Este título bien podría llevarnos a pensar en un filme, tal vez, en uno del cineasta español Pedro Almodóvar, pero no se trata de juegos de palabras, ni menos, de ficción, sino de una dura realidad de todos los pueblos que están siendo afectados por la construcción de megarepresas. Así lo puso en claro, durante la Cumbre por Justicia social y ambiental, una mesa en la que participaron afectados y afectadas por las represas en diferentes regiones de Latinoamérica. Esta sesionó junto a la instalación de una muestra fotográfica que denuncia e inmortaliza las consecuencias de la guerra por el agua.
Desde México, Brasil, Guatemala y Perú, se ofrecieron testimonios sobre los conflictos, intereses y problemáticas que trae consigo cualquier megarepresa establecida en el cauce de un río que provee agua a una población.
Al día de hoy existen en Perú unas 55 represas proyectadas para su construcción, la mayor parte de estas queriendo ser instaladas en la cuenca amazónica. El objetivo: vender energía para los diversos proyectos extractivistas, que cada vez son más grandes en esa nación (Proyecto Conga y Minera Xstrata, por ejemplo). Hoy los conflictos socioambientales allí son más de 250.
Jerónimo, de Guatemala, es familiar de varios de los 444 indígenas asesinados en la comunidad Achi durante la masacre concretada para la construcción de la represa Chixoy en la década de los 80. Esta represa iba a traer desarrollo para la gente pobre, decían desde el gobierno y la empresa. “No somos tontos, nos convierten en pobres cuando nos quitan lo que tenemos”, afirma contundente Jerónimo. Hoy en día esa comunidad vive en la ribera de un embalse que apesta; la electricidad la venden al exterior y la represa se construyó con dinero público, provocando endeudamiento en los 90. En Guatemala, existen 134 proyectos para concesionar represas, y otros 290 para minería. Todos estos proyectos están vinculados con la producción de energía para el Plan Puebla-Panamá entre otros objetivos, gestiona y ejecuta proyectos extractivistas de bienes naturales en la región mesoamericana, no para las comunidades.
“No estamos dispuestos a entregar nuestros territorios”, postula un movimiento de resistencia frente a estas situaciones, y el cual ya tiene 15 presos políticos por luchar por el agua.
Libertad nos cuenta qué sucede con uno de los mayores ríos de México ubicado en Jalisco. Ya se encuentra completamente envenenado, y junto a él, la población que vive a su alrededor. Ahora se busca apresar el único río no contaminado de la región, el Río Verde. Apresarlo para que el agua sea utilizada por un complejo industrial cercano a su cuenca que consume mucha agua para la producción de los productos (General Motors, Pirelli, etc). De nuevo lo mismo: agua dulce para las transnacionales y no para las poblaciones… y entonces se vuelve amarga.
El movimiento de afectados por represas de Brasil socializó informaciones interesantes para analizar la dimensión del tema tratado: con 1000 Gigabites América Latina tiene el mayor potencial de hidroenergía en el mundo, lo que representa 10 veces más del consumo energético total de Brasil. Solo en Brasil existe un millón de personas afectadas directamente por las represas, y si sumamos los afectados de manera indirecta la cifra asciende a 20 millones. Redes de prostitución son organizadas por las propias empresas, mercantilizando a la mujer (incluyendo menores de edad).
Y para completar el combo: la energía generada por las hidroeléctricas es de las más baratas para producir, sin embargo, Brasil ocupa el tercer lugar entre los países que más cara cobra la electricidad a sus habitantes; nuevamente las únicas beneficiadas con este tipo de energía son los proyectos mineros que demandan gran cantidad de energía y que la consiguen a un precio muy barato por medio de los acuerdos con los gobiernos.
Otras luchas por el agua
Venido desde Italia, Renato comparte otras maneras de luchar por el derecho al agua. Una campaña contra la privatización del servicio de agua potable, promovida a través de una ley sancionada por el ex-primer ministro italiano Silvio Berlusconi, se instaló en gran parte de Italia. Se logra la convocatoria a un referéndum para que el pueblo decida si quiere o no la privatización del servicio, pero el mismo no sería válido si no votaba la mitad más uno del padrón electoral. Los medios de comunicación masivos (con relación directa con el gobierno de Berlusconi) invisibilizaron esta campaña, por tanto el movimiento tuvo que generar creativas estrategias para que la sociedad asista al mismo. Se colgaron banderas en los balcones de las casas, hablaron con los ciudadanos en los supermercados, canchas, iglesias, se realizaron movilizaciones. El resultado: 65% del padrón asistió a votar, y el 75% de ese total se manifestó contra la ley. Aun así, desde el poder no le hicieron caso a la decisión popular, la ley se concretó y las boletas de agua empezaron a venir con el aumento. Y nuevamente la imaginación al poder: mediante un programa de computadora le descuenta ese aumento a cada factura, y como es una estrategia que no alcanza al conjunto de la población se sigue luchando para derogar esa ley antipopular.
Como ultima noticia, pero no menos importante, está el caso de la tercera región más populosa de Brasil: Belo Horizonte. Allí existe un cerro sin minas, quizás el último de Brasil, llamado Gandarela. En estos tiempos se busca instalar una mina de hierro a cielo abierto, mientras que los movimientos que resisten esta acción pretenden convertirlo en parque nacional. Lo que está en juego, fundamentalmente, es un gran manantial que contiene el Gandarela y que es primordial para el consumo de agua potable en dicha región. “Lo que sea del Gandarela está en tus manos, en nuestras manos.”
tomado de http://www.albamovimientos.org