Llegaron de TV Serrana, en el corazón de la Sierra Maestra, en San Pablo de Yao; el proyecto sociocultural del barrio matancero La Marina; de la Escuela Internacional de Cine, Televisión y Video de San Antonio de Los Baños, el equipo de comunicación del Centro Memorial Martin Luther King (CMLK) con varias de las experiencias que acompañan; la iniciativa de formación en comunicación de la Compañía Teatral La Colmenita, los informativos Ciudades Interculturales del Centro de Documentación en Información de Bolivia (CEDIB) y una representación de los grupos de comunicación formados por el convenio en las provincias de Guantánamo, Granma y Mayabeque.
El intercambio se centró en las experiencias y aprendizajes sobre comunicación en procesos de participación y transformación social, a partir de tres ejes fundamentales: formación de capacidades comunicativas (producción de contenidos y percepción crítica); concepción y metodología de la práctica comunicativa y estrategias de comunicación.
La comunicación frente al espejo
La metodología de la Educación Popular permitió la construcción colectiva en base a los conocimientos y experiencias de los participantes, así como mirar críticamente a los medios de comunicación en cada uno de los momentos del proceso de elaboración y difusión de sus mensajes. Fue recurrente la referencia a la participación de la comunidad en la dinámica comunicacional y la constatación de que si bien existen iniciativas que parten desde lo local, muchas veces la formalidad y distancia de los medios impone contenidos sobre los intereses comunicacionales de la población.
Se analizó, no sólo la comunicación tradicional —caracterizada por el verticalismo y la ausencia de la población como protagonista de su propia historia—; el derecho a la comunicación, que supone tanto recibir información como emitirla, sino también las prácticas de participantes del taller respecto a las acciones de comunicación que realizan.
Comunicación participativa
Más allá de una identificación teórica, en el taller se realizaron varios ejercicios prácticos que contribuyeron a develar el concepto de comunicación y las formas de entenderla y hacer que se integre como proceso y eje transversal a diversos ámbitos de nuestra vida.
En este sentido, se develó la necesidad de repensar la comunicación participativa, con enfoque de género y el compromiso de realizar aportes concretos. No puede entenderse hoy día a la comunicación fuera de las dinámicas sociales y culturales sino como complemento dinamizador de la participación en las experiencias de trabajo para la transformación de nuestros espacios, con respeto a la mirada colectiva de quienes se involucran como protagonistas.
Experiencias y aprendizajes
El diálogo de las experiencias participantes permitió identificar puntos de coincidencias pero también diversas maneras de transitar los respectivos procesos; variedad respecto a los públicos y sus niveles de inserción en la práctica comunicativa, los medios y recursos empleados, finalidades y espacios de socialización, intenciones y sentidos de cada propuesta.
Hacer comunicación desde la participación y para favorecerla es un reto en el contexto actual. Es importante mantener la coherencia entre el discurso y la práctica, no centrarse en la producción de soportes, pues sería una visión muy instrumentalista y para nada transformadora. Es preciso estimular los procesos y las mediaciones entre los actuantes, problematizar la realidad, y reconocer la capacidad de la comunidad para dialogar y construir desde sus propios códigos, potencialidades y necesidades de la gente.
Comunicación estratégica
Pero la comunicación como una herramienta de lucha no es un proceso que pueda asumirse de manera aislada o descontextualizada sino que necesita estrategias para encarar su producción de mensajes. Estos procesos no pueden dejarse a la improvisación; pueden impulsarse sin perder la autenticidad y la espontaneidad, de ahí la necesidad de planificarlos y el reconocimiento que implica un acertado conocimiento de la realidad, los recursos humanos, técnicos y económicos con los que cuentan las organizaciones, el enunciado de objetivos y resultados a los que se quiere llegar. Y aún más, si se habla de comunicación participativa el proceso de planificación requiere la presencia activa de la comunidad en el levantamiento de datos, la definición de los medios a utilizar y los procesos de producción.
Desde el primer día del taller algo quedó como sueño y posibilidad: generar alianzas y articulaciones, demandas de profundización y propuestas de producciones conjuntas. En tal sentido, afloraron compromisos personales y grupales de hacer de la comunicación una herramienta de incidencia en nuestros espacios. Pero los cinco días de trabajo permitieron también consolidar lo que definimos como la génesis del Nodo de formación en soberanía alimentaria de la Red cubana de educadoras y educadores populares.
por: Ernesto Guevara, Braulio Freyre y Alcides García, colaboradores del Programa de Comunicación Popular del CMMLK.