Entre cantos y oraciones la nueva hornada de “mecquenses” cubanos, junto a alguno de sus líderes más representativos en épocas anteriores, depositaron una ofrenda floral ante la tumba de joven mártir bautista, como parte de las actividades que realizaran, por la conmemoración, en la ciudad de Santiago de Cuba, a más de 900 kilómetros al oriente de esta capital.
“Era necesario subir a la Gran Piedra, lugar que marcó la formación del MEC en Cuba, y desde donde aquellos jóvenes miraron la Sierra (Maestra) y se comprometieron para siempre con muestro país”, expresó Jayler García Nazco, su actual presidente nacional, quien explicó que desde ese sagrado lugar se realizó una celebración litúrgica “en la cual dimos gracias a Dios por permitirnos ser parte de la historia”.
La ocasión fue propicia para reconocer la labor de aquellos primeros jóvenes a favor del ecumenismo, la Iglesia y la sociedad, como fue el caso de los líderes Nacyra Gómez, Idalberto Carbonell, Ángel Prado, María Villalón y la pastora y reverenda Gisela Pérez Muñiz. Otros históricos que no estuvieron presentes serán reconocidos posteriormente.
“Más que celebrar la vida de nuestro movimiento, nuestro interés era reflexionar sobre cuáles fueron las motivaciones que dieron lugar a la fundación del MEC. Comenzaba la década de los ‘60, recién triunfaba la Revolución Cubana, nuestro país se declaraba socialista y un grupo de jóvenes cristianos intentaba jugar un papel activo en las transformaciones sociales de aquel instante”, expresó García Nazco y señaló que no hubiera sido posible aquel momento fundacional si no hubiese sido por la calidad del análisis bíblico y la coyuntura social de teólogos de la categoría de los doctores Adolfo Ham y Sergio Arce, si no hubieran permanecido en Cuba “y menos si no se hubieran planteado un compromiso social acorde al momento histórico que les tocó vivir desde una perspectiva cristiana. Nos recordaron el éxodo de pastores y líderes eclesiales dejando a su suerte a la Iglesia en Cuba. Fueron ellos, entonces, a quienes les correspondió demostrar que era y es seguro ser y servir, cristianamente, en una sociedad socialista.
”Refiriéndose a los nuevos retos de los cambios que se anuncian en Cuba, en el perfeccionamiento del modelo social, dijo que “evidenciamos que las motivaciones, desde la perspectiva de la fe, siguen siendo las mismas. Es por ello que nuestra Asamblea Nacional del MEC ha emitido una declaración oficial con motivo de su 50 aniversario”.
En el documento se afirma que “Hoy más que una celebración asumimos este aniversario como un compromiso de continuidad al proceso histórico que ha vivido el Movimiento Estudiantil Cristiano de Cuba (MEC-C), en su afán de ser consecuente con las realidades del pueblo cubano.
“Por tanto declaramos que: Estamos comprometidos en seguir siendo un espacio de diálogo y participación con inspiración cristiana, que nos permita ser protagonistas de las actuales transformaciones que vive el pueblo cubano; demandamos el cese del injusto y anticristiano bloqueo del gobierno de los Estados Unidos hacia Cuba, teniendo en cuenta que este le afecta, en primera instancia, a nuestro pueblo, sin obviar la carga de prejuicios que provoca en la población norteamericana; nos unimos al clamor por la libertad de nuestros cinco luchadores antiterroristas prisioneros en los Estados Unidos, reconociendo lo injusto de su proceso judicial y lo digno de su labor en aras de nuestra seguridad; consideramos la intervención militar de las fuerzas de la OTAN en Libia una violación de los derechos humanos y nos sumamos al reclamo mundial por el cese de las acciones bélicas y la manipulación mediática.
“La juventud del MEC-C se mantiene fiel a los principios e ideales por los cuales surgió, apostando por el ecumenismo, la Iglesia y la sociedad cubana; asumiendo el ejemplo de vida de Frank País García y el legado de Jesús de Nazaret”, concluye el texto.
por José Aurelio Paz
Consejo de Iglesias de Cuba