La noticia despierta la solidaridad a su paso por las redes: 27 activistas del Observatorio de la Escuela de las Américas (SOAW, por sus siglas en inglés) fueron detenidos por protestar frente a la Casa Blanca. Es el saldo de la más reciente acción de la organización que, desde 1990, reclama el cierre de este centro militar ubicado en Georgia, Estados Unidos.
La historia de SOA Watch, según puede leerse en la página digital soawlatina.org, comenzó poco después de comprobarse que el Batallón Atlacalt, responsable del asesinato de seis sacerdotes jesuitas durante el conflicto en El Salvador, había sido entrenado en la Escuela de las Américas. “Este descubrimiento motivó al padre Roy Bourgeois, fundador de SOAW, a protestar y denunciar públicamente la vinculación de esta escuela militar con violaciones a los derechos humanos, no sólo en El Salvador sino en todos los países de América Latina”, refiere la web.
A lo largo de 20 años, son diversas las vigilias y otras movilizaciones promovidas por la organización. “Para engañar a la opinión pública y hacer creer que la Escuela de las Américas (SOA) había sido clausurada cambiaron su nombre por Instituto de Cooperación para la Seguridad del Hemisferio”, explica a Caminos Pablo Ruiz, integrante de SOAW. “De alguna manera esto fue factible durante años; aquí jugaron un rol clave los medios de comunicación que se sumaron a la orquesta y difundieron que la Escuela había cerrado”.
“En nuestros viajes por América Latina hemos encontrado a ministros de Defensa y hasta presidentes que piensan que esa academia militar ya no funciona. Hay organizaciones sociales y de derechos humanos que también lo creen. Ante esto hemos hecho un trabajo de concientización. Si bien la Escuela de las Américas cambió el letrero de su entrada, sigue funcionando en el mismo edificio, con los mismos instructores y con los mismos objetivos. Los graduados siguen actuando y ahí los vemos: en Colombia; en la represión del 2003 en El Alto, Bolivia; y en Honduras, encabezando el golpe de estado que derribó a un gobierno elegido democráticamente”.
Este fue el inicio de una entrevista sostenida vía electrónica con el activista chileno, quien nos profundizó en la trayectoria de ese movimiento antimilitarista. Hoy, SOAW no sólo exige la clausura de la Escuela de las Américas, sino que enfrenta cualquier vestigio de militarización y represión contra los pueblos. Por eso, nos dice, también se integraron a la campaña América Latina y el Caribe, una región de paz: fuera las bases militares extranjeras: “Nuestros hermanos de América Latina, reunidos en Venezuela en junio del 2010, nos abrieron los ojos: el tema no es sólo la SOA, son las bases militares de Estados Unidos en el continente, la reactivación de la Cuarta Flota, y los acuerdos militares con los gobiernos de Panamá y Costa Rica para que la Armada estadounidense use sus puertos”.
SOAW está impulsando además la campaña ¡Puentes Sí, Bases No! ¿Cuál es el sentido de estas articulaciones en la lucha contra la escalada militarista que atraviesa el continente?
“Nuestro movimiento ha tenido aprendizajes durante estos largos años. Al comienzo detectamos la relación de SOA con un sinnúmero de crímenes en América Latina, pero después entendimos el por qué de esas muertes que son el resultado de la defensa de los intereses económicos por las grandes corporaciones que orientan al gobierno de Estados Unidos a intervenir militarmente cuando los ven en riesgo. Nosotros lanzamos hacia nuestro movimiento la campaña !Puentes Sí, Bases No! porque creemos que Estados Unidos no puede seguir con esta escalada y debe, en cambio, tender puentes que no sean militares. Básicamente, debe respetar la autodeterminación de los pueblos y ayudar a superar las desigualdades sociales que se viven en los mismos Estados Unidos y en toda América Latina”.
