Sabemos que la masacre de Curuguaty, sucedida el pasado 18 de junio, donde fueron asesinados 11 campesinos, se planificó para darle el argumento político a la dictadura judicial y parlamentaria, para que actuase e intentara revertir como ha sido constante desde abril del 2008 el avance de los cambios populares y sociales en la hermana nación del Paraguay.
El mismo Parlamento paraguayo, que ha obstaculizado diversos procesos de integración latinoamericana, ahora pretende reposicionar los privilegios de sectores de la oligarquía, a partir de la alianza entre las empresas de comunicación y los partidos tradicionales y de derecha.
La situación que vive Paraguay en estas horas se entrelaza con recientes acontecimientos de remilitarización y violación de los derechos democráticos de los pueblos a lo largo del continente. Las campañas contra Bolivia; las operaciones contra la Revolución bolivariana y el fallido intento de derrocarla a la fuerza en 2002; el golpe contra Manuel Zelaya en Honduras en 2009, y la componenda contra la Revolución ciudadana en Ecuador en 2010, marcan en nuestros días la estrategia geoimperial para detener procesos de cambio político y social en Nuestra América.
La Articulación de Movimientos Sociales hacia el ALBA, que ratifica su solidaridad con el movimiento campesino paraguayo, denuncia rotundamente las acciones desestabilizadoras.
Pedimos a los gobiernos y a los mecanismos de integración en la región que actúen mancomunadamente para preservar el legítimo y democrático proceso popular en Paraguay.
Rechazamos los actos represivos y de criminalización contra los movimientos y organizaciones sociales que luchan por sus derechos y contra las políticas imperiales y neoliberales.
¡Movilicémonos en defensa de la democracia y la soberanía de Paraguay y de Nuestra América!