Dr. Markus Droege
Señor Presidente:
Querido Reverendo Dopico:
Damas y Caballeros:
Hermanos y hermanas en Cristo:
Permítanme unirme en las expresiones de gratitud por su amable hospitalidad y su genuino interés en un intercambio fraternal con sus amigos y compañeros de Alemania.
(…)
Esta Asamblea se reúne bajo el lema “Alegría en la esperanza”, refiriéndose a Romanos 12 versos 10-15. Este relaciona la esencia de la existencia del Cristianismo: justamente estar con el pueblo, estando alegres con los que están alegres, llorar con los que lloran. Compasión, tanto en los momentos de alegría como en los de tristeza en la vida, es lo que cuenta. Nosotros nunca debemos perder la capacidad de la empatía, nunca debemos permanecer encerrados en nosotros mismos, sino más bien debemos estar abiertos a los sentimientos de nuestros hijos de Dios.
(…)
Esperanza, paciencia y la oración constante es nuestra contribución especial (…)
Esta es nuestra contribución especial, una que el mundo no puede dar; pero que nosotros podemos recibir de las manos de Dios y compartirla con aquellos que aceptan nuestro servicio.
Esta es nuestra contribución especial, una que nos distingue nuestras obras buenas y que hace la diferencia para aquellos a quienes tenemos el honor de servir.
(…)
Nunca debemos asumir que nuestro servicio es de mejor calidad que el que pueden prestar otras personas de buena voluntad; pero tampoco debemos asumir que es prescindible. No lo es. Es una pequeña pero importante contribución, justo como lo es la sal en la sopa. Esta hace una diferencia que solo puedes sentirla cuando falta.
Hacer esta pequeña, pero indispensable contribución es nuestro llamado. No siempre es fácil. De hecho puede ser muy difícil. Pero nuestra experiencia, la cual nosotros queremos compartir y discutir con ustedes, es que es grandemente apreciada incluso por aquellos que no comparten nuestra misma fe y nuestra misma esperanza, nuestras raíces y nuestras expectativas.
El mundo se encuentra en un estado muy peligroso. En Europa, pero también en muchas naciones alrededor del mundo; el nacionalismo, el populismo, el racismo y la explotación de millones de trabajadores esclavos para la prosperidad de unos pocos, la polución de la tierra y el mar y el cambio climático, son amenazas reales; pero la gente empieza a cuestionar la lógica inherente de esos sistemas que explotan. Ellos desean un desarrollo más sostenible, más justo, más pacífico.
En nuestro lenguaje cristiano esto se traduce en esperanza y la esperanza se relaciona con la venida del Reino de Dios y la esperanza libera la energía que necesitamos para modelar este mundo fugaz en la visión de la Tierra Prometida. Así que en un espíritu de fraternidad, unamos fuerzas y ofrezcamos al mundo nuestro servicio: “Alegres en la esperanza, pacientes en la tristeza y constantes en la oración”.