“En SOAW, tenemos claro que hay que salirle al paso a los planes de guerra del imperio y pararlos, aunque no es fácil poner temas nuevos, ampliar la mirada de nuestros compañeros. Nosotros trabajamos con gente común que ha tomado conciencia del vínculo de la SOA con las violaciones a los derechos humanos. No son necesariamente compañeros con una formación política muy marcada o con conocimientos más globales de lo que ha hecho Estados Unidos en América Latina. Por eso, seguramente, a algunos les costará más entender este giro que hacemos. Pero lo creemos importante y por eso estamos apoyando la campaña contra las bases extranjeras en América latina. Lo hacemos porque en nuestra alma, en nuestra esencia, defendemos la solidaridad entre pueblos hermanos. Lo hacemos porque creemos en la paz y en la justicia”.
SOAW ha realizado acciones en Estados Unidos y en América Latina. ¿Qué ha significado para la organización reunir a activistas en estos territorios, e incluso, frente al propio edificio de la Escuela de las Américas?
“En estos 20 años de lucha, miles de personas han sido detenidas y unas 243 han sido condenadas a prisión. Estas protestas son una forma de mantener el tema vigente. Los prisioneros, con su sacrificio y el cumplimiento de sus condenas, hacen conciencia ante la ignorancia tan grande que tiene el pueblo estadounidense”.
“También la lucha la hemos llevado al Congreso de Estados Unidos. Hemos estado a seis votos de ganar un proyecto de ley para cerrar la Escuela de las Américas. Seguiremos insistiendo y haciendo conciencia en los legisladores sobre la inutilidad de SOA tanto para Estados Unidos como para América Latina. Quizás una de nuestras grandes victorias es que los países renuncien a enviar sus soldados a la SOA. Así lo han hecho Venezuela, Bolivia, Argentina y Uruguay. Esperamos que Paraguay, Ecuador, El Salvador y Nicaragua se sumen pronto a estas naciones; no podemos entender que sigan enviando soldados a la SOA después de todo el sufrimiento que han vivido estos pueblos gracias a la injerencia de los gobiernos de los Estados Unidos”.
“En esta lucha los movimientos sociales han tenido una importancia tremenda ya que han ido entendiendo que la SOA nos afecta a todos y no es un problema sólo de los Estados Unidos. En ese sentido, en junio del 2010, realizamos el Encuentro entre los Pueblos en Sanare, Venezuela, y logramos reunir a líderes de casi toda América Latina con activistas de SOAW. Este encuentro ha sido vital para entender que la Escuela de las Américas es una de las herramientas de dominación que existe, pero que hay otras, como las bases militares extranjeras, la cuarta flota, los ejercicios conjuntos, etc.
“Por otro lado, queremos denunciar que el FBI estuvo recientemente vigilando e infiltrado en las actividades de distintos movimientos, entre ellos SOAW”.
En 1996 se hicieron públicos los manuales de formación militar utilizados por la Escuela de las Américas. ¿Qué rescata de estos documentos el entrenamiento que militares y policías reciben hoy en este centro?
“Primero, no sabemos si se siguen utilizando esos manuales u otros. Por razones militares ellos no lo dirían, además causaría una imagen pública negativa el reconocimiento de que se enseñan métodos de tortura, ya que automáticamente se pondrían al margen de la ley y del derecho internacional humanitario. Sin embargo, los manuales de 1996 fueron una prueba objetiva para nosotros de lo que ya se sabía hace años. No nos sorprendería, en todo caso, que algún día se descubrieran nuevos manuales de tortura. Hay que recordar los de la CIA, que aconsejan utilizar métodos de tortura contra los prisioneros en Guantánamo (en la ilegal base de Estados Unidos) y que fueron revelados hace pocos años.
A pesar de que hubo una censura a esos métodos a causa de la revelación, y que se anunció una investigación, no tenemos certeza de que la tortura se haya desterrado en los procedimientos o en la capacitación de los militares en Estados Unidos”.
