremismo…”
No importó el anuncio de que Sea señora, sería la última en cantar. La sensibilidad se nos volvió aplausos y Silvio, Niurka, Oliver y Trovarroco, no pudieron resistirse ante el pedido: otra, otra, otra. Y sonó inconfundiblemente Ojalá. Silvio de pie y sonriente nos dejó jugar con su poesía y soñar.