El micrófono anda de mano en mano. La lista de solicitudes de intervenciones crece. Es fácil pensar una anécdota o enlazar una reflexión a partir de las palabras que se escuchan en este V Encuentro Latinoamericano de Educación Popular Ambiental. Caminos trae una síntesis de algunas de esas voces puestas en diálogo.
-Luis Guillermo, arquitecto, profesor e investigador de la Universidad de Pinar del Río, en Cuba: sugiere que “este evento tenga más presencia institucional, porque muchos de los planes y proyectos que parten de las instituciones no tienen suficiente participación ciudadana y sería bueno complementar esa presencia institucional y ciudadana.
“El concepto de desarrollo sostenible, de por sí es el concepto de Naciones Unidas, del capital, como mismo el de áreas protegidas como concepto debe ser deconstruido. Muchas veces los planes de manejo les impiden a las comunidades entrar a las áreas protegidas, se generan islas ecológicas a las que las personas no tienen acceso. Se hace planeamiento territorial sin tener en cuenta un planeamiento ambiental, por lo que sigue teniendo una visión muy antropocéntrica, en función de las necesidades humanas básicamente”.
Jaime Magdaleno, de México comenta que “mucha gente sigue haciendo educación ambiental como medidas remediales, qué hacemos con la basura, con la contaminación y para eso usamos a la gente, la hacemos culpables y vamos movilizando más a la gente en torno a ideas de conservación. En qué momento entra la incidencia política en esos procesos. Si no hicimos incidencia política desde el diseño entonces no estamos haciendo educación popular, sino educación ambiental. Puede haber un pueblo completo movilizado el Día Mundial del Medio Ambiente recogiendo la basura y al día siguiente vuelven a echar la basura a la calle”.
Nury García, de Perú: ¿Cómo se activa lo comunitario, lo colectivo? porque ese sentido no siempre está. Nos encontramos comunidades donde cada grupo de poder tiene lo suyo y ahí aparecen las desigualdades. Entre campesinos hay algunos que no tienen tierras fértiles y se ven obligados a vender su mano de obra. Esos son los que cuando llega una minera no la niegan porque les da trabajo. Entonces lo colectivo no está siempre, muchas veces somos ligeros diciendo que la comunidad traiciona un proyecto, pero ¿estamos realmente preparados para trabajar con las comunidades?
Betty Hernández, del Centro de Educación y Promoción de Desarrollo Sostenible (CEPRODESO), en Pinar del Río, Cuba: “la gestión comunitaria transcurre en espacios micros, y pueden levantar los elementos identitarios que hay allí. La gestión tiene que ser muy desde abajo pero que empoderen. Para ello hay que formar a los grupos gestores comunitarios. Esos procesos han sido la apuesta de CEPRODESO en sus diez años. Se nos va a ir las vida en esto y qué bueno que así sea. ¿Cómo lograr que la gente se empodere y se sienta responsable de la gestión comunitaria, y que se deconstruya desde lo personal y lo social, al estado, a Dios o a un padre al que pedirle o hacerle responsable de todo?”.