“El tema de fondo, que estaba en esos manuales, es que en nombre de la “seguridad” se puede hacer de todo: torturar, desaparecer personas, reprimir, etc. Sinceramente, esa forma de pensar sigue instalada en la mentalidad militar y en la policía de muchos de nuestros países de América Latina. Basta la orden superior y ahí están nuevamente los militares combatiendo al “enemigo interno”, dando golpes de estados, torturando, matando, etc.”.
¿Qué relación existe entre la llamada Academia para el Cumplimiento de la Ley (ILEA, por sus siglas en inglés) y la Escuela de las Américas? ¿Cómo se involucran en la criminalización de los movimientos sociales en América Latina?
“Tanto ILEA como SOA son escuelas de capacitación para policías y militares de América Latina administradas por los Estados Unidos. Por ello, ambas deben compartir la ideología de la Seguridad Nacional que es una política de Estado. Por supuesto, hay variantes actualmente. Hoy la lucha, en su discurso, no es contra el comunismo, sino contra el terrorismo, las bandas organizadas, el narcotráfico. Bajo esos nuevos enemigos se esconde la lucha contra el movimiento social. Sin conocer a fondo a la ILEA, es evidente que muchos policías de América Latina implementan la Doctrina de la Seguridad Nacional y reprimen duramente las protestas ciudadanas siguiendo la lógica del “enemigo interno”.
Durante su campaña, el actual presidente de Estados Unidos mencionó el cierre de la Escuela de las Américas, pero hasta hoy ha sido sólo una promesa. A juicio de SOA Watch, ¿cuáles son los propósitos que siguen reteniendo la clausura de este centro?
“El presidente Obama no sólo ha mantenido SOA, también incumplió respecto a Guantánamo. Las razones por supuesto que esgrimen son de estado, de la “seguridad nacional”. Ellos creen que ambas instituciones sirven a los intereses de los Estados Unidos. Son las soluciones militares y la violencia las que se privilegian y se utiliza el pretexto ahora de la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico.”
La escalada militarista en la región mantiene a Colombia y suma a Honduras con el golpe de Estado del 28 de junio del 2009 –aunque también podrían mencionarse otros países- como puntos para acallar las transformaciones políticas y sociales en AL. ¿Cómo interviene la Escuela de las Américas en el clima de violencia que viven estos territorios?
“A nuestro juicio el objetivo de la Escuela de las Américas es adoctrinar a los militares de América Latina y que estos sean aliados fieles de los Estados Unidos. En la Escuela de las Américas se hacen los contactos y se crea una relación con los más leales. Por eso, para nosotros no fue una novedad que Romero Vásquez, el jefe del ejército de Honduras, estuviera involucrado en el golpe de estado. En todo caso la Escuela de las Américas es parte de un engranaje mayor que tiene por fin asegurar los intereses de los Estados Unidos. Las violaciones a los derechos humanos en Colombia por parte de militares también son consecuencia en gran medida de la ideología que enseña Estados Unidos, en la que los derechos de la gente se dejan a un lado por supuestas razones de seguridad”.
¿Qué mensaje dejaría SOA Watch al movimiento de solidaridad, contra la guerra y la criminalización que existe en AL y en otras partes del mundo?
“Primero decir que estamos felices de incorporarnos más al movimiento social de América Latina y de ir compartiendo las esperanzas y el trabajo con tantos compañeros y compañeras que luchan en todo nuestro continente por la paz. Por otro lado, tenemos la sensación de que los tiempos que vienen pueden ser difíciles y por eso debemos actuar de manera conjunta para ir sumando nuevas voluntades a la tarea común que es defender la soberanía y los derechos humanos de nuestros pueblos. Para ello, es vital mejorar nuestra coordinación y acción solidaria. Somos ¡Una Sola América! que debe seguir luchando por su felicidad y para que reine la paz y la justicia social en todos nuestros pueblos”.
- Tags
- Article