El plan de Estados Unidos para derrocar a Nicolás Maduro y la revolución bolivariana alcanza niveles de presión cada vez mayores. En la medida en que pasan los días sin que ocurra el quiebre interno que busca el plan, al mantenerse la unidad de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, la unidad institucional y la movilización popular a favor del gobierno y en defensa de la soberanía y la democracia, se hacen más fuertes las agresiones diplomáticas, económicas, mediáticas y arrecian las amenazas militares.
En días recientes se ha desarrollado la operación en torno a la llamada ayuda humanitaria en la frontera con Colombia, específicamente en Cúcuta. Se ha instalado el escenario material y se ha desplegado una intensa campaña mediática, plagada de fakenews y mentiras grotescas, para construir: 1) la legitimiación del ingreso de la mal llamada ayuda humanitaria “autorizada” por el autoproclamado Juan Guaidó, 2) el falso despliegue de acciones del gobierno legítimo venezolano para impedir su ingreso, 3) la imagen de un gobierno despótico sin apoyo popular y con el mundo entero en su contra, 4) una percepción magnificada y catastrofista de la situación económica y social venezolana, 5) el respaldo, inconsciente y manipulado, de una porción de la población venezolana a favor de la intervención extranjera. En la movilización de la derecha el 12 de febrero, Guaidó anunció que la fecha para el desenlace de esta farsa será el 23 de febrero.
A la brutal campaña mediática global contra Venezuela se suma el blackout informativo sobre: 1) las movilizaciones realizadas por el chavismo en casi todos los estados del país, 2) el profundo impacto de las medidas coercitivas unilaterales contra la economía del país como causa principal de la situación económico-social de Venezuela, 3) los éxitos de la diplomacia del gobierno legítimo venezolano, y 4) la descarada violación al marco jurídico del derecho internacional público que implica el reconocimiento a Juan Guaidó como supuesto presidente encargado de Venezuela y la avanzada en torno al tema de la ayuda humanitaria.
La configuración del tablero internacional a favor de EEUU tampoco ha cuajado del todo. Además del Grupo de Lima, excepto México, y de los aliados europeos que se alinearon de entrada, no han sido mayores los éxitos de EEUU. Fracasaron en el Consejo de Seguridad de la ONU y también en la Asamblea General de la OEA. Rusia, China y Turquía se mantienen firmes en su apoyo al gobierno legítimo de Maduro. Incluso, en el caso de China y Rusia, ha circulado información sobre apoyo militar y una eventual participación en los ejercicios que la FANB viene realizando.
El canciller Arreaza se reunió con el secretario general de la ONU, quien manifestó el reconocimiento al gobierno de Maduro y su disposición a continuar profundizando proyectos de cooperación técnica con Venezuela. Se supo que la India había llegado a un acuerdo con el gobierno venezolano para aumentar sus compras de petróleo y pagarlo en insumos como forma de evadir el bloqueo financiero contra Venezuela. Se realizó con éxito la conferencia sobre Venezuela en Uruguay, lo que dio paso al llamado Mecanismo de Montevideo, a pesar de la negativa a participar en ella por parte de EEUU y sus títeres de la derecha venezolana. Por último, el canciller Arreaza anunció desde Nueva York la creación de un Grupo de Estados, Rusia y China incluidos, para la defensa de la Carta de la ONU, el Derecho Internacional y el rechazo la agresión a Venezuela.
En ese contexto EEUU intensifica la agresión. Además de los usuales llamados de Juan Guaidó a la FANB para que se sume al golpe y apoye el ingreso de los insumos enviados a Cúcuta por EEUU, se suman llamados directos a la FANB por parte del asesor de seguridad John Bolton, así como pronunciamientos al respecto por parte de Mike Pompeo. Trump, desde una reunión con el presidente Colombiano Iván Duque, reiteró sus habituales amenazas directas al presidente Maduro.
Aparece entonces, con más fuerza, la amenaza del uso de la opción militar. Comienza a circular información sobre preparativos de EEUU para movilizar tropas, concretamente desde San Diego y la costa este de Florida, se estima que hasta zona colombiana fronteriza con Venezuela. El gobierno cubano, por su parte, alertó sobre el desplazamiento, hacia República Dominicana y Puerto Rico, de fuerzas de operaciones especiales y de la infantería de marina “que se utilizan para acciones encubiertas, incluso contra líderes de otros países”. Esto, a la vez que Holanda autoriza la intalación de un centro de acopio en Curazao para insumos de la supuesta ayuda humanitaria, simultáneamente al anuncio del gobierno de Brasil de mantener tropas en el estado de Roraima, fronterizo con Venezuela, por un lapso de sesenta días más.
El Gobierno Bolivariano, por su parte, además de la intensa actividad diplomática y mediática, viene profundizando los ejercicios militares en el marco de la doctrina de unión cívico militar para la defensa integral del territorio. La Corriente Revolucionaria Bolívar y Zamora se ha incorporado a los mismos con su militancia activa en la Milicia Nacional Bolivariana, y hace un llamado a todas las fuerzas y corrientes patrióticas del país, independientemente de posiciones ideológicas y más allá de las críticas, errores y desviaciones éticas y políticas de sectores del gobierno, a incorporarse con firmeza en las tareas de defensa de la patria.
Asimismo, hacemos un llamado a la dirigencia de la revolución a intensificar las acciones vinculadas al anuncio hecho sobre la convocatoria a asambleas populares y cabildos abiertos de cara a unas elecciones adelantadas de la Asamblea Nacional. Es central en esta batalla que el ejercicio de la política implique una radical apertura a la participación y protagonismo popular, al debate y análisis colectivo, horizontal entre la gente y la dirigencia de todos los niveles. Las movilizaciones masivas y los actos políticos son necesarios, pero es clave que se den pasos a una política centrada en los principios de la democracia revolucionaria, cuyo basamento fundamental es el poder de la gente, el poder popular.
Es necesario además, abrir espacios a organizaciones de todo tipo (profesionales, trerritoriales, gremiales, vecinales, partidistas, religiosas) más allá del chavismo. La hora actual requiere de una convocatoria que sea capaz de sumar todas las voluntades que están contra contra la injerencia y la guerra. La fuerza del país debe estar puesta en la preservación de la paz, la soberanía y la democracia. En esa dirección, La Corriente está impulsando realización de Marchas Patrióticas Populares Cívico-Militares en los territorios, en las comunidades. Se trata de ir creando espacios de participación amplia, en donde todos los sectores puedan materializar la necesaria alianza nacional por la paz, la soberanía y la democracia.
Son horas cruciales y Venezuela necesita de la incorporación de toda la población a esta batalla histórica. No se trata únicamente de defender al presidente Maduro y al gobierno bolivariano. Lo que está en juego es la vida misma del país, de la nación, es decir, nuestra existencia como pueblo, nuestra unidad histórica, cultural, afectiva. No hay tiempo para vacilaciones. El momento es ahora.
Coordinación Nacional Corriente Revolucionaria Bolívar y Zamora