Por la delicadeza y cuidado con que se aborda un tema que pudo aterrizar, de no ser tratado así, en enfoques morbosos o vulgares; sin embargo, se logra armar un discurso con gran dignidad artística, mientras se emite un audaz y elevado mensaje: el respeto a la diferencia, y el derecho de los diferentes a elegir, aunque a veces ese acto consista, justamente, en la no-elección, el jurado del Premio CAMINOS, integrado en esta ocasión, por Aleight Lewis, realizadora norteamericana; Pedro Zurita, productor cinematográfico chileno; y los cubanos Lily Suárez, directora de fotografía; Frank Padrón, crítico y periodista y Rigoberto Jiménez, realizador, premiaron a XXY de la cineasta argentina Lucía Puenzo.
El premio fue dado a conocer durante la entrega de los premios colaterales del 29 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, que tuvo lugar en La Habana desde el pasado 4 de diciembre y que concluye hoy cuando se otorguen los corales a las mejores realizaciones de ficción y documental de nuestro continente.
Como es conocido Producciones Caminos del Centro Memorial Dr. Martin Luther King Jr. que viene participando por noveno año consecutivo en este festival, entrega su premio CAMINOS, a la película que, con el imprescindible rigor y calidad artísticos, promueva la afirmación de la vida, potencie una cultura y espiritualidad de solidaridad, recree y re-encante la historia desde la perspectiva de los excluidos, y estimule la participación ciudadana consciente y comprometida con la esperanza de un mundo donde quepan todos y todas.
El premio consiste en una obra del escultor cubano Argelio Perera Montesino.
Amor, sexo, felicidad: el dilema
Alex es una adolescente de trece años que esconde un secreto: es hermafrodita. Poco tiempo después de nacer, sus padres decidieron dejar Buenos Aires para instalarse en una cabaña de madera aislada del mundo. Su objetivo siempre fue que Alex creciera protegida y feliz sin los prejuicios del entorno; y que al alcanzar la pubertad pudieran decidir juntos qué camino seguir. Y ese día llegó. Ahí comienza la verdadera trama de XXY, cinta argentina de 90 minutos, cuyo guión, dirección y fotografía están a cargo de dos realizadoras: Lucía Puenzo (directora) y Natasha Braier (fotografía) y, además, cuenta con un reparto a actrices y actores bien conocidos del público cubano como Ricardo Darín, Valeria Bertuccelli, Germán Palacios y Carolina Peleritti, entre otros.
Película íntima pero no por eso menos problematizadora, reflexiona sobre dilemas tan universales como la felicidad y el amor. Alex, interpretado por la actriz argentina Inés Efrén, se encuentra en un trance existencial sobre la ambigüedad de su identidad que la obliga a vivir marginada.
El discurso narrativo parte de lo particular a lo universal, pues el dilema de elegir qué quiere uno hacer con su cuerpo o la incapacidad de tomar decisiones al respecto es algo que concierne a la humanidad entera. Hay en esta cinta una densidad en el perfil de los personajes que sostiene toda la complejidad de los debates actuales acerca de la intersexualidad sin descuidar las diferentes posiciones respecto del amor y del sexo.
Pero quizás su maestría está, precisamente, en el inteligente tono escogido por sus realizadores que evade caminos trillados. La cámara recorre, como agujas de relojero, la trayectoria de los protagonistas que lograron imponer la credibilidad necesaria al relato. La fotografía y la música son otros elementos que hacen de esta trama una obra cinematográfica de enorme vigor emotivo.
En esta película se exponen temas que hablan del hombre y de sus íntimos elementos, en los que se asocian el sexo y el amor con suficiente fuerza como para interesar no sólo a una audiencia cada vez más plural sino también que explora con una nueva mirada asuntos que calan en el alma y el corazón.