1. El actual escenario internacional atraviesa por una crisis estructural del modelo civilizatorio capitalista, neoliberal y patriarcal.
2. Este modelo está comandado por las grandes corporaciones multinacionales y algunos gobiernos que se mueven en el marco de la internacionalización y la financiarización del capital que en su afán de acumulación desmedida profundizan la degradación ambiental y la precarización laboral. Este proceso implica la agudización del desarrollo desigual y de las asimetrías al interior de los países y entre los países y regiones, con el incremento de la inequidad y la exclusión social, la discriminación, el racismo y la xenofobia.
3. Esta creciente discriminación étnica, racial y de género reflejo de las emergentes políticas de criminalización de las mujeres y hombres migrantes de todas las edades que han ido avanzando en una creciente militarización de las fronteras, externalización y regionalización tiene su cara más cruda en los recientes acontecimientos de expulsión del pueblo rom de Francia, en los constantes rechazos en la Valla de Melilla, en la Ley Arizona, los miles de muertos en las diferentes fronteras del mundo, los miles de desplazados climáticos anuales de Bangladesh y la masacre de los 72 migrantes en Tamaulipas, México.
4. La migración forzada es una consecuencia del proceso de reestructuración capitalista que entraña una creciente monopolización de la producción, los servicios y el comercio globales. Estas migraciones masivas se deben a la violencia de conflictos y catástrofes, la trata de personas y el tráfico ilícito de migrantes y al despojo, la exclusión y el desempleo.
Crisis global y flujos migratorios
5. Se trata de una crisis multidimensional del capitalismo: económica, financiera, energética, ambiental y alimentaria. Esta crisis representa el fracaso de la globalización neoliberal, especialmente en su dimensión financiera, con graves consecuencias sociales y ambientales para el conjunto de la humanidad.
6. En los países de origen, la crisis ha significado de inmediato una reducción en los flujos migratorios, una caída en las remesas y lo más importante, refuta el falso paradigma del desarrollo basado en la migración internacional y las remesas, promovido en los últimos años por el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, como una forma de justificar las políticas de ajuste estructural y la desaparición de las políticas nacionales de desarrollo económico y social como prioridad de los gobiernos.
7. Las economías del sur global (África, Asia y América Latina), antes de la crisis experimentaron un importante crecimiento económico basado en la exportación de materias primas, reafirmando el papel histórico de estos países como proveedores de recursos naturales y energéticos. Este crecimiento trajo consigo la expulsión de millones de personas, sin opciones de un verdadero proceso de desarrollo económico y social integral.
8. El modelo funcionó para el gran capital industrial y financiero mientras las economías receptoras estaban en condiciones de absorber esta inmensa corriente migratoria, pero ahora, cuando la crisis persiste y en el norte se prioriza restablecer la rentabilidad de las grandes corporaciones, se evidencia más que nunca la falta de sustentabilidad del modelo, que pone en peligro la vida, la reproducción de la vida, la existencia misma de la humanidad y del planeta.
9. En relación con lo anterior, el cambio climático (resultado de la degradación ambiental provocada por el desarrollo capitalista) se impone hoy día como una cruda realidad, trayendo consigo transformaciones dramáticas en los ecosistemas y en la vida de millones de personas, trayendo consigo más migraciones y afectando especialmente a los habitantes de las zonas rurales, costeras y urbano-marginales, convertidos ahora en los nuevos migrantes y refugiados climáticos, con particular impacto sobre los países económicamente dependientes. Esta situación se ve agravada por el desarrollo de megaproyectos como represas, carreteras, minería y agronegocio, generando así mayores desplazamientos especialmente de los pueblos indígenas, afrodescendientes y campesinos.
Derechos humanos y migraciones
10. En las diferentes etapas del ciclo económico mundial, la constante es una sistemática violación de los derechos humanos de las personas migrantes, refugiadas y desplazadas en los países de origen, de tránsito y destino. Esto implica el desafío de garantizar la vida de todos los migrantes mediante el diseño e implementación de políticas públicas (en los ámbitos social, económico, migratorio) que pongan en el centro de su concepción a las personas e incorporen la perspectiva de derechos humanos, de género y diversidad cultural, lo cual implica participación efectiva de las y los migrantes, rendición de cuentas, igualdad y no discriminación, mecanismos de exigibilidad, justiciabilidad y no regresividad.
11. Defendemos el derecho al arraigo como resultado del cumplimiento de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales, la libre movilidad humana y el retorno, el derecho a migrar, a no migrar y a no ser desplazados y desplazadas y el derecho a la paz. Frente al hecho de que las fronteras se han convertido en espacios de no derechos nos pronunciamos por una nueva convención en las NNUU que garantice el respeto de los derechos humanos en todas las fronteras del mundo.
12. Las guerras internacionales, los conflictos armados internos, las violaciones masivas al derecho internacional humanitario y a los derechos humanos siguen provocando desplazamientos forzados y flujos de refugiados en busca de protección que afecta la vida de millones de personas. Los gobiernos niegan la magnitud de la crisis e imponen modelos de seguridad y militarización de las fronteras en detrimento de los derechos de las personas en situación de desplazamiento y refugio.
Ver declaración completa en: http://movimientos.org/show_text.php3?key=18328