Sobre el proceso de educación, concientización y empoderamiento del sujeto para la conquista de estos derechos versó la última jornada del taller sobre Paradigmas emancipatorios. Dos experiencias en Cuba: la del Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX) y la de El Mejunje, en Villa Clara, ejemplificaron la inserción del país en estas transformaciones.
Según Mariela Castro, directora del CENESEX, el trabajo de la institución se propone contribuir con un cambio cultural en relación con las desigualdades, las identidades, los prejuicios que todavía sustentamos, a veces, de manera inconsciente. De esa forma, dijo, también aportamos a la construcción del socialismo.
“Eso es lo apasionante de este proceso de hacer el socialismo. Aprender, hacer nuestra síntesis, discutir y desarrollar iniciativas participativas. Si no hay participación no estamos haciendo socialismo, por eso abrimos espacios donde se discuta, surjan ideas y tengamos retroalimentación. Así, en la práctica constante, elaboramos el espacio donde queremos vivir. Es lo que intentamos hacer desde el CENESEX junto a otras instituciones y organizaciones de la sociedad civil”, apuntó.
También explicó el propósito de no obviar ninguna realidad cubana en el proceso de construcción de una sociedad justa y emancipadora, que debe atraer la mirada a la esencia de la revolución cubana: la justicia social plena:
“¿Cómo vamos a obviar estas realidades de personas que son discriminadas desde los prejuicios y la ignorancia? No podemos seguir legitimando esas ideas, prejuicios, mitos. Nuestro trabajo es convocar, crear espacios para que elaboremos, reelaboramos, pensemos sobre esas cosas que se fueron quedando, que no fueron analizadas profundamente como sí ocurrió con la explotación de los seres humanos, y que dio paso al salto cualitativo que significó deshacernos del capitalismo”.
Para erigir “una nueva sociedad con el paradigma emancipatorio del socialismo tenemos que darnos cuenta de qué se nos quedó porque los prejuicios no permitieron percatarnos de que formaban parte del mismo proceso aunque ese salto revolucionario se dio desde visiones muy amplias, pues, incluso, abarcó los temas de la mujer. Pero hubo otros temas que no avanzaron y que recientemente están encontrando su espacio, articulando su discurso y es ese proceso relacionado con la discriminación a personas por su orientación sexual y su identidad de género”.
Mariela reconoció también la importancia de desarrollar acciones de encuentro como el Día contra la homofobia puesto que “ la homosexualidad no es el problema sino, la homofobia, los prejuicios arraigados en nuestras culturas y sociedades, y hacia ello llamamos la atención para darnos cuenta dónde están sus orígenes y que se basan en la explotación de los seres humanos. Las raíces de la homofobia son las mismas en el mundo entero.”
Como parte de la labor del CENESEX, dijo, está “la formación de activistas, también heterosexuales, porque todos formamos parte de esa gran diversidad que nos une para cambiar la sociedad. Tanto discriminados como discriminadores han reproducido los mismos prejuicios, hay que llamar la atención hacia cómo seguimos reproduciéndolos, cómo operan en nuestras subjetividades, en las relaciones humanas, en las políticas , en nuestras leyes. Hacia allí nos dirigimos”.
Por su parte, Ramón Silverio recorrió los momentos más importantes de la conformación y consolidación del proyecto cultural El Mejunje, en Villa Clara, y nos motivó a conocerlo con nuestros propios ojos:
“ El Mejunje es un sitio que no se describe con palabras, es un sentido, un ambiente de mucha diversidad donde todo el mundo puede relacionarse. En Santa Clara, con una estética de gran ruina, se ha construido esta casa donde va mucha gente. Eso es El Mejunje: inclusión social verdadera, donde la gente siempre quiere quedarse un poco más. Cuando no había luz encendimos velas; cuando llueve limpiamos todo y seguimos. No hay ninguna justificación para cerrar este espacio en el que también se trabaja mucho